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EEUU y UE miran a otro lado ante los inquietantes vínculos de la inteligencia israelí con 'Pegasus'

Las revelaciones acerca del 'Proyecto Pegasus'  vuelve a poner en evidencia el sórdido mundo que implica a los servicios secretos israelíes con el espionaje masivo de políticos, disidentes, periodistas, abogados y activistas de derechos humanos. 

Benjamín Netanyahu. Foto de archivo.
Benjamín Netanyahu. Foto de archivo. Ilia Yefimovich / Dpa / EuropaPress

Un artículo publicado esta semana en The Washington Post revela que tanto Estados Unidos como la Unión Europea dicen estar preocupados por los estrechos vínculos de la empresa israelí NSO, fabricante del programa de espionaje telefónico Pegasus, con los servicios de inteligencia de ese país, una relación conocida desde hace mucho tiempo y a la que ni EEUU ni la UE han querido poner coto ni parece que ahora lo vayan a hacer.

Los fundadores de NSO fueron antes agentes de los servicios de inteligencia y una buena parte de sus empleados se dedicaron al espionaje militar, especialmente en la tristemente célebre Unidad 8200, que no solo espía y extorsiona a los palestinos, a cualquier palestino, tal y como han confesado decenas de exmiembros de la unidad, sino que también opera en el extranjero.

Los vínculos de NSO con los servicios de inteligencia israelíes son obvios

Medios locales e internacionales han señalado que los vínculos de NSO con los servicios de inteligencia israelíes son obvios, por más que los directivos de NSO y el Ministerio de Defensa lo nieguen. Además de que el pedigrí de sus fundadores y empleados es conocido, Defensa autoriza cada venta de sus productos y la exportación del programa 'Pegasus' se evalúa en Israel como la exportación de cualquier otro tipo de armas.

Distintos medios, como Haaretz, han indicado que Benjamín Netanyahu, primer ministro hasta hace solo un mes, utilizó Pegasus como moneda de cambio y herramienta diplomática en sus relaciones con países de la región, e incluso más allá, como India. El diario Al Quds al Arabi señala que mientras Israel se presenta como "la única democracia de Oriente Próximo", no hace ascos a habilitar ese controvertido programa a Arabia Saudí o Emiratos Árabes Unidos cuando no es ningún secreto cómo funcionan esos países, y que sus principales víctimas son políticos, activistas de derechos humanos, periodistas y disidentes en general.

En el último escándalo ha trascendido que Pegasus también ha llegado a Marruecos, país que en los próximos días visitará por primera vez el ministro de Exteriores israelí, Yair Lapid. El Gobierno de Rabat no solamente ha utilizado Pegasus contra disidentes marroquíes, sino también contra extranjeros, incluido el presidente Emmanuel Macron, y ciudadanos españoles.

El establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel ha permitido a Marruecos convertirse en un gallito de pelea, teniendo en cuenta que además cuenta con el respaldo de Estados Unidos, como ha quedado manifiesto en los últimos meses, cuando Rabat ha plantado cara a España y Argelia con más determinación. Si sumamos el espionaje a Macron, queda en evidencia la necesidad de adoptar medidas punitivas, pero que no se adoptarán debido a la aciaga política en Oriente Próximo y el norte de África establecida por Macron y Angela Merkel, que va contra los intereses europeos.

NSO fue fundada en 2009 por tres israelíes procedentes de los servicios secretos, Niv Carmi, Shalev Hulio y Omri Lavie. Rápidamente comenzó a contratar clientes por todo el mundo, como México, que desde 2010 cuenta con el programa de espionaje para su lucha contra el narcotráfico, aunque después se supo que lo utilizó en menesteres no tan benevolentes. NSO sostiene que sus programas se venden solo a estados y se usan contra el terrorismo y el crimen organizado, pero los expertos aseguran que en la mayor parte de los casos no es ese el objetivo de los gobiernos, la mayoría no democráticos, que contratan sus servicios.

Pegasus ha servido para intervenir 50.000 números de teléfono solo desde 2016

En la actualidad, según los datos disponibles, Pegasus lo utilizan 55 países, incluidas varias democracias europeas, y, de acuerdo con la investigación de la organización francesa Forbidden Stories, ha servido para intervenir 50.000 números de teléfono solo desde 2016. En Francia el programa Pegasus se ha introducido en más de un millar de teléfonos y casualmente la inmensa mayoría de las escuchas han sido organizadas por Marruecos, recalca Le Figaro.

El nombre de Pegasus se ha asociado a numerosos escándalos que en alguna ocasión han conducido a la muerte o desaparición de opositores o periodistas, como es el caso de Jamal Khashoggi, articulista de The Washington Post y asesinado en el consulado saudí de Estambul en octubre de 2018. Solo en México, el mismo programa de espionaje se ha insertado en más de 15.000 teléfonos, como el del periodista Cecilio Pineda, asesinado en marzo de 2017.

En enero de 2019, uno de los fundadores de NSO, Shalev Hulio, declaró al Yediot Ahronot que en los seis meses anteriores sus productos permitieron evitar "grandes atentados" en Europa. "Con toda modestia, puedo decir que millares de personas deben la vida a nuestros empleados", agregó Hulio, una insinuación que nadie ha podido verificar.

Tras el asesinato de Khashoggi, NSO retiró la licencia a Arabia Saudí, pero se la volvió a restituir unos meses más tarde por indicación del gobierno de Netanyahu. Hace unas semanas, NSO volvió a retirar la licencia a los saudíes porque estos utilizaron el programa para espiar a decenas de periodistas de Al Jazeera. Pero estos datos polémicos trascienden en muy pocas ocasiones y siempre gracias a investigaciones independientes, no de NSO.

En las reacciones que han seguido al último escándalo, algunos mandatarios se han llevado las manos a la cabeza, como si los responsables europeos no supieran lo que viene cociéndose desde hace lustros, y pueden calificarse de cínicas. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dicho que el asunto es "completamente inaceptable", y que, si se comprueba, Europa podría imponer sanciones al grupo NSO, sin mencionar a Israel.

Estas palabras muestran que Europa está en la inopia o deliberadamente ignora lo que ocurre. Una fuente citada por The Guardian y The Washington Post declaró que muchos, incluidos funcionarios estadounidenses, sostienen que Israel se beneficia de los datos que recogen terceros países, es decir, que el Gobierno de Tel Aviv tiene acceso a la inteligencia que recopilan esos terceros países mediante Pegasus.

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