Hungría contra todos: los 26 tratan de convencer a Orbán para que levante el veto a la ayuda a Ucrania
Los líderes europeos afrontan una cumbre extraordinaria en Bruselas con frustración, desafección y nerviosismo; para Kiev es una cuestión de existencia vital.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
El primer ministro Víktor Orbán vuelve a la carga. En realidad, nunca se ha ido. Los 27 líderes de Estado y de Gobierno de UE se reúnen el jueves en Bruselas en una cumbre extraordinaria que tiene un único punto en la agenda: desbloquear el veto de Budapest al paquete macrofinanciero de 50.000 millones de euros, vital para la supervivencia y estabilidad de Kiev. Los europeos preparan una vía para seducir al mandatario magiar que consiste en mantener un debate anual de revisión de los fondos, pero el líder de Fidesz se mantiene tajante en su negativa y el resultado de la cita es muy imprevisible.
La cumbre europea de diciembre dejó los fondos frescos a Ucrania congelados. Un mes y medio después continúan en el frigorífico. Ya por entonces había consenso entre los 26 Estados miembros para desembolsar la ayuda de 50.000 millones que tanto anhelan las filas de Volodimir Zelenski. Pero Orbán aplicó su veto. Y horas antes de la nueva intentona lo mantiene. La presión es máxima. El presidente ucraniano ha dejado claro que la estabilidad financiera de su país, los pagos a funcionarios o de deuda, están en riesgo sin el riego de millones. Necesita liquidez tan pronto como en marzo.
La coreografía está clara: intentar seducir a Orbán de todas las formas posibles y ver cuál es el margen de flexibilidad
Varias fuentes diplomáticas y europeas lo confirman: todos los esfuerzos están puestos en convencer a Orbán. El escenario base es sacar adelante el paquete dentro de los presupuestos actuales, una decisión que requiere unanimidad. Es la opción más segura, pero sobre todo es la más rápida. El plan B pasa por crear un instrumento ad hoc, fuera del Marco Financiero Plurianual (MFP), una alternativa que sortearía la exigencia del consenso y que permitiría a los Veintiséis ir sin la mano húngara. La coreografía está clara: intentar seducir a Orbán de todas las formas posibles y ver cuál es el margen de flexibilidad, pero está todo abierto: "No hay intención de dejar a Hungría fuera. Pero no sé si lo conseguiremos", resume una de ellas. "Orbán clama intereses nacionales vitales. Hace un año, con la crisis energética, algunos dijeron que querían ser independientes de gas ruso, pero argumentaron que no podían hacerlo. Eso sí que fue un interés nacional. Pero en caso de Hungría no veo sus intereses en riesgo. Por el contrario, sí que creo que es un interés nacional ayudar a Ucrania para todos nosotros", analiza otra.
Para seducir al indomable Orbán, los líderes europeos están cocinando un plan que pasa por celebrar un debate anual en el Consejo Europeo que someta la gestión de los fondos por parte de Ucrania a escrutinio. En principio sería sin vetos ni votaciones, lo que podría ser insuficiente para el líder húngaro, que argumenta su oposición en torno a la alta corrupción de Ucrania o a los elevados intereses.
La cumbre europea se prevé intensa. Por un lado, la frustración y la desafección crece entre los 26. Y, por el otro, Orbán llega enfadado. Hace unos días una exclusiva del Financial Times calentó la cita. El rotativo se hizo eco de un papel secreto del Consejo en el que se hacía un análisis riguroso y detallado del mal estado de la economía húngara, algo que Budapest recibió como una amenaza en caso de no ceder a las demandas del resto.
Fuentes diplomáticas: "Es una evidencia que la economía húngara no está en buena forma"
"Hicimos un compromiso. Y en retorno, Bruselas nos chantajea. Se han caído las caretas. Olvídense del Estado de derecho, Hungría está siendo chantajeada por tener una opinión propia en migración, en la guerra de Ucrania y en la propaganda de género. Defenderemos nuestros intereses. Hungría no puede ser chantajeada", ha reaccionado a través de X. "[El papel] es una interpretación del estado de ánimo global", defendió una fuente europea. "Es una evidencia que la economía húngara no está en buena forma. Hay inflación, desempleo y los intereses de los pagos están incrementando. Está en peor situación que hace dos años. Eso es un hecho", responde otra fuente diplomática.
Momento extremo en las calles ucranianas
La situación en Ucrania es extrema, probablemente atraviesa el peor momento desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero de 2022. Su contraofensiva no dio los resultados esperados, lo que alimentó las dudas y el nerviosismo de sus aliados. La vital ayuda militar del gigante estadounidense está suspendida. La industria bélica de los europeos no tiene capacidad para generar las balas, artillería y munición que el país necesita. El conflicto de Oriente Próximo está copando buena parte de la atención mediática y política. Y Rusia se está aprovechando de todo ello mejorando sus perspectivas sobre el campo de batalla y en las futuras, y aún lejanas, negociaciones para la paz. "Si Occidente vacila en su apoyo a Ucrania, la creencia de Moscú de que está en camino de reclamar la victoria en Ucrania solo se confirmará, lo que probablemente endurecerá la postura maximalista del Kremlin", estima Oleg Ignatov, analista del Crisis Group.
La prioridad y las energías de la UE están centradas en estos momentos en poner en marcha el salvavidas a Ucrania. Pero el bloque comunitario no podrá evitar tomar decisiones en el futuro cercano en torno a su proceso estratégico de toma de decisiones, que requiere unanimidad en temas como fiscalidad, sanciones o política exterior. "A medida que se prolonga la guerra en Ucrania y con las elecciones al Parlamento Europeo a la vuelta de la esquina, el bloque se enfrenta a un dilema cada vez mayor: priorizar la unidad y el consenso u optar por la eficiencia. En el futuro, es posible que la UE tenga que encontrar soluciones creativas y alternativas para eludir los vetos y la oposición. La persistente resistencia de Hungría a apoyar a Ucrania podría encontrar el apoyo de otros países de la UE, sobre todo con el crecimiento de los partidos de extrema derecha en toda Europa", advierte Marta Mucznki, analista experta en asuntos europeos del Crisis Group.
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