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Conflicto en Libia Egipto está dando todos los pasos hacia un conflicto armado con Turquía

Los recientes movimientos militares de Egipto junto a Libia constituyen un pésimo augurio. Las maniobras confirman las amenazas que lanzó hace tres semanas el presidente Sisi. En un conflicto en el que están implicadas distintas potencias, en un momento dado cualquiera de ellas podría lanzar a los egipcios contra los turcos en territorio libio con el fin de dar una lección al presidente Erdogan y evitar que florezca un gobierno islamista en Trípoli.

El presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi. EFE/Archivo
El presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi. EFE/Archivo

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

En los últimos días Egipto ha llevado a cabo unas importantes maniobras militares cerca de la frontera con Libia, maniobras que han incluido el envío de aviones de guerra de fabricación francesa a las bases Mohammad Naguib y Sidi Barani. Esta inusual concentración de tropas junto a Libia confirma que Egipto se está preparando para un conflicto armado con Turquía.

Por su parte Ankara va a realizar sus propias maniobras navales y aéreas en aguas internacionales del Mediterráneo oriental cercanas a Libia, una decisión que ha alarmado a los numerosos países implicados en esa guerra y que pone el acento en la disposición turca a defender sus intereses en la región con tanto ahínco como los países rivales.

Tanto los movimientos militares de Egipto como los de Turquía están cargados de mensajes políticos. Los dos países juegan a fondo sus bazas y ninguno de ellos ha dado muestra de querer echarse atrás. Mientras Egipto participa en el conflicto de la mano de Rusia y sobre todo de los Emiratos Árabes Unidos, y también contando con el respaldo de Francia e Israel, Turquía no cuenta con el apoyo de nadie desde el punto de vista militar.

Hace solo tres semanas el presidente egipcio, Abdel Fattah al Sisi, amenazó con llevar a Libia a su ejército para apoyar a su aliado, el controvertido general Khalifa Haftar, que recientemente ha experimentado una serie de reveses militares en su afán por conquistar Trípoli. El gobierno de la capital libia, que cuenta con el respaldo militar de Turquía, ha avanzado hacia el este pero no ha conseguido conquistar la estratégica ciudad de Sirte.

Libia es un país divido territorialmente y tal como están las cosas es muy posible que la partición acabe de consumarse por muchos años. En el oeste, basado en Trípoli, la dominación recae sobre formaciones con querencia islamista integradas en el gobierno del Acuerdo Nacional, mientras que en el este Haftar cuenta con el apoyo de distintas potencias que no aceptan ninguna clase de islamismo, por moderado que sea.

En principio pudiera pensarse que la decisión de librar una batalla con Turquía depende exclusivamente de Sisi, el gobernante que accedió al poder tras un golpe de estado contra los Hermanos Musulmanes en 2013. Sin embargo, existe un buen puñado de factores externos que podrían empujar a Sisi en esa dirección, elementos volátiles que no son fáciles de evaluar a corto y medio plazo.

En un momento dado, Sisi, que gobierna un Egipto ingobernable y tiene serios problemas con Etiopía debido a la presa que este país ha construido en el Nilo, podría precisar de solo un ligero empujoncito para entrar en una aventura militar que difuminara otros problemas.

Desde hace semanas los medios egipcios están destacando la imponente capacidad de su ejército, lo que no es una buena señal si tenemos en cuenta que los medios egipcios está prácticamente intervenidos por el Gobierno. Esos mismos medios han recordado que las fuerzas aéreas egipcias disponen de capacidad para alimentar a aviones en vuelo, y han recordado otras capacidades del ejército creando en el país un ambiente prebélico.

Para dar el empujoncito que Sisi necesita no faltan candidatos. Podría hacerlo Rusia, Israel, los Emiratos Árabes Unidos o hasta Francia, países todos ellos metidos en el conflicto, directamente o por interposición, y cargados de las más diversas razones para dar una lección al presidente Recep Tayyip Erdogan y arrancar de una vez por todas las veleidades islamistas en el norte de África.

Fuentes militares citadas por Al Akhbar han indicado que Egipto y Francia están preparando otras maniobras para muy pronto, en las que participarían aliados como Italia, Chipre y Grecia. Además, se ha publicado que Sisi está a punto de anunciar una importante adquisición de armas cuyos detalles se desconocen aunque lo más probable es que sean los insaciables Emiratos Árabes Unidos quienes paguen la factura.

En las recientes maniobras cercanas a la frontera con Libia se han reconstruido modelos de guerra basados en algunas áreas de Libia que se disputan las partes en conflicto, así como el suministro de ayuda militar a las fuerzas del Haftar, con quien los egipcios coordinarían el esfuerzo militar si se acaba de dar ese paso.

El papel de Francia en el conflicto ha cobrado importancia con el paso del tiempo. Mientras el presidente Emmanuel Macron se desgañita pidiendo el cese de la intervención extranjera en Libia, es decir de Turquía, recientemente se hallaron misiles franceses de fabricación estadounidense en manos de las tropas de Haftar.

Macron exige un respaldo total de la Unión Europea contra Turquía, si bien en este caso los intereses de Macron no se identifican con los de la UE, y es evidente que países como Alemania ven con recelo la deriva anti-Erdogan de París. Pero al mismo tiempo Alemania y otros países europeos están bajo la presión de Egipto y sus aliados para dar una lección definitiva a Erdogan.

Egipcios y franceses están coordinando a muy alto nivel sus acciones y siguiendo de cerca los movimientos de Turquía en Libia. Al mismo tiempo, Egipto está coordinando sus acciones con Haftar. Los aviones Rafale franceses de Egipto están en alerta y sus pilotos están listos para operar tan pronto como reciban la orden, según han publicado medios de Oriente Próximo.

Todos los datos apuntan a que nos encontramos en un ambiente prebélico que ha ido creciendo en las últimas semanas y que podría conducir a una guerra. Un conflicto de esa naturaleza no serviría para garantizar una mejor vida a los libios sino para satisfacer las ambiciones de un puñado de países. Además, las guerras casi siempre se sabe cómo comienzan pero pocas veces se sabe cómo van a terminar.

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