Este artículo se publicó hace 13 años.
Las sospechas sobre las 'monjas millonarias' llegan a Hacienda
La Policía remite a la Agencia Tributaria un informe sobre el caso
La Policía remitió ayer a la Agencia Tributaria un informe sobre el robo cometido el pasado 28 de febrero en el convento de monjas de clausura de Santa Lucía, en Zaragoza. De este modo, los agentes pretenden centrar sus esfuerzos en la detención del autor o autores de la sustracción, y dejar a Hacienda la investigación sobre la supuesta existencia de un delito fiscal por parte de la orden religiosa, según confirmaron ayer a este diario fuentes policiales.
En dicho informe, en realidad un resumen de las diligencias instruidas hasta el momento, los agentes recogen sus sospechas sobre la procedencia de la fortuna desaparecida. Así, hacen hincapié en las supuestas contradicciones en las que cayeron las monjas al fijar la cuantía y en las vagas explicaciones que dieron sobre su procedencia.
Como informó ayer Público, las religiosas aseguraron verbalmente a los agentes que acudieron al monasterio tras el aviso del robo que el dinero, que se encontraba en bolsas de basura dentro de un armario, ascendía a 1,5 millones de euros. Además, explicaron que gran parte se encontraba en billetes de 500 euros. Cuando los policías les preguntaron sobre el origen de tan importante cantidad de dinero, se limitaron a afirmar que eran "los ahorros de 40 años".
Sin embargo, al día siguiente, la priora acudió a las dependencias policiales a plasmar por escrito la denuncia. Entonces la religiosa redujo considerablemente la cuantía y aseguró que lo desaparecido ascendía a 450.000 euros, según confirmó ayer el portavoz de la orden, el abogado Jesús García Huici. El letrado achacó a un "malentendido" las discrepancias en las cifras.
Al ser preguntado por la posible apertura de una investigación fiscal, García Huici dijo desconocer que la Policía hubiera remitido a la Agencia Tributaria algún informe. En ese sentido, el portavoz insistió que todo el dinero que había en el convento estaba justificado por las actividades económicas que la orden tiene declaradas: la encuadernación de libros y la artística de una de las religiosas, Isabel Guerra, conocida como la monja pintora y cuyos cuadros hiperrealistas han llegado a alcanzar precios de cinco cifras. También recalcó que el convento está al día en sus obligaciones fiscales.
En 'The Washington Post'El sorprendente robo traspasó ayer fronteras. The Washintong Post incluyó en su edición online una información de la agencia Associated Press sobre el caso. "Me ha llamado una cadena de televisión norteamericana también para hablar del robo", reconocía el portavoz de la orden, quien calificó de "sorprendente" el interés que ha despertado el caso. "He tenido que ir al convento para tranquilizar a las religiosas. Están muy nerviosas con la repercusión que está teniendo lo ocurrido", añadió.
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