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Actualizado:El comité ministerial de asuntos legislativos de la Kneset ha aprobado un proyecto de ley que define a Israel como “hogar nacional del pueblo judío” en el que solamente tiene “derecho a la autodeterminación” el pueblo judío, subordinando al judaísmo la democracia y los derechos de los ciudadanos que no son judíos.
Un editorial en Haaretz ha señalado que el proyecto de ley es en realidad “la piedra angular del apartheid”. Aunque la segregación existe en la práctica desde hace muchos años y, según distintas organizaciones de derechos humanos, hay más de 50 leyes que vulneran los derechos básicos de quienes no son judíos, el proyecto consagra de manera oficial la segregación.
La aprobación por parte del comité ministerial se produce pocos días antes de que el presidente Donald Trump visite el país el próximo 22 de mayo para intentar relanzar el proceso de paz con los palestinos, una iniciativa que desagrada profundamente a los dirigentes israelíes aunque el primer ministro Benjamín Netanyahu ha dicho públicamente que hay que recibir al presidente americano como un amigo.
La aprobación del proyecto de ley también coincide con la exposición detallada que uno de los principales ministros, Naftalí Bennett, del partido la Casa Judía, ha hecho de su visión del futuro, una visión que contempla la consolidación de un solo estado en la Palestina histórica de índole judía para evitar que Palestina se llene de refugiados que, en su opinión, pondrían en peligro la naturaleza judía de Israel.
En dos meses se presentará una iniciativa legislativa con el apoyo de todos los partidos de la coalición de gobierno
El proyecto todavía puede ser modificado y la ministra de Justicia, Ayelet Shaked, también de la Casa Judía, ha dicho que en el plazo de dos meses presentará una iniciativa legislativa en esta línea que contará con el apoyo de todos los partidos que forman la coalición de gobierno, lo que significa que probablemente incluirá las ideas de su jefe de filas Bennett.
El proyecto de ley está trufado de conceptos y vocabulario del siglo diecinueve, como “pueblo”, “nación” o “identidad”, que tuvieron su momento álgido durante el romanticismo y han perdurado hasta nuestros días en el sionismo, que al fin y al cabo es un movimiento nacionalista nacido al calor del romanticismo del siglo diecinueve.
Otra de las muchas ideas controvertidas que incluye el proyecto de ley, que también tiene hondas resonancias del periodo romántico, permitirá a los jueces aplicar la justicia basándose en lo que cuidadosamente se denomina “herencia judía”. Esta idea sugiere hasta qué punto se subordina la democracia al judaísmo.
El proyecto habla repetidamente de la “identidad” de cada “residente”, y no hay que olvidar que la palabra “residente” se aplica generalmente en Israel a los palestinos que viven en los territorios ocupados y que son ciudadanos de segunda categoría cuando no se les trata directamente como no ciudadanos. De hecho, en el texto se habla de “asentamientos comunales separados”.
Presentado por el diputado Avi Dichter, del Likud, el partido de Netanyahu, el proyecto de ley ha sido respaldado por más de una docena de parlamentarios de distintas fuerzas políticas. Algunos diputados de la coalición gubernamental, en número muy escaso, han expresado sus reservas con respecto a puntos concretos de menor importancia, lo que significa que el proyecto de ley cuenta con un amplio consenso en la coalición.
El Instituto para la Democracia de Israel (IDI) ha pedido al gobierno que no sancione el proyecto de ley. El profesor Mordechai Kremnitzer, del IDI, considera que la iniciativa puede desequilibrar el carácter judío del estado y alejarlo de su carácter democrático, así como dañar sustancialmente los derechos de las minorías.
Zehava Galon, líder del partido liberal Meretz, considera que el proyecto es “una declaración de guerra contra la minoría árabe y contra Israel en tanto que estado democrático”. Por su parte, el diputado árabe Yusef Yabarin, ha calificado la iniciativa de “apartheid fino”.
Avi Dichter ha dicho que el proyecto que él ha elaborado simplemente pretende “defender” el carácter judío del estado y ponerlo a la altura de otras leyes básicas, como la de derechos humanos o la democracia. Israel tiene once leyes básicas pero carece de Constitución. Según sus detractores, una Constitución obligaría a Israel a tratar por igual a todos sus ciudadanos, y eso explica por qué prácticamente casi nadie está interesado en ella.
El líder de la oposición, Isaac Herzog, ha declarado que la iniciativa “viola el sagrado y delicado equilibrio entre lo judío y lo democrático”, pero Netanyahu ha prometido que el proyecto se aprobará en la Kneset antes de que expire el periodo legislativo que concluye en agosto.
El primer ministro ha defendido la iniciativa en términos inequívocos. “El proyecto de ley establece el hecho de que el estado de Israel es la nación-estado del pueblo judío y nuestra patria histórica”, ha dicho Netanyahu. Y ha añadido que “es la respuesta más clara a todos aquellos que intentan negar la profunda conexión entre el pueblo de Israel y su tierra”.
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