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Si fuera por algunas frases o por algunos tonos escuchados durante la sesión de control al Gobierno parecería que hubiéramos pasado de pantalla. Llamamientos a tomarse un café, como el de la vicepresidenta Carmen Calvo a la portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo; a los pactos y la unidad, como se ha escuchado durante el rifirrafe entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Pero muy lejos de la realidad. Pedro Sánchez y Pablo Casado se han lanzado la culpa de la crispación. "Ustedes y sus socios esparcen el veneno de la confrontación entre los españoles" o  "quien no alaba al señor Sánchez crispa, aunque tenga la mayor cifra de muertos por habitante" son dos de los argumentos que ha usado Casado. Sánchez, por su parte ha asegurado que el PP y Vox "usan el virus para derrocar al Gobierno". "La derecha y la ultraderecha -ha añadido- han hecho un frente común para hacer descabalgar un Gobierno legítimo". Ciudadanos, a pesar de sus acuerdos, no renuncia a pedir, también sobre la crispación, responsabilidades al presidente del Gobierno. Su portavoz, Edmundo Bal se ha preguntado si "¿es que estamos condenados al guerracivilismo y la política de trincheras?" El debate entre la vicepresidenta primera del Gobierno y Cayetana Álvarez de Toledo ha ido por los mismos derroteros que sus jefes de filas. La portavoz del PP en el Congreso acusaba al Gobierno de andar "consintiendo y legitimando a los golpistas, esos sí, mientras  ultrajan a los demócratas"  Carmen Calvo le ha preguntado "¿por qué enreda siempre con esa especie de autoproclamada superioridad moral y ética en la política?" Si las posturas no cambian parece que el café se va a enfriar en la mesa. -Redacción-