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El congreso comunista debatirá el nuevo modelo cubano

Sólo un millar de delegados tiene acceso a los temas que se tratarán, lo que ha provocado que miembros activos del partido expresen su descontento en blogs y redes sociales

Pintada con un mensaje alusivo a la Revolución Cubana en La Habana. / ERNESTO MASTRASCUSA (EFE)

LA HABANA.- El VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) se desarrolla en el más estricto secreto, ni siquiera el grueso de sus 700.000 militantes conoce los detalles de la agenda. Solo un millar de delegados ha tenido acceso a los temas que se debatirán, el más importante de los cuales es el modelo de sociedad que se planea construir. La situación ha provocado que incluso algunos miembros activos del partido expresen su descontento a través de blogs y de las redes sociales.

El periodista Francisco Rodríguez, jefe de información del periódico Trabajadores, explicó en su blog que “en lo esencial, mi insatisfacción radica en la falta de discusión de sus documentos centrales —hasta hoy secretos—, tanto en las organizaciones de base del Partido, como con el resto de la ciudadanía, lo cual califiqué también públicamente como un retroceso en relación con anteriores procesos políticos”.

La dirección del PCC le responde a través de un editorial del periódico oficial, Granma. Explican que aún no se ha implementado el 80% de los acuerdos que se tomaron en el último congreso. “Más que desplegar, a mitad de camino, un nuevo proceso de debate a escala de toda la sociedad, lo que corresponde es terminar lo iniciado, continuar la ejecución de la voluntad popular expresada hace cinco años, y seguir avanzando por el rumbo que trazó el Sexto Congreso”.

El tema más importante que se debatirá es el diseño del nuevo modelo de socialismo para sustituir uno tan desfasado que el propio Fidel Castro dijo hace unos años que “ya no sirve ni para nosotros mismos”. Granma asegura que lo que viene es “el resultado de una elaboración colectiva en la que participaron decenas de funcionarios, investigadores de las ciencias económicas y sociales, y profesores. Se analizaron en el Consejo Científico asesor de la Comisión de Implementación, integrado por más de 130 especialistas de alta calificación”.

Los expertos trabajaron más de un año en este proyecto de modelo socioeconómico bajo la dirección del ministro de Economía, Marino Murillo, y con la supervisión del vicepresidente Miguel Díaz Canel, candidato del PCC para presidente en el 2018. Sin embargo, cuando la propuesta llegó a manos de los decisores sufrió 600 cambios, por lo que nadie sabe que quedó del proyecto original de modelo, según explica a Público un funcionario que prefiere el anonimato.

A pesar de la discreción con que se maneja la preparación del Congreso, los principales líderes partidarios parecen estar preparándose para el debate. Tras meses de inactividad pública, el propio Fidel Castro reapareció, primero con un comentario crítico sobre Obama y hace un par de días en la televisión cubana, mostrando una recuperación física notable. 

El nuevo plan de los EEUU deja de lado a la disidencia tradicional, ínfima, aislada y atomizada, para enfocarse en los trabajadores autónomos, cooperativistas y pequeños empresarios, alrededor de 500.000 personas que se convierten en más de dos millones si contamos sus núcleos familiares. Son trabajadores más o menos exitosos, integrados socialmente y con ansias de crecer. Obama les prometió créditos, formación y libertad para exportar e importar a los EEUU, algo que tienen prohibido la empresas estatales cubanas por el bloqueo económico vigente.

La estrategia estadounidense parece intentar convertir a los autónomos en el caballo de Troya que introduzca el capitalismo en Cuba. Paradójicamente, lleva agua al molino del sector más inmovilista, el cual teme que el crecimiento de estas formas de propiedad y producción lleve al fin del socialismo en la isla. Otros comunistas, por el contrario, aseguran a Público que la única forma de “salvar la revolución y sus conquistas sociales es profundizando los cambios hasta lograr una economía próspera y sustentable”.

Este congreso de los comunistas cubanos puede ser el último en el que participe la vieja guardia, los padres fundadores de la Revolución Cubana. Ningún político de las nuevas generaciones tiene el peso necesario para legitimar los cambios de fondo que necesita Cuba. Si no se aprueba claramente un modelo alternativo coherente y una hoja de ruta para llevarlo adelante, dejarán a sus sustitutos una patata caliente muy difícil de administrar.

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