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100.000 personas ante su noche más larga

Hay instaladas unas 50 tiendas en el campo de atletismo para alojar a la mayor cantidad de víctimas posibles

EFE

Unas 100.000 personas de la región de Los Abruzos se preparan para pasar su noche más larga, entre movimientos telúricos, el frío imperante y la humedad que ha dejado la persistente lluvia que ha azotado toda la tarde a víctimas y escombros del terremoto hasta bien entrada la noche.

Los miembros de Protección Civil y los Carabinieri ya se han hecho casi con el control de la ciudad de L'Aquila, en la que largas colas de evacuados aguardaban bajo los paraguas o plásticos el cobijo prometido.

Los niños, ancianos y heridos han tenido prioridad a la hora de lograr alojamiento en una de las 50 tiendas instaladas en el campo de atletismo de la ciudad medieval, situada a 85 kilómetros al noreste de Roma, de unos 70.000 habitantes y conocida por sus inviernos rigurosos.

Finalmente a media noche todos los concentrados, algunos de ellos todavía en pijama, han recibido un colchón, una sábana, una manta y cojín para reposar la cabeza, mientras los generadores eléctricos brindan luz al campo de refugiados.

'Llevo 20 horas sin dormir' comenta una joven, Flavia Cenci, que aguarda plaza junto a su novio tras ser despertados bruscamente por el terremoto que sacudió la región de los Abruzos en la madrugada de ayer a las 03.30 hora local (01.30 GMT).

El terremoto, de una magnitud de 5,8 de la escala Richter, ha dejado unos 150 muertos, 1.500 heridos y 10.000 desplazados.

Pero L'Aquila sabe de terremotos, otros movimientos sísmicos se llevaron por delante sus iglesias y plazas primitivas a excepción de la Fontana delle 99 Cannelle y la campana del ayuntamiento, que suena todas las tardes 99 veces.

Y una vez más la ciudad de L'Aquila se ha transformado hoy en una ciudad fantasma, los edificios derrumbados y cerradas las ventanas de los que quedan en pie, mientras sus calles sólo son transitadas por periodistas y por miembros de Protección Civil y bomberos que trabajan en el desescombro.

Las palabras del primer ministro, Silvio Berlusconi, para que los habitantes de la región abandonen sus casas por si el terremoto tuviera réplica, ha decidido a otros muchos habitantes temerosos a pasar la noche en sus coches.

La situación es sin embargo más trágica en localidades pequeñas como Onna, Paganica y otros pequeños pueblos de la región golpeadas por el sismo y donde ha estallado la polémica por la tardanza en la instalación de los campamentos.

En Onna, de unos 250 habitantes, la mayoría de los ciudadanos están durmiendo en sus coches y otros en el campo deportivo, al igual que en Paganica, con 4.500 vecinos, donde la Asociación Nacional de Alpinistas ha ofrecido una cena caliente para casi 1.500 personas.

Mientras tanto, la gente espera la llegada mañana de los 1.200 bomberos y los 1.000 soldados prometidos por Silvio Berlusconi, eso si, con mucho miedo de que el terremoto de anoche se vuelva repetir porque a las 23.57 hora local (21.57 GMT) se ha registrado un pequeño sismo de magnitud 3.8 con epicentro en L'Aquila, Pizzoli, Barreto y Scoppitto.

Para los habitantes de la región de Abruzzo, donde las guías de viaje dicen que 'en pocas regiones se hallará tanta soledad', supone una sombría predicción.

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