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Emboscada de Cameron al sector ultra de los tories

Los diputados conservadores estarán más controlados en el Parlamento

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

David Cameron no está dispuesto a que le ocurra lo mismo que a John Major. La guerra de guerrillas montada por los sectores más conservadores desangró desde dentro al Gobierno de Major. El actual primer ministro ha cortado de raíz cualquier intento de sus diputados de cuestionar su control.

El miércoles por la tarde, y con sólo 15 minutos de antelación, convocó una votación con la que cambiar las normas de admisión del Comité 1922 . Se trata de un subgrupo parlamentario, fundado hace 87 años, que agrupa a todos los diputados sin cargos en la Administración.

Son los 'backbenchers', en su mayoría más reaccionarios que el programa oficial del partido, y siempre difíciles de controlar.

Cameron pretendía que también los diputados que ocupan cargos de viceministro –de los que ya hay 76– sean miembros del grupo con derecho a voto. Y lo consiguió. Ayer se hizo público el resultado de la votación: 168 votos a favor y 118 en contra.

Nadie esperaba esta iniciativa, que algunos han comparado a lo que hizo Tony Blair. En 1995, impuso a los laboristas la reforma de la cláusula cuarta de la Constitución del partido para abandonar el principio de “propiedad colectiva de los medios de producción”.

El paso que ha dado Cameron no es doctrinal. Pero por las reacciones que despertó, más parecía una declaración de guerra. “Es un intento de abolir el Comité 1922”, dijo el diputado Peter Bone. Otros no fueron tan elegantes. Bajo el anonimato, contaron a los periódicos que “había sido algo que hubiera avergonzado a Mugabe” o que era “más propio de Corea del Norte”.

Cameron se ha puesto la venda sobre la herida que más tarde o más temprano aparecerá. A pesar de su satisfacción por volver al poder, los sectores ultras no están nada entusiasmados con las concesiones hechas a los liberales demócratas.

El primer instinto pragmático en relación a la UE por parte de Cameron –que anoche cenó con Sarkozy y que hoy se reunirá con Merkel en Berlín– les ha decepcionado. También querían que el Gobierno anulase la aplicación en el Reino Unido de la legislación europea sobre derechos humanos y los liberales lo han impedido.

Cameron se ha beneficiado del hecho de que la mitad de los parlamentarios conservadores estrenan escaño y son más fáciles de influir.

La batalla desde la derecha no ha terminado aún. Algunos diputados ya anunciaron que muy pronto formarán el Comité 2010 con los 118 diputados que votaron ayer no.

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