El asesinato de una niña y de un militante sacuden Argentina a días de las primarias que definirán las elecciones de octubre
Una niña fue asesinada mientras iba a la escuela por ladrones y un joven militante murió a manos de la Policía en una protesta. Esto ha conmocionado al país antes de las elecciones primarias previas a la primera vuelta del 20 de octubre.
Buenos Aires-Actualizado a
"Iba al colegio y la mataron por una mochila", así titulaba rojo y grande uno de todos los canales de televisión que durante el miércoles solo hablaron de un tema: el asesinato de Morena Domínguez.
La niña de 11 años fue interceptada por dos ladrones a las 7.30 h de la mañana. Fue golpeada y murió poco tiempo después en el hospital. "Esto es tierra de nadie, ya le pegaron a una maestra, no es la primera vez que le roban a un nene", contaba luego una vecina en la protesta frente a la comisaría donde hubo piedrazos, llantos y desesperación en cada relato ante el azote de la inseguridad.
Ocurrió en Lanús, situado en la periferia de la ciudad de Buenos Aires conocida como conurbano, un municipio gobernado por la oposición de Juntos por el Cambio, que forma parte de una provincia a manos del oficialismo agrupado ahora en Unión por la Patria.
El segundo acusó al primero por lo que es habitual: la zona liberada por la policía que permite que los ladrones actúen a sus anchas o una ambulancia demorada por la falta de política en salud del municipio.
La oposición repitió que la razón central es la crisis que vive la provincia, el país, y la necesidad urgente, en consecuencia, de un cambio de gobierno.
El hecho ocurrió a cuatro días de las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO, por sus siglas) del domingo 13 de agosto. Los candidatos suspendieron los actos de cierre previstos para esa noche, desfilaron en canales en medio de lo que se convirtió en una conmoción nacional.
"Es una piba yendo a la escuela y a pocos metros de la escuela, eso genera un grado de identificación altísimo con cualquier padre, madre, que tiene sus hijos en la escuela; genera la sensación de que le puede a cualquiera, lo que le pasó a esa pibita le pasó a todas las pibitas y pibitos que van a la escuela en la Argentina", explica Daniel Rosso, sociólogo y periodista.
La muerte de Morena ocurrió en una Argentina que llega agotada a las urnas: una inflación del 115% interanual con un promedio del 7% mensual; titulares a diario sobre el aumento del dólar paralelo —conocido como 'blue'—, y una violencia social que se extiende, a excepción de algunas islas geográficas, a medida que se prolonga el descenso de las condiciones de vida.
En ese contexto abrirán las urnas el domingo para decidir qué candidato de cada coalición competirá en la primera vuelta presidencial el 20 de octubre.
El fantasma de la abstención
"La situación de inseguridad es alarmante, va en ascenso casi de forma lineal con el aumento de la exclusión", explica Juan Tevez, parte del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) que hace vida en las zonas más olvidadas del conurbano, y del cual forma parte el padre de Morena.
Juan Tevez: "La situación de inseguridad es alarmante"
La exclusión es doble en un país donde la pobreza se ha ubicado de manera casi estable en alrededor de 40%: material y simbólica.
"En lo primero hay algo que vemos con mucha preocupación: hoy un soldadito —primer escalón en un grupo narco— de 14 años en un barrio gana el triple que su papá que es un obrero de la construcción", cuenta Tevez en una radiografía de un sector de la sociedad del que solo se habla en casos de inseguridad.
¿Cómo conecta esa situación con las elecciones? "Veo un alto nivel de apatía, de frustración, de muy pocas ganas de participar, y creo que va a ser una sorpresa el próximo domingo, con una muy baja participación de los sectores populares por esas razones. Hay una fuerte crisis de representación, un divorcio muy grande entre la clase política y los sectores populares, vemos que no se les habla, que se los culpa de los problemas de los que no son culpables", analiza Tevez.
"La única relación entre la política y los procesos electorales con los sectores populares es de utilización como mano de obra de una campaña que no los interpela, o un proceso electoral que ni siquiera los convoca", agrega.
Las elecciones ocurridas en los últimos meses en diferentes provincias dan cuenta de ese fenómeno: la cantidad de votos disminuyó más de 5% en comparación con el 2019, en un país donde las elecciones son obligatorias.
También creció el voto blanco, nulo, señal de un descontento que se viene gestando a fuego lento y continuado luego de dos gobiernos consecutivos marcados, por ejemplo, por la pérdida ininterrumpida del poder adquisitivo de los salarios.
Tres candidaturas de derecha
"Ningún candidato me mueve el amperímetro, votar hay que ir a votar hijito, pero la verdad que no sé. ¿Sabés lo que pasa? Voy a cumplir 67 años, este país necesita un vuelvo de 180 grados", dice Adriana frente a un mostrador de venta de empanadas en el barrio de Floresta, en Buenos Aires.
"No soy liberal, no soy ni de derecha ni de izquierda, acá hay que hacer una limpieza total, el único que lo puede llegar a hacer, pero no me gusta la persona, es Milei, me gusta la idea de que hay que empezar a cortar cabezas", agrega.
Adriana es una de las que probablemente votará al candidato de ultraderecha Javier Milei, quien tiene un alto nivel de aceptación entre los más varones jóvenes, de clases medias o populares. "Es la expresión de una demanda que no encuentra curso en el sistema político, y entonces es de ruptura, de cambio radical", explica Rosso.
El candidato que se presenta como "libertario" trabaja sobre los miedos al descenso social, y carga las culpas en "los políticos", "la casta", el Estado. ¿Cuánto alcanzará el domingo en una primaria donde será el único candidato presidencial de su partido La Libertad Avanza? Es una de las grandes preguntas.
Milei construyó su espacio dentro del campo de la derecha hasta ese entonces hegemonizado por Juntos por el Cambio, la coalición que gobernó entre 2015 y 2019 bajo Mauricio Macri. El espacio se medirá el domingo con dos aspirantes a ganar la primaria presidencial: Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.
En el caso de "Bullrich ella viene a proponer un orden, y junto con ese orden se propone ella como quien tiene la fuerza y la valentía de llevar ese orden adelante, es un orden que está presentado contra parte de los sectores populares, los que cortan calles, hacen 'huelgas salvajes', los que desordenan", analiza Rosso acerca de la estrategia de la exministra de Seguridad de Macri.
Larreta, actual intendente de Buenos Aires "se presenta como un gerente, más que proponer un orden lo que viene a proponer es un conjunto de tecnologías, inclusive administrativas, para tecnificar la sociedad argentina".
Ambos, agrega Rosso, "ponen en que uno de los principales problemas de Argentina son los trabajadores y las trabajadoras", y otro problema es un adversario o a veces enemigo: el peronismo y más específicamente el kirchnerismo, es decir, el sector del peronismo encabezado por Cristina Fernández de Kirchner. "Buscamos terminar con el kirchnerismo para siempre", repite Larreta en lo que, al igual que Bullrich, es una campaña con amenazas.
Fue en esa misma ciudad de Buenos Aires donde el jueves anocheció con otra muerte: la de Facundo Molares, un militante de izquierda asesinado en una represión por la Policía dependiente de Larreta.
Ocurrió a los pies del obelisco, icónico centro de la capital del país, en un hecho que trajo otra muerte a las noticias argentinas, ante la cual el intendente optó por respaldar la actuación policial. El discurso punitivista hecho acto.
El desafío del peronismo
Existe una certeza dentro de la incertidumbre: la situación para el peronismo es particularmente adversa en vista de la situación económica, y del mal balance del gobierno de Alberto Fernández graficado, por ejemplo, en la ausencia del presidente en la campaña.
El candidato y ministro de Economía, Sergio Massa, tiene el difícil objetivo de regenerar expectativas sobre lo que sería su próximo gobierno, siendo él mismo parte del actual gobierno que no logra poner techo a la inflación, a la devaluación del dólar oficial y paralelo, y se encuentra envuelto en una negociación permanente con el Fondo Monetario Internacional que se asemeja a una extorsión.
Massa competirá el domingo contra Juan Grabois, el candidato que formó el MTE. Todas las encuestas indican que ganará Massa, pero la pregunta es cuánto alcanzará Grabois que enarbola el "programa de tierra, techo y trabajo" como señala Tevez.
El ministro de Economía "está logrando una doble afluencia de votos, una es el voto moderado de él y el voto kirchnerista que lo que no consigue él lo consigue vía Grabois", indica Rosso.
El candidato que compite dentro del peronismo con el ministro de Economía con un discurso de izquierdas ya anunció que "el que gana, gana, y el que pierde acompaña", es decir que luego del domingo debería llamar a votar a Massa.
Grabois tiene un perfil de outsider, Massa de hombre político tradicional, algo que no cotiza en alza en una Argentina exhausta, que durante el jueves tuvo todos los canales de televisión en simultáneo transmitiendo el cortejo de despedida de Morena en el barrio humilde de Lanús, con sus compañeros de la escuela al lado del cajón cubierto de flores, y por la noche el vídeo de Molares asfixiado por la Policía. Imágenes como un cross de realidad.
El domingo en la noche las urnas darán una fotografía política del país. Cuántos votos para cada candidato, quiénes competirán en octubre, cuántos se habrán abstenido de ir a depositar el sobre u optado por blanco o nulo.
Algo es seguro: la demanda de cambiar el curso de las cosas en un país que lleva dos mandatos presidenciales de deterioro, que se expresan no solamente en la macroeconomía, sino en los bolsillos del día a día, en los hechos de violencia que eclipsaron el último tramo de campaña.
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