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Tetraplejia y alcaldía no son incompatibles

Jesús Raga (PSOE) gobierna Bonrepòs desde su silla de ruedas

BELÉN TOLEDO

Jesús Raga gobierna una localidad de 3.400 habitantes y, como todos los alcaldes de pueblos pequeños, tiene una actividad mareante. Pasar una hora con él equivale a conocer a mucha gente: un chico que acaba de ser contratado en sustitución del funcionario que está de baja; una administrativa que le muestra, para su aprobación, el orden del día de la próxima comisión informativa; una militante del partido que acude a preparar el acto de presentación de la candidatura, que se celebrará por la noche. El alcalde también se ocupa de atender los teléfonos, el móvil y el fijo, que suenan cuatro o cinco veces a lo largo de la entrevista.

La particularidad de Raga es que afronta toda esta actividad desde una silla de ruedas. El alcalde de Bonrepòs i Mirambell es tetrapléjico y sólo puede mover la cabeza y los hombros. Su principal ayuda es Ángel, su asistente personal, que lo acompaña a todas partes. Empuja la silla, alcanza el agua o le acerca el teléfono. Raga se queja de que en el País Valencià, al contrario que en otras partes de España, todavía no se ha regulado esta figura dentro de la Ley de Dependencia. Así que el salario de Ángel sale de la asignación mensual del alcalde unos 400 euros y se completa con parte de su exiguo sueldo, de 15.000 euros al año.

'La política aún no es accesible. Sólo hay que mirar las listas, ¿dónde están los discapacitados?'

La tetraplejia de Raga es la consecuencia de un accidente de tráfico que tuvo a los quince años: 'Como no había cinturón de seguridad en los asientos de atrás, me golpeé la cabeza y me dañé la columna vertebral'. Raga cuenta que aceptó relativamente rápido que era una situación irreversible. Estudió el Bachillerato y una licenciatura a distancia. Y, hace nueve años, una conversación con su hermano mayor le llevó a entrar en política.

'Él era concejal del PSOE y todo el tiempo discutíamos sobre la gestión del pueblo. Un día me dijo que si tenía tantas ideas y tantas ganas, que por qué no entraba en el partido'. Así fue como entró primero en la agrupación y después en la lista electoral como número dos. El fallecimiento de la anterior alcaldesa, hace un año, lo aupó al puesto de regidor.

Su primera preocupación como alcalde tuvo que ver con su lesión. Se sentía responsable de mostrar a otros discapacitados que es posible alcanzar grandes logros a pesar de una lesión grave. Pero temía ser víctima del morbo y le asqueaba la posiblidad de despertar compasión. Al final, optó por darse a conocer. 'Creo que hice bien, porque mucha gente me escribió para darme las gracias por el ejemplo'. Raga destaca las trabas que sigue habiendo para el colectivo: 'Yo no me puedo subir a las tarimas en los mítines, por ejemplo'. La política, dice, 'todavía no es accesible. Sólo hay que mirar las listas electorales, ¿dónde están los discapacitados?'.

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