Dominio público

“La peste” en Galicia (otra vez)

Ana Pardo de Vera

La fábrica de celulosa que pretende Altri será diez veces más potente que la de Ence en Pontevedra, en la foto.
La fábrica de celulosa que pretende Altri será diez veces más potente que la de Ence en Pontevedra, en la foto.

El macroproyecto de la empresa celulosa Altri, que amenaza con fructificar en poco tiempo, está despertando una indignación sin precedentes en Galicia, particularmente en Palas de Rei (Lugo), donde se prevé instalar esta aberración mediaoambiental que multiplica por diez las dimensiones de la igualmente pestilente factoría de Ence, sita en la ría de Pontevedra. No hace falta ni ir a las hemerotecas para conocer lo que la factoría de celulosa y su corte de eucaliptos a gogó provocan en el medioambiente pontevedrés; con ir allí y recibir sus efluvios malolientes en la cara, una se da cuenta de que el proyecto franquista de Ence (1963), avalado por el Supremo el pasado año y apoyado por los sindicatos por la carga de trabajo que supone, es un misil contaminante para la ría y para un ecosistema, Galicia, agraciado en tanto y abandonado asimismo en otro ídem por las instituciones cortoplacistas y mentirosas. Para qué vamos a invertir en proyectos sostenibles que sí creen buen empleo si tenemos "la peste" para que la respiren los incautos/as y un planeta asfixiado de mierda plástica y otros venenos.

Los vecinos del territorio que se verán afectados por esta potencia generadora de bosques de eucaliptos, plantaciones responsables de tantos incendios, llaman así, "la peste", a la contaminación con la que Altri inundará sus pozos, sus campos, sus cultivos, su aire o sus pueblos. Llegará dicen, en cuanto la fábrica se ponga en marcha con sus vertidos, de los que dan buen ejemplo todas las condenas que se llevó la celulosa Ence por los suyos y que no impidió al Gobierno de Mariano Rajoy alargar la agonía de la ría hasta 2073 con la bendición del Tribunal Supremo, "por-que-tra-ba-jo" de la calidad que sea y contra el propio trabajador.

Al respecto del tema laboral, Altri cifra en 2.500 los empleos que creará. Sus detractores los/as vecinas dicen que no pasan de 200 (y manejan documentación de sobra, que pueden consultar en Público), pero es que, además, y puesto que viven allí, no los quieren; lo que sí quieren es que los 250 millones que va a invertir la Xunta de Rueda en la celulosa, los revierta en el rural gallego de esa zona. Ni caso, nadie del Ejecutivo se ha reunido con ellos, "por-que-ma-yo-rí-a-ab-so-lu-ta".

Desde luego, las denuncias que Altri acumula en Portugal no invitan al optimismo, pero una (lucense militante) tiene además la sensación de que este tipo de proyectos, cuya defensa ha estribado siempre en los empleos que generan por encima de todo -como las fábricas de armas o las bases militares- ya no cuelan. Y no lo hacen porque en Galicia, los sucesivos gobiernos del PP se han dedicado al cortoplacismo, a prometer lo que les va bien a ellos (molinos eólicos a espuertas, lanzados a pelo sobre los campos o el mar, que no suponen riqueza alguna para gallegos y gallegas), a no invertir un euro en servicios públicos de las zonas rurales que agonizan en el vacío, el abandono y el envejecimiento, mientras alardean de no tener deuda. ¿Pero qué deuda vais a tener si tenéis a Galicia intentando convertirla en la Marbella atlántica por la costa y con eso, a vivir todo el mundo todo el año?

Galicia se presta más que nunca a modelos productivos sostenibles, somos líderes en renovables, por ejemplo, pero a la Xunta le importa un higo y no pide nada, solo el abrazo a Feijóo de los jefazos de las energéticas a las que cede su (nuestro) país. Y ahora quieren cargarse (también) una de las pocas zonas sin contaminar y orgullosa de su territorio, pese a las carencias de un Gobierno autonómico que invierte cero en ella. "Que pague la celulosa", dicen, y no se les cae la cara de vergüenza con "la peste" que llega. Y tú les votas porque crees que te caerán las migajas de la mesa de los portugueses de Altri, a los que no quieren en Portugal, por cierto. Te hemos informado, avisado, y te diría que disfrutes lo votado, pero Lugo, Galicia, también es mi tierra. ¿Hay alguien ahí?

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