Este artículo se publicó hace 2 años.
La inflación récord de Hungría corroe la popularidad de Orbán
El líder euroescéptico pierde apoyo popular a causa de unos precios del mercado alimentario y energético disparados. Los jubilados y las familias resultan ser los más castigados en un país donde la inflación se sitúa en el 21%.
Marcelo Nagy (EFE)
Budapest-Actualizado a
El Gobierno húngaro se esfuerza por combatir una subida de precios récord en Europa, que perjudica a los más vulnerables y daña la popularidad de Viktor Orbán, un polémico jefe de Gobierno que suele presentarse como defensor de las familias y los pensionistas. Justo los más castigados.
A las puertas de la Navidad, la inflación húngara galopa a niveles no vistos desde hace 25 años, se sitúa entre las cuatro más altas de la Unión Europea y castiga a los sectores más vulnerables, con problemas incluso para pagar las facturas de la energía.
En los últimos meses la inflación en Hungría se disparó y llegó a niveles no vistos desde 1996, superando el 21% interanual y en el caso de algunos alimentos, como los huevos el aumento ha sido de hasta el 87%.
"Ya ni siquiera hago comparaciones con los precios del año pasado. Compro salami (uno de los productos tradicionales en Hungría) solo si está en descuento", explica a Efe un pensionista en el Mercado Central de Budapest, agregando que intenta "no pensar en la Navidad". Él mismo agrega que en los supermercados los productos en rebaja "desaparecen enseguida''. "Esto no era así el año pasado".
La inflación afecta principalmente a los sectores más vulnerables, como los jubilados o profesores y maestros, que cuentan con sueldos muy bajos.
Las quejas incluso se han viralizado. En la red social TikTok, se compartido mucho un vídeo en el que una jubilada húngara, la señora Rozika, se queja llorando de que no tiene dinero para la calefacción ni para comer, y que a los 71 años está "por morir de hambre".
Una de las inflaciones más altas de la UE
Según datos de la Oficina Central de Estadísticas (KSH) en octubre el precio de varios alimentos costaba mucho más que un año antes y el alza de los precios fue del 81,4% en el caso del pan, del 71,6% en el de la mantequilla y del 75,4 % en general en el de los productos lácteos. En algunos de estos productos Hungría registra la inflación más alta de la UE.
"El forinto húngaro ha registrado una caída de su valor no vista en otros países de la región, la economía húngara es abierta, hubo un importante aumento de sueldos y el Gobierno ha aplicado impuestos extraordinarios a varios sectores", enumera a EFE las causas internas que generan la inflación en el país, Zoltán Török, analista de Raiffeisen Bank.
A pesar de que el Gobierno ha introducido un precio tope a varios alimentos, como, entre otros, el aceite, los huevos, la leche y también la gasolina, los expertos apuntan a que éstos más bien generan y alargan la inflación en vez de aliviarla.
Empeora la situación que la Unión Europea siga congelando el desembolso de unos 7.500 millones de euros de fondos comunitarios por el incumplimiento del Estado de derecho por el Gobierno de Orbán.
¿La culpa es de Bruselas?
El Gobierno, que ya ha determinado el precio máximo de la gasolina meses antes de la invasión rusa contra Ucrania, ahora asegura que lo que Europa afronta es una "inflación bélica", causada por las sanciones de Bruselas contra Moscú por la guerra.
El mismo Orbán habla de la "inflación causada por las sanciones" y recientemente ha afirmado en la radio pública Kossuth que "ésta se debe a las erróneas sanciones de Bruselas".
A pesar de las campañas gubernamentales, cada vez menos húngaros creen en que sean solo las sanciones las causantes del alza de los precios y, según un sondeo reciente del "Instituto de Investigaciones 21", el 37% acepta lo que dice el Orbán, pero el 46% culpa al Gobierno de la inflación.
Inflación persistente
Los húngaros ya empezaron a ahorrar y desde septiembre se registró una importante reducción del gasto en energía, ahorrando con la luz y la calefacción, señaló Török.
"La gente comenzó a comprar productos de marca blanca y va cada vez menos a restaurantes", mencionó algunas de señales que indican que los húngaros ya se preparan para una inflación persistente.
El aumento de precios "todavía no ha llegado al pico y en diciembre podría ser de hasta el 25%", enfatizó el analista, que al mismo tiempo pronosticó que la inflación se mantendrá alrededor del 20% hasta, por lo menos, primavera.
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