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Tenían dos casas y pierden ambas

 

 

PAULA DÍAZ

El caso de Cristina Martín y José Luis Salazar es uno de los más representativos de la crisis económica. Hasta 2007, los dos, casados, tenían trabajo. Al domicilio familiar entraban dos sueldos que les permitieron crearse la ilusión de que podían empezar a vivir mejor.

José Luis, encofrador, tenía un sueldo medio de 1.500 euros mensuales. Cristina, auxiliar de ayuda a domicilio, aportaba otros 900 euros a la economía familiar. Nunca habían tenido problemas para hacer frente a los gastos de hipoteca y se permitieron soñar con una casa más grande donde ellos y sus dos hijas pudieran mejorar su calidad de vida.

Cristina: 'Ya me cansé de llorar. Tengo que salir adelante'

De su vivienda, situada en el municipio madrileño de Meco, les faltaban 120.000 euros por pagar. La nueva, en Guadalajara, valía 240.000. El banco les dio todas las facilidades para animarles a dar el paso. 'Nos concedieron un crédito para la nueva y por la vieja no teníamos que pagar nada, siempre que la vendiéramos en el plazo de un año', explica ella. Pero con 2008 llegó la crisis, que afectó especialmente al sector de la construcción. Eso les perjudicó doblemente: José Luis perdió su trabajo y la casa de Meco no se vendió en el plazo establecido. 'Y en vez de reagruparnos la hipoteca de las dos casas, las dejaron como dos deudas independientes', detalla Cristina. 'Ahora, las dos viviendas generan intereses y es como si una casa avalara a la otra y por eso nos quitan las dos', agrega.

La pareja, que ha vuelto a vivir en su casa de Meco porque, al ser más pequeña, tiene menos gastos, ni siquiera sabe con exactitud a cuánto asciende su deuda. 'De la casa de Meco, que es la que ya ha salido a subasta, debemos 80.000 euros entre intereses y gastos judiciales', relata la mujer, de 35 años. De la segunda vivienda, la de Guadalajara, sólo han pagado un año de hipoteca y aún no saben cuándo saldrá a subasta.

En enero de este año, además, a Cristina le han bajado el sueldo y José Luis está a punto de quedarse sin derecho a paro. 'Mi marido tiene 38 años y 18 cotizados. Siempre habíamos podido pagar todo y mira ahora', exclama. 'Y es que muchas familias están como nosotros; los bancos no se cansan de engañar a la gente para quedarse con sus casas', lamenta.

Los cuatro miembros de la familia apenas viven con 700 euros

Sus hijas, de 12 y 15 años son estudiantes y los cuatro deben sobrevivir con 700 euros al mes y el futuro subsidio que pronto recibirá José Luis. Sus familias tampoco les puede echar una mano. 'Mis suegros tienen un hijo enfermo, a mi madre sólo le llega el sueldo para pagar su hipoteca y nuestros hermanos tampoco están para tirar cohetes', detalla Cristina.

A pesar de todo, Cristina es 'optimista'. 'Ya me cansé de llorar y llorar todos los días. Tengo que salir adelante, por mis hijas, y por eso me puede la rebeldía', sentencia segura.

De hecho, ellos fueron de los primeros que intentaron montar una plataforma de ayuda en su municipio. 'A la primera reunión vinieron muchos políticos pero ningún afectado', recuerda. 'La gente tiene vergüenza', opina. Por eso apoyan todas las iniciativas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Madrid, secundadas por indignados y otras asociaciones. 'Se trata de llamar la atención para que el Gobierno nos haga caso', explican los dos. 'Esperemos que todo vaya bien', concluyen.

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