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Cientos de tunecinos se lanzan a las calles para exigir la salida del Gobierno

En algunas ciudades, como en Bardo, en el noreste del país, se han registrado enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía, que ha tenido que disolver las protestas con gas pimienta.

Agentes de las fuerzas de seguridad tunecinas corren para dispersar una protesta contra la violencia policial,  en una imagen de archivo.
Agentes de las fuerzas de seguridad tunecinas corren para dispersar una protesta contra la violencia policial, en una imagen de archivo. EUROPA PRESS - ARCHIVO.

Cientos de personas han salido este domingo a las calles de las principales ciudades de Túnez para exigir la salida del Gobierno y la disolución del Parlamento ante la fuerte crisis económica que enfrenta el país del norte de África, agravada aún más después de un último brote de casos de coronavirus.

En algunas ciudades, como en Bardo, en el noreste del país, se han registrado enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía, que ha tenido que disolver las protestas con gas pimienta.

Los manifestantes se han congregado en las principales arterias de ciudades como Beja, Sfax, Sidi Bouzid, o Tozeur, donde la sede del partido islamista Ennahda ha sido incendiada, informa el periódico 'Alchourouk'. Las delegaciones de esta formación en otros puntos como Susa, han sido también vandalizadas.

Las protestas han discurrido hasta las sedes de la gobernación de estos lugares. El centro de la capital, Túnez, ha amanecido bajo un fuerte despliegue policial, aunque los manifestantes han logrado finalmente plantarse en las calles aledañas al edificio del Parlamento.

Los manifestantes han coreado consignas contra el presidente tunecino, Kais Saieda, exigiendo su renuncia y la disolución del Parlamento, en medio de una de las mayores crisis económicas del país de los últimos años. La pandemia no ha hecho más que profundizar una problemática que se remonta a las revueltas de la primavera árabe de 2011.

En un comunicado de prensa, la formación conservadora condenó los ataques perpetrados por "grupos anarquistas que apenas logran convencer a la opinión pública de sus elecciones populistas" y les acusó de sabotear el proceso democrático con el fin de preparar el regreso a la dictadura.

Desde comienzos de año el país magrebí vive un bloqueo institucional después de que el Parlamento apoyara la remodelación del Ejecutivo, con cambios en once de sus 25 carteras, y de que el presidente, Kais Said, se negara a aceptarla al considerar que no fue consultado previamente y debido a las sospechas de conflicto de intereses que planean sobre algunos de los nuevos miembros.

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