Fico, el 'Orbán' eslovaco, favorito en las elecciones que ponen en aprietos a la UE
Bratislava celebra elecciones este sábado y el socialdemócrata llega con un historial manchado de corrupción, escándalos y una narrativa euroescéptica y prorrusa.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
El populista Robert Fico se perfila como el triunfador de las elecciones parlamentarias que celebra Eslovaquia este sábado. Su triunfo se traduciría en una victoria para Víktor Orbán y en nuevo dolor de cabeza en Bruselas.
El que ya fuese primer ministro del país en dos mandatos anteriores se distancia de la línea proucraniana que impera en la mayoría de capitales europeas. Fico amenaza con frenar la entrega de armas a Kiev o entorpecer la entrada ucraniana al bloque comunitario.
"Eslovaquia está en peligro de dar un giro de 180 grados a favor de Vladimir Putin", analiza John Kampfner, del think tank Royal United Services Institute (RUSI). El favorito en todas las encuestas se alza como uno de los políticos de Occidente más simpatizantes con el Kremlin. Algo que puede traducirse en una mala noticia en la capital comunitaria ante unos meses claves para el presente y futuro del país.
Eslovaquia ha entregado 13 aviones MIG-19, sistemas de defensa KUB y S-300 y fue el segundo país que derribó el mayor tabú en la entrega militar a Kiev al anunciar la donación de los codiciados cazas de combate.
Le siguió Polonia, que también celebra elecciones próximamente y ha entrado recientemente en un rifirrafe diplomático con Ucrania por el veto a los cereales y la congelación de la entrega de nuevo material bélico.
"No vuelvan a insultarnos nunca más", llegó a señalar Mateusz Morawiecki, primer ministro polaco, después de que Volodimir Zelenski criticase a Varsovia –de forma indirecta y velada- en la Asamblea General de la ONU.
John Kampfner: "Eslovaquia está en peligro de dar un giro de 180 grados a favor de Vladimir Putin"
Las campañas electorales hacen temblar la ayuda a Ucrania en dos de los países que, per cápita, más han contribuido a apoyar a Kiev en el ámbito migratorio, financiero y militar. Y el enfriamiento llega, además, en unos meses en los que los ucranianos se juegan mucho tanto sobre el terreno, con la ofensiva que arrancó en junio y dejó resultados muy tímidos, como en torno a su encaje en la UE.
El de la adhesión va a ser el debate europeo más candente de los próximos meses. En octubre, la Comisión Europea presentará su esperado informe sobre el estado del país y su idoneidad sobre la apertura de conversaciones de adhesión.
Con el documento sobre la mesa, los 27 líderes de Estado y de Gobierno están llamados a tomar una decisión en la cumbre de diciembre, que se prevé como una de las más importantes de los últimos tiempos.
Hungría, que hasta ahora estaba solo en su escepticismo sobre acelerar el ingreso de Ucrania, ganaría un aliado con Fico en la mesa del Consejo Europeo.
"Estamos convencidos de que es ilusorio lidiar con la entrada mientras el conflicto militar continúa en marcha", asegura en declaraciones que recoge la agencia Reuters. Y prosigue: "Todos sabemos, además, que Ucrania es uno de los países más corruptos del mundo y que el actual régimen de gobierno está lejos de alcanzar los estándares democráticos".
Más contundente es su sobre la negativa al ingreso ucraniano en la OTAN: "No queremos la tercera guerra mundial". La sociedad eslovaca no ha sido ajena al periodo de policrisis socioeconómica alimentada por la pandemia y la guerra, que ha dejado una inflación histórica en los países de la Eurozona.
En este caldo de cultivo, Bruselas teme que Rusia pueda aprovechar el cambio de gobierno para generar inestabilidad y división en el seno europeo.
El think tank Globsec describe que existen "preocupaciones sustanciales sobre los miembros del partido de Fico enredados en casos de corrupción y de difusión de desinformación y de narrativas pro-Kremlin", en un país en el que existen miles de páginas en internet y redes sociales que airean propaganda rusa y distribuyen información falsa.
"La guerra en Ucrania comenzó en 2014, cuando los nazis y fascistas ucranianos empezaron a asesinar a ciudadanos rusos", aseguró Fico hace meses
Todo ello se desarrolla en el país europeo con los ciudadanos más críticos con la OTAN y Estados Unidos y más prorrusos. Una encuesta reciente de Globsec revela que el 40% de los eslovacos creen que Rusia es responsable de la guerra en Ucrania frente al 34% que culpabiliza a Occidente. Y más de dos tercios (69%) rechaza la ayuda militar a Ucrania porque la considera como una provocación a Rusia.
Esto contrasta con el 74% de media europea que avala el apoyo a Kiev. Es con este telón de fondo con el que Fico ha consolidado un discurso más euroescéptico y prorruso. Aunque no es nuevo. "Lo diré alto y claro: la guerra en Ucrania no comenzó ayer. Lo hizo en 2014, cuando los nazis y fascistas ucranianos empezaron a asesinar a ciudadanos rusos en el Donbás y en Lugansk", afirmó hace unos meses.
¿Quién es Robert Fico?
El país encara el cuarto gobierno en cuatro años tras un fuerte periodo de inestabilidad y de escándalos de corrupción. El líder del SMER-SSD es ya un veterano en el poder, que ejerció entre 2006 y 2010 y entre 2012 y 2018.
Durante su segundo mandato, se vio forzado a dimitir tras el asesinato del joven periodista de investigación Jan Kuciak, que estaba siguiendo la conexión del entorno más cercano a Fico con la mafia italiana. Tres años después, fue detenido por la Policía tras saltarse las restricciones del coronavirus en una manifestación antivacunas.
Los analistas sostienen que su llegada al poder dificultaría el apoyo a Ucrania y fortalecería al eje Hungría-Polonia
Con este historial y con el paso de los años, Fico se ha orbanizado, lo que pone en aprietos a su familia europea: los socialdemócratas. No obstante, en la práctica ha evitado una confrontación directa con sus aliados y ha liderado el camino de su país hacia el euro.
El líder del SMER es un socialdemócrata populista, que se mira en el espejo del líder del Fidesz y carga con frecuencia contra el filántropo George Soros o proclama una agenda contra el colectivo LGTBI+, los migrantes o el clima.
Según los analistas, su llegada al poder no solo dificultaría el apoyo a Ucrania y sería un golpe de efecto para Budapest, sino que también fortalecería al eje iliberal de Hungría y Polonia, que socavan el Estado de derecho a nivel interno, a nueve meses de las elecciones al Parlamento Europeo.
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