Posos de anarquía

España para los pies a Israel y Feijóo lo empuja

Netanyahu y Pedro Sánchez junto al primer ministro belga, Alexander De Croo, durante su reciente visita a Israel. - REUTERS
Netanyahu y Pedro Sánchez junto al primer ministro belga, Alexander De Croo, durante su reciente visita a Israel. - REUTERS

En mitad del actual clima de connivencia, cuando no complicidad, con el genocida Benjamin Netanyahu, hace falta tener coraje para decirle al primer ministro israelí a la cara que está cometiendo crímenes de guerra. Pedro Sánchez lo hizo y, en lugar de reforzar su posición y hacer unidad como país en esta postura, Alberto Núñez Feijóo se desliga y se sitúa del lado del asesino. La defensa de los Derechos Humanos (DDHH) no sólo no es "una ocurrencia", como apunta el líder del PP, sino que se ha quedado corto, pues urge romper relaciones diplomáticas con Israel.

Netanyahu quiere marcar el ritmo y eso, sencillamente, no puede ser. No debe ser. El hecho de que Israel se borre de la cumbre de la Unión por el Mediterráneo, que precisamente abordará el conflicto Israel-Gaza, es un intento desesperado por mantener la batuta. La Unión Europea (UE) no debiera permitir ese privilegio a quien se ha llevado por delante la vida de más de 11.000 civiles inocentes, la mitad de ellos niños y niñas, y cuya manipulación y mentiras para tratar de justificar la matanza ha quedado en evidencia repetidas veces.

El movimiento del nuevo Gobierno de España ha sido valiente, porque no es momento para ser equidistante. Tanto el PSOE como Sumar han condenado y criticado los atentados de Hamás, pero éstos y el derecho a defenderse no justifican el genocidio contra la población palestina que está llevando a cabo Israel. Si es preciso ser la avanzadilla de la decencia para despertar a la UE de su despreciable indefinición, merece la pena, aunque el PP vuelva, una vez más, a ser desleal con su Gobierno.

Netanyahu aprovecha la equidistancia de la UE y de los sectores más reaccionarios representados en líderes como Feijóo para tratar de seguir marcando el ritmo. Así lo hizo también cuando llamó a consultas a la embajadora española después de la visita de Sánchez, y acusó a éste de defender a Hamás. El presidente español nunca ha hecho tal cosa y solo el hecho de sugerirlo debería haber provocado la indignación de Feijóo como el supuesto patriota que dice ser. El hecho de que Hamás agradezca las palabras de Sánchez es lo mismo que si en los tiempos del GAL, ETA nos hubiera agradecido a los demócratas que condenáramos el terrorismo de Estado. ¿Nos convierte eso en defensores de ETA? En absoluto, nos convierte en defensores del Estado de Derecho como nuestro Gobierno lo es del Derecho Internacional (al menos en la cuestión palestina, no sucede lo mismo con la del Sáhara Occidental).

Habría hecho mejor Feijóo en criticar a nuestro Gobierno por sorber y soplar a un mismo tiempo. No es compatible denunciar los crímenes de guerra de Netanyahu y ese mismo día, como reveló El Salto, hacerse pública la compra de armas a Israel por casi 290 millones de euros. Hay que cortar el paso al genocida, rompiendo relaciones diplomáticas hasta que cumpla con la legalidad internacional y dejando de enriquecerlo comerciando muerte.

España lleva décadas de conflicto con el comercio de armas, comprando y vendiendo a países que vulneran sistemáticamente los DDHH. En algún momento, algún gobierno español ha de extender la "democracia madura" de la que presume a todos los ámbitos, también el de las Fuerzas Armadas. Misión harto complicada, soy consciente, porque encontrar a países fabricantes de armamento que no tengan tacha moral es imposible.

Dejando a un lado la cuestión balística, si la avanzadilla moral de nuestro Gobierno causa efecto en Europa y ésta planta cara de una vez por todas al genocida, ¿volverá Feijóo a sufrir amnesia selectiva? El gallego es capaz de cualquier cosa, como de pasearse por puestos navideños en la Plaza Mayor de Madrid mientras a escasos metros miles de personas se manifiestan contra la masacre cometida en las residencias de mayores en pandemia provocada por el Protocolo de la Vergüenza del gobierno de Ayuso. Netanyahu también es capaz de lo peor, porque ya lo está haciendo. Por eso, con el PP o sin el PP, España ha de darle la espalda.

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