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El futuro político de Israel sigue amenazado por Netanyahu

Aunque no es primer ministro desde la primavera pasada, Benjamín Netanyahu continúa en el eje central de interés en la vida política. Acosado por la justicia, a sus 72 años se niega a renunciar al poder. 

Benjamín Netanyahu. Foto de archivo.
Benjamín Netanyahu. Foto de archivo. Ilia Yefimovich / Dpa / EuropaPress

El juicio por corrupción contra Benjamín Netanyahu se ha tornado en un culebrón que promete durar todavía mucho tiempo y cuyo final es incierto. Su presencia en el banquillo se ha convertido en algo cotidiano para los israelíes, en un país fracturado entre los incondicionales y los detractores del carismático exprimer ministro.

Él ha anunciado esta semana que rechaza el acuerdo que le ha propuesto el fiscal general Avichai Mandelblit, quien abandonará el cargo a finales de enero, lo que significa que Netanyahu tendrá que seguir negociando un acuerdo que le permita eludir la cárcel con el próximo fiscal, cuyo nombramiento dependerá en gran parte del actual primer ministro Naftalí Bennett.

Netanyahu ha estado exprimiendo a Mandelblit durante muchos meses, pero parece creer que con el futuro fiscal, cuyo nombre todavía no se conoce, conseguirá unos términos más favorables. Por este motivo ha rechazado el trato que le ha propuesto Mandelblit, quien fue nombrado por Netanyahu. Los dos vivieron una luna de miel hasta que afloraron sus distintos casos de corrupción.

Según la mayoría de los analistas, el acuerdo propuesto por Mandelblit era muy ventajoso para Netanyahu puesto que no solo le eximía de pasar por la cárcel a cambio de realizar trabajos sociales durante solo algunos meses, sino que también ignoraba la mayor parte de los presuntos delitos cometidos por el exprimer ministro.

Las negociaciones se han conducido paralelamente al juicio que se desarrolla en el sector palestino de la Jerusalén ocupada por Israel en la guerra de 1967. Los analistas, y el propio Mandelblit, creen que el tribunal fácilmente lo podría llevar prisión, según han publicado los medios hebreos, de manera que todo el mundo creía que Netanyahu aceptaría el ventajoso trato de Mandelblit.

Hace quince días Netanyahu celebró una reunión familiar junto con su esposa Sara y sus dos hijos en presencia de sus abogados. Estos expusieron la situación y le aconsejaron que aceptara la propuesta del fiscal. La familia discutió la propuesta y hubo sus más y sus menos puesto que algunos de los reunidos rechazaban uno de los puntos clave del acuerdo.

El punto conflictivo es el que imputa al primer ministro el dolo, es decir que Netanyahu, que tiene 72 años, debería reconocer que delinquió a sabiendas, lo que sería moralmente reprobable, un agravante que acarrearía que el acusado debería apartarse de la política activa durante siete años. La mayoría de su familia discrepaba de este punto, aunque finalmente accedió al acuerdo.

Sin embargo, el reciente anuncio de Netanyahu de salirse del acuerdo ha sorprendido a sus allegados, puesto que deja todo en manos de los jueces. Los expertos creen que los delitos de corrupción que se están juzgando son demasiado graves y con toda seguridad enviarán prisión para el acusado y terminarán con sus ambiciones políticas.

Esta inesperada decisión, que ha chocado a muchos, significa que probablemente la estrategia de Netanyahu, después de haber exprimido a Mandelblit, pasa por esperar a que haya un nuevo fiscal y apurar los tiempos de modo que el acuerdo se alcance in extremis y sea más ventajoso.

Una cuestión candente es si todo este lío cuyos hilos maneja de momento Netanyahu incidirá en el gobierno de Bennett. La coalición gobernante puede perder su estabilidad tanto si Netanyahu se mantiene en la política activa como si desaparece, dado que la situación de Bennett es bastante precaria aunque él no se cansa de asegurar que la coalición es sólida y no habrá colapsos.

La coalición integrada por ocho partidos de todo el espectro político se sostiene milagrosamente con el apoyo de extremistas nacionalistas y un pequeño centro izquierda liberal. Si la coalición cayera, lo más probable es que se fuera a unas elecciones a las que Netanyahu se podría presentar como líder del Likud puesto que todavía no ha sido condenado por los tribunales.

Según Haaretz, Mandelblit está muy preocupado ante un eventual retorno de Netanyahu aprovechando la fragilidad del gobierno. El fiscal saliente cree que si esto ocurriera, Netanyahu podría cambiar en profundidad el sistema democrático existente en Israel en su propio beneficio, así como escapar de la justicia.

Pero los críticos con Mandelblit (y con Netanyahu) afirman que este razonamiento es un pretexto de Mandelblit para ofrecer a Netanyahu más ventajas en la negociación del acuerdo que lo libraría de la cárcel. No es extraño que Mandelblit haya recibido un sinfín de acusaciones de que en realidad está actuando en connivencia con el exprimer ministro.

Citando a personas del entorno de Mandelblit, el rotativo de Tel Aviv sostiene que el fiscal está muy preocupado porque cree que Netanyahu constituye una seria amenaza para la democracia. Esto explicaría por qué Mandelblit está tan interesado en que Netanyahu acepte la cláusula del dolo y sea apartado durante siete años de la política activa.

Distintas informaciones atribuyen a Mandelblit comentarios muy duros para el líder del Likud. El fiscal "ve a Netanyahu como un corrupto que constituye un peligro claro y presente incluso como jefe de la oposición". El fiscal también le acusa de querer "cambiar el ADN" del sistema judicial y de la prensa libre.

La realidad es que su futuro está envuelto en una gran nube de hipótesis que se decidirán en un sentido u otro en las próximas semanas y meses. Y está claro que Netanyahu hará todo lo que esté a su alcance para que la fiscalía no lo aparte de la vida política activa.

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