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Pantalones francesas
En 1800, las mujeres debían pedir un permiso a la policía para ponerse pantalones. Foto: Katy Anne / Unsplash.
Pantalones francesas
En 1800, las mujeres debían pedir un permiso a la policía para ponerse pantalones. Foto: Becca Tapert / Unsplash.

La ley que hasta el año 2013 impedía a las francesas llevar pantalones

La norma, que ya llevaba décadas en desuso, fue aprobada en 1799 pero no se derogó hasta hace apenas diez años. Resulta contradictorio que la misma cuidad que durante años prohibió los pantalones fuera la cuna del ‘look garçon’ en los años 20.

Judit Castaño

En 1972, a la política Michèle Alliot-Marie se le negó la entrada al Parlamento francés. La que fue exministra de Defensa estaba cometiendo un delito: llevar pantalones. Sí, lo has leído bien. Alliot-Marie no pudo acceder a la institución por el simple hecho de llevar pantalones. Lo peor de todo es que, desde un punto de vista exclusivamente legal, Michèle estaba incumpliento la normativa. Y es que hasta el año 2013, las mujeres de París no podían llevar dicha prenda por una ley que fue aprobada en 1799.

Hace poco más de 200 años, el 17 de noviembre de 1799, en plena Revolución Francesa, se aprobó una normativa que prohibía a las mujeres de París vestirse “como los hombres”. Es decir, llevar pantalones. La norma siguió vigente hasta el año 2013, aunque salta a la vista ya llevaba décadas en desuso. Desde que la Constitución incorporó la igualdad entre hombres y mujeres en 1946, toda disposición que contradiga este principio debe considerarse nula. 

Un permiso especial para llevar pantalones

Francia es la cuna de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad. Sin embargo, la Historia nos recuerda que existieron leyes que iban en contra de algunos de estos tres principios. Como es el caso de la normativa que prohibía a las mujeres llevar pantalones en París. Para hacerlo, tenían que pedir una autorización a la Prefectura de Policía para poder pasearse por la calle con pantalones. En 1800 se consideraba que el pantalón era una prenda masculina y que las mujeres se apropiaran de ella iba contra su rol tradicional. Además, se creía que esto atentaba directamente contra la posición social del hombre.

 

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Algunas de las mujeres que pidieron permiso a la polícia para llevar pantalones fueron Rosa Bonheur, una reputada pintora francesa y referente del movimiento feminista en Francia, o la escritora Amandine Aurore Lucile Dupin, alias George Sand. Bonheur llevaba el pelo corto, fumaba puros y vestía pantalones, un prototipo de mujer muy poco común en aquella época. Para vestir como a ella le gustaba tuvo que pedir permiso, el cual le fue concedido, aunque solo por seis meses y en lugares específicos. 

Autorizamos a la señorita Rosa Bonheur, residente en París a vestirse como un hombre por razones de salud, sin que pueda, con esta vestimenta, asistir a espectáculos, bailes y otros lugares de reunión abiertos al público. La presente autorización sólo es válida seis meses», decía la orden.

No fue hasta casi cien años después que se suavizó la ley, permitiendo el uso de pantalones en mujeres para ir en bicicleta o montar a caballo.   

Vigente hasta 2013

La ley estuvo vigente, aunque en desuso, hasta el año 2013, cuando un grupo de diputados del Partido Radical de Izquierda encabezados entonces por Gérard Charasse solicitó anular esta arcaica normativa. Fueron 213 años en los que las mujeres parisinas estuvieron sujetas a esta estúpida y desvirtuada ley. En 1946 se impuso la igualdad entre hombres y mujeres en toda Francia, por lo que esta norma quedaba anulada por este principio. 

Sin embargo, no hace tanto tiempo, en 1972, a la entonces titular de la cartera de Universidades y de Familia (1977-1981) bajo la presidencia de Valéry Giscard d’Estaing, Michèle Alliot-Marie, se le negó la entrada al Parlamento francés por llevar pantalones. La política francesa no se lo pensó y dijo: «Si es mi pantalón lo que os molesta, me lo quito ahora mismo». Tuvieron que pasar 41 años más para que se derogara dicha ley. 

Los ‘fashionistas’ y sus normas no escritas

Aunque la prohibición haya desaparecido, ahora los fashionistas se han sacado una nueva norma no escrita de la manga. Según la revista de moda Elle, las francesas no utilizan pantalones vaqueros los viernes. “Estamos pues ante una anti tendencia, que ya no habla de qué llevar, sino de qué no llevar. Y en este caso, los viernes no se llevan vaqueros en las oficinas ni calles francesas”, explica Paula Llanos, jefa de moda en Elle

Pantalón o falda, un debate absurdo  

“Las niñas con falda y los niños con pantalones”. Hasta no hace muchos años, esta era una norma no escrita en prácticamente todos los hogares del mundo. Por suerte, la “norma” discriminatoria y sexista ha ido desapareciendo de la sociedad y de espacios tan diversos como las escuelas. Sin embargo, todavía existen centros escolares, normalmente privados y religiosos, que obligan a las niñas a llevar falda. 

Son muchas las asociaciones feministas que han reclamado acabar con los uniformes escolares sexistas: pantalón, bermudas y corbata para ellos y falda, pichi y lazos en las coletas para ellas. Es evidente que la falda condiciona la libertad de movimiento de las niñas y que es incompatible con juegos que implican actividad física. 

Cómo los hombres intentan conquistar las faldas

Si Brad Pitt, todo un icono de la masculinidad, o Bad Bunny llevan una falda en público, es que alguna cosa está cambiando en los armarios de los hombres. Todavía es demasiado temprano para afirmar que esta prenda tradicionalmente femenina se ha normalizado también entre los hombres. Sin embargo, ya se han empezado a dar los primeros pasos hacia esa dirección. 

En los últimos años, influences, modelos e incluso actores han incorporado la falda en sus looks. Pelayo Díaz lleva años mostrando looks con falda en sus redes sociales. Harry Styles ya ha posado con falda para Vogue y Bad Bunny acudió al programa de Jimmy Fallon con esta prenda y una camiseta que denunciaba el asesinato de una mujer trans en Puerto Rico. 

La democratización de la falda entre los hombres aún no ha llegado por culpa de los estereotipos, pero lo cierto es que a lo largo de la Historia, ha sido una prenda muy popular entre los hombres. Desde los egipcios, griegos, romanos y aztecas hasta los aristócratas del siglo X. No fue hasta siglos más tarde que se consideraría una prenda exclusiva para mujeres.