Parece que fue hace una eternidad aquella llamada del presidente chino, Xi Jinping, en la que solicitaba a Putin una salida negociada a su ataque a Ucrania. Cuando el mandatario ruso elevó el tono, China (su principal aliada) entró para frenar de algún modo la escalada de tensión. Rusia no tardó rebajar el carácter de sus declaraciones públicas. Esa contención externa no ha existido en las últimas horas, en las que Vladimir Putin ha vuelto a recrudecer el tono bélico contra Europa y ha reiniciado los ataques tras el fracaso de las negociaciones. 

Mientras el flujo de personas que huyen de la guerra no deja de crecer y casi un millón de personas resiste en Mariupol a la espera de un alto al fuego que les permita abandonar un territorio sitiado por el ejército ruso, Putin tildó de "declaración de guerra" las sanciones contra Rusia por la agresión contra Ucrania y agregó que "uno de nuestros requisitos clave" para el final de la guerra "es la desmilitarización". Un paso más en su enemistad con Occidente, bastante marcada tras su amenaza de utilizar bombas nucleares.

Dentro de esa negación permanente sobre el adversario, el presidente de Rusia se ha referido a la propuesta de Zelenski a la OTAN de crear una zona de exclusión aérea sobre Ucrania -ya rechazada por la Alianza- como "una participación en el conflicto armado por parte de ese Estado desde cuyo territorio se crean amenazas a nuestro país".

Mientras, los corredores humanitarios tardaron apenas 24 horas en fracasar ante los reproches cruzados de Rusia y Ucrania. La prevista apertura este sábado de dos corredores humanitarios en Mariúpol y Volnovaja, en el sureste de Ucrania, para evacuar a la población civil, quedó suspendida por operaciones militares de las que ambas partes se acusaron mutuamente. Rusia acusó a los batallones nacionalistas ucranianos de impedir la evacuación de la población. En cambio, el Ayuntamiento de Mariúpol declaró que se aplazaba la movilización "debido a que la parte rusa no respeta la tregua y continúa el bombardeo tanto de la propia Mariúpol como de sus alrededores. La seguridad de 200.000 refugiados declarados de Mariúpol y 15.000 de Volnovaja está en el aire. 

Además, el imparable éxodo de ciudadanos en busca de un lugar seguro ha llevado a que este sábado cruzaran la frontera de Hungría 12.000 personas. Hasta 150.000 refugiados han entrado al país desde que se desenfundaron las armas. En Rumanía contabilizan 200.000 personas, y en Polonia, 650.000, de las cuales más de 100.000 entraron en la zona en las últimas 24 horas. 

La próxima reunión entre las partes tendrá lugar el próximo lunes en la frontera polaco-bielorrusa tras el fracaso de la segunda, en la que se acordó la creación de los interrumpidos corredores humanitarios.  "La tercera ronda de negociaciones tendrá lugar el lunes", señaló David Arajamia, jefe de la fracción parlamentaria del oficialista Servidor del Pueblo (el partido del presidente Volodímir Zelenski), en Facebook. El objetivo de Putin sigue siendo que Ucrania se convierta en un Estado neutral que no acabe dentro de la OTAN ni como aliado de ella.

Mientras toda Europa se adapta al nuevo contexto y se definen las nuevas relaciones geopolíticas y comerciales, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha destacado la importancia de España para que Europa se "libre" de la dependencia del gas y del carbón ruso. 

Los medios occidentales abandonan Rusia

Mientras la guerra continúa, los medios de comunicación afincados en Rusia también inician retiradas inmediatas del terreno tras la última ley dictada por Putin, que prevé hasta 15 años de cárcel por difundir lo que las autoridades puedan considerar "información falsa" en relación con la guerra en Ucrania.

La corporación de Radio Televisión Española (RTVE) y la Agencia Efe se han sumado a la británica BBC, las alemanas ZDF y ARD, la RAI italiana, y las estadounidenses CNN y CBS, la canadiense CBC o la agencia de noticias Bloomberg, entre otras muchas, que seguirán informando del conflicto desde Ucrania y otros lugares.

La directora de la Agencia Efe, Gabriela Cañas, ha asegurado que "lamenta profundamente este gravísimo ataque a la libertad de expresión; un intento evidente del Kremlin de ocultar la verdad a la opinión pública".