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HRW denuncia ejecuciones masivas a manos del Estado Islámico

AGENCIAS

Entre 560 y 770 hombres, en su mayoría soldados del Ejército iraquí, fueron ejecutados por los yihadistas del Estado Islámico (EI) en junio pasado en la ciudad de Tikrit, en el norte de Irak, denunció hoy Human Rights Watch (HRW).  La cifra de fallecidos triplica a la estimada en un inicio, cuando la ciudad cayó en manos de los milicianos el pasado 11 de junio, según el comunicado de la ONG.

Las nuevas evidencias -información aportada por un superviviente y el análisis de grabaciones de vídeo e imágenes de satélite- han confirmado la existencia de otros tres sitios donde fueron perpetradas ejecuciones en masa, que se suman a los dos anteriormente registrados.

'La barbarie del Estado Islámico constituye una afrenta absoluta a los valores', lamentó Peter Bouckaert, director de Emergencias de HRW, para quien los nuevas evidencias de masacres son 'otra pieza del macabro rompecabezas'. El EI ha difundido en los últimos meses fotografías y vídeos de ejecuciones en masa en los territorios en Irak bajo su control, donde ha proclamado un califato islámico, que incluye también zonas de Siria.

El pasado 12 de junio, un día después de que tomara Tikrit, el EI afirmó haber ejecutado a 1.700 'miembros chiíes del Ejército', y publicó vídeos de cientos de hombres capturados que, según adujo, se habían rendido en la base militar Speicher. HRW concluyó el pasado 27 de junio que el EI ejecutó a entre 160 y 190 hombres en dos fosas situadas unos 100 metros al norte del Palacio del Agua en Tikrit, pero esa cifra es finalmente muy superior al sumar los nuevos sitios. En las fotografías y vídeos difundidos por los yihadistas se ve a miles de prisioneros maniatados y en algunos casos encapuchados.

La zona donde más ejecuciones se efectuaron es un edificio cercano al palacio presidencial de Tikrit, en el que fueron asesinados entre 250 y 400 hombres el 12 o 13 de junio. Un superviviente, identificado como Ali, explicó a HRW que se vistieron con ropa de civil para despistar a los yihadistas, pero que fue capturado cuando intentaba huir de la base Spiecher.

Ali fue metido en un camión con otro centenar de presos y posteriormente conducido cerca del río Tigris, donde tuvo lugar la ejecución. Este soldado optó por tirarse la suelo al comprobar que su compañero caía muerto pero que a él no le había rozado las balas. Permaneció entre los cadáveres hasta que anocheció y logró huir en la oscuridad.

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