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Corea del Norte muestra los dientes y recuerda que la amenaza nuclear también existe en Extremo Oriente

La tensión crece en la región tras el lanzamiento de un misil norcoreano de largo alcance y la respuesta con unas maniobras navales por parte de Corea del Sur y Estados Unidos. La guerra fría se aviva en una región donde dos potencias nucleares, Corea del Norte y China, recuerdan que ellos también, como Rusia, disponen de un botón rojo de destrucción masiva.

Un soldado de Naciones Unidas divisa una bandera de Corea del Norte desde la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas, a 4 de octubre de 2022.
Un soldado de Naciones Unidas divisa una bandera de Corea del Norte desde la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas, a 4 de octubre de 2022. Anthony Wallace / AFP

Con su último lanzamiento de dos misiles de corto alcance y un misil que sobrevoló el territorio japonés a mil kilómetros de altura e impactó a 4.600 kilómetros en el Pacífico, Corea del Norte ha dejado claro que puede poner en jaque a Estados Unidos y sus aliados, y que la estrategia de desgaste que desarrolla Washington en Europa contra una Rusia aislada no vale para Asia y el Pacífico. En esta parte del mundo son varios los países dispuestos a desafiar al hegemonismo occidental y usar su potencial nuclear como elemento de disuasión.

El misil norcoreano lanzado el martes activó inmediatamente el sistema de alerta civil en el norte de Japón, algo que no sucedía desde septiembre de 2017, cuando otro cohete de Corea del Norte alertó a las autoridades militares y civiles niponas al sobrevolar territorio japonés.

Este jueves han vuelto a lanzar otros dos misiles de corto alcance, incluida una versión mejorada del proyectil ruso Iskander, que han caído en aguas del mar de Japón, fuera de la zona económica exclusiva (ZEE) japonesa, según publicó la agencia de noticias Yonhap.

Cruce de misiles en el cielo de Extremo Oriente

La tensión en torno a la península de Corea no disminuyó en las siguientes horas. En respuesta al lanzamiento del misil norcoreano del pasado martes, las fuerzas navales de Corea del Sur y Estados Unidos realizaron sus propias maniobras con un portaaviones y el lanzamiento de cohetes. Uno de estos proyectiles cayó en tierra por accidente y provocó el terror entre los habitantes de la localidad de Gangneung, en la costa este surcoreana. Como ocurrió en Japón el día antes, pensaron que eran atacados por Corea del Norte.

El misil norcoreano lanzado ha activado el sistema de alerta civil en el norte de Japón

Eran éstas las segundas maniobras aliadas en los últimos días. La semana pasada, por primera vez en un lustro, fuerzas navales estadounidenses, japonesas y surcoreanas realizaron unos importantes ejercicios en el mar de Japón para contrarrestar los avances de Corea del Norte en el lanzamiento de misiles desde submarinos y en su programa de armas nucleares tácticas de destrucción limitada. Esta amenaza afecta a Corea del Sur y Japón, y también podría llevar cabezas nucleares hasta la isla Guam, el territorio de Estados Unidos más avanzado en el Pacífico noroccidental.

El lanzamiento del misil balístico norcoreano que cruzó el cielo de Japón el pasado martes y desató todas las alarmas en este país ha tenido lugar apenas una docena de días antes de que comience el Congreso del Partido Comunista de China, principal aliado de Pyongyang y valedor de las salidas de tono del régimen norcoreano. Este dato no es baladí, porque se intuye el visto bueno a las baladronadas militares de Corea del Norte por parte de China, siempre dispuesta a subrayar que la realidad geopolítica en Oriente es mucho más compleja que la simpleza con la que Washington pretende exponerla.

La Administración Biden no ha mejorado las cosas en la península coreana

Tras el endeble acercamiento entre el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el anterior presidente estadounidense, Donald Trump, que puso sobre la mesa la desnuclearización de la península coreana en la cumbre de Singapur de 2018, la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca retomó con toda su crudeza la guerra fría y las amenazas en Extremo Oriente. La Administración Biden incrementó su presión sobre China, mostró su voluntad de defender la isla de Taiwán ante una supuesta amenaza de Pekín y llevó a cabo un mayor acercamiento norteamericano a Japón y Corea del Sur, realzado con la reciente visita a Seúl de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.

En lo que va de año, el régimen de Pyongyang ha realizado más de cuarenta pruebas de misiles

Estos dos países fueron los invitados especiales de la Cumbre de la OTAN en Madrid, en junio pasado, donde se definió a China como el rival de Estados Unidos y la Alianza Atlántica en el Pacífico. Japón y Corea del Sur pasaron a ser los socios privilegiados de la OTAN en el otro lado del mundo.

Ya Corea del Norte había respondido con la prueba de otros dos misiles de corto alcance en el mar, en la costa este de ese país, a la visita que Harris hizo a la Zona Desmilitarizada que separa ambas Coreas desde 1953. El armisticio firmado este año puso fin al conflicto armado intercoreano iniciado en 1950. Técnicamente, sin embargo, las dos Coreas siguen en guerra, pues no se llegó a firmar ningún tratado de paz, y son recurrentes los incidentes entre los ejércitos de ambos países en la frontera más militarizada del planeta.

Estados Unidos se toma muy en serio la amenaza nuclear norcoreana

En lo que va de año, el régimen de Pyongyang ha realizado más de cuarenta pruebas de misiles, algunos de ellos con capacidad para portar cabezas nucleares y alcanzar territorio de Estados Unidos, no solo la isla de Guam sino también la costa oeste de ese país. Corea del Norte se convirtió en un país con armamento nuclear tras su primera prueba atómica en 2006. El ejército norcoreano realizó su última prueba nuclear, la sexta, el 3 de septiembre de 2017.

Corea del Norte puede producir media docena de armas nucleares al año

Trump fue el primer presidente estadounidense que pisó, el 30 de junio de 2019, suelo norcoreano, en la frontera entre las dos Coreas, para retomar el diálogo con Kim Jong-un. Corea del Norte había impuesto un año antes una moratoria a su programa nuclear militar, pero se habían vuelto a enfriar las relaciones tras el fracaso de la cumbre de Hanói, en febrero de 2019, al no retirarse las sanciones que pesaban sobre Pyongyang a cambio de su compromiso de desnuclearización.

Y la tensión se disparó con la llegada de Biden a la Casa Blanca en 2021. Se elevaron la retórica nuclear y las amenazas mutuas, con más pruebas de misiles por parte de Corea del Norte en este año 2022, respondidas por las nuevas maniobras navales de Estados Unidos y sus aliados.

En septiembre pasado, Kim Jong-un fue contundente: "No habrá más negociaciones sobre nuestro poder nuclear". Aunque se desconoce el número de cabezas atómicas de las que dispone, Corea del Norte puede producir media docena de armas nucleares al año. La amenaza es, pues, real.

La inteligencia estadounidense cree que en breve el ejército norcoreano podría realizar una nueva prueba atómica subterránea en Punggye-ri. En el momento actual de guerra en Europa, tras la invasión rusa de Ucrania, ese paso tendría un mayor impacto en la seguridad de Asia y el Pacífico y podría llevar a una carrera de armamento regional. Corea del Norte ha apoyado desde el principio la estrategia del presidente ruso, Vladímir Putin, y no se descarta un mayor respaldo en un futuro.

¿Una nueva prueba nuclear norcoreana tras el Congreso de los comunistas chinos?

Los planes de una nueva prueba nuclear norcoreana pueden estar considerando la celebración del Congreso del Partido Comunista Chino, que se abrirá el próximo 16 de octubre en Pekín. Cualquier experimentación atómica o de misiles balísticos norcoreanos capaces de portar cabezas nucleares tendrá doble repercusión internacional si se produce inmediatamente después de ese evento tan importante para los camaradas chinos.

Pekín podría ganar puntos internacionales si se decanta por apaciguar a una Corea del Norte

China es actualmente el único país con cierta ascendencia sobre el régimen norcoreano. En el Congreso del PCCh está prevista la reelección al frente del país del presidente Xi Jinping. En unos momentos de zozobra económica china y cuando Pekín es acusado de ambigüedad o incluso de respaldo encubierto a Moscú en la guerra de Ucrania, la apertura de un nuevo foco de tensión en torno a Corea del Norte puede traer problemas al líder chino.

O quizá pueda ser visto como una oportunidad por Pekín, que podría ignorar las peligrosas maniobras norcoreanas o incluso animar desde la sombra los experimentos bélicos de Pyongyang.

¿A quién beneficia la carrera nuclear y armamentística de Corea del Norte?

La presión que Estados Unidos está ejerciendo sobre China en relación a Taiwán, con la promesa de que ayudará a Taipéi militarmente si Pekín lanza una invasión para recuperar la isla, ha llevado al régimen de Xi a considerar todas las variantes y, en ese caso, el alboroto que pueda causar Kim Jong-un en la región del Mar del Japón con sus pruebas nucleares y su lanzamiento de misiles puede ayudar también a desviar la atención de los contrincantes de China en unos momentos tan delicados. Después del Congreso, la actitud de Pekín podría ganar puntos internacionales si se decanta por apaciguar a una Corea del Norte más nuclear que nunca, pero de momento ese ruido podría ayudar a desviar el descontento interno y la presión occidental.

La importancia del misil norcoreano que sobrevoló Japón el pasado martes y los dos últimos lanzamientos que impactaron en el mar no deben minimizarse. En primer lugar evidencian un gran avance tecnológico en un tipo de cohetes capaces de abandonar la atmósfera cargados con ojivas nucleares y descender hacia el eventual blanco. Este ejercicio permite así evaluar condiciones muy cercanas a las que podrían darse en un enfrentamiento armado real. Pero sobre todo, se advierte con claridad el objetivo que busca Pyongyang: por una parte, mostrar a Estados Unidos su superioridad armamentística sobre Corea del Sur y Japón. Por otra, enseñar a China que puede ser algo más que el pequeño aliado airado que solo da problemas y, de esta forma, convertirse en un eventual apoyo si las cosas se ponen muy feas con Estados Unidos por Taiwán o cualquier otro foco de conflicto.

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