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Hariri reaviva los fantasmas de la guerra civil de Líbano

La investigación sobre el asesinato del ex primer ministro crea una crisis política

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

La investigación que lleva a cabo el Tribunal Especial para Líbano sobre el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri, cometido el 14 de febrero de 2005 en Beirut, avanza, pero lo hace de una manera tan controvertida que está desestabilizando la frágil y delicada situación política del país del cedro. Los analistas ya ven revivir los fantasmas de la guerra civil que arrasó Líbano entre 1975 y 1989.

El tribunal, con sede en Holanda, fue sancionado por las Naciones Unidas en 2007, y la investigación ha sufrido a lo largo de los años serios reveses hasta perder cualquier viso de credibilidad para Hizbolá, Siria e Irán; es decir, para tres de los actores principales en la región, aunque el Gobierno libanés de Saad Hariri, hijo de Rafik, está respaldado por Estados Unidos.

Hizbolá llama a todos los libaneses a no colaborar con la Justicia

El clima político se ha enrarecido más esta semana y Washington ha enviado a Beirut a Jeffrey Feltman, un alto responsable del Departamento de Estado, para transmitir su apoyo al primer ministro Hariri. Pero el líder de Hizbolá, Hasán Nasralá, ha efectuado una serie de duras declaraciones contra Estados Unidos e Israel. Nasralá asegura que posee informaciones según las cuales el tribunal presentará pronto acusaciones formales contra personas vinculadas a su organización. Dice que son falsas y que serían una repetición de las escandalosas acusaciones formuladas contra varios altos mandos de las fuerzas de seguridad libanesas prosirios, que, después de pasar varios años en prisión, han sido liberados por falta de pruebas.

Nasralá también acusó a Israel de haber organizado el asesinato de Hariri y al tribunal de pasar al Estado judío toda la información que reúne en Líbano. Para el líder de la organización fundamentalista, el tribunal es 'un proyecto israelí' que busca la desestabilización de Líbano a costa de Hizbolá y de sus aliados. Nasralá asegura tener pruebas de la implicación israelí en el asesinato de Hariri, pero se niega a ponerlas en las manos de un tribunal que no considera fiable, y llamó, el jueves pasado, a todos los libaneses a que no colaboren con la investigación. Mientras, el Tribunal Especial para Líbano acusa a Hizbolá de 'obstruir' las pesquisas.

La crisis más grave ahora en el país árabe es el enfrentamiento entre suníes y chiíes. Hizbolá posee una milicia muy bien armada y hay otros grupos que se están rearmando rápidamente.

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