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Israel Israel marea a la Unión Europea y se sube a las barbas de Borrell

Israel no deja pasar la oportunidad de atacar a la Unión Europea. Apoyada por varios estados de Europa del este, y con el respaldo incondicional de EEUU, los israelíes se sienten fuertes para humillar los desvanecidos principios sobre los que se fundó la Unión. 

Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu. REUTERS
Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu. REUTERS

eugenio garcía gascón

En las últimas semanas el alto representante de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, ha visto cómo Israel lo ha mareado en relación con la inminente anexión al estado judío del 30% de la Cisjordania ocupada. Los israelíes nuevamente han demostrado que no tienen ninguna paciencia con Bruselas, una capital que para Israel simboliza el mal.

No han faltado los consiguientes insultos, señalando a Borrell como antisemita, un comodín que Israel utiliza a diestro y siniestro hasta el punto de que pierde su significado básico. Cuando alguien, sea quien sea, especialmente si es europeo, critica la brutal ocupación militar de los territorios palestinos, rápidamente se le cuelga ese sambenito y santas pascuas.

El ministerio de Exteriores israelí acusó la semana pasada a Borrell de aplicar "la diplomacia del megáfono", después de que este advirtiera otra vez contra la anexión unilateral de Cisjordania aprovechando un mensaje en el que felicitaba al estado judío, "un socio clave", por la composición del nuevo gobierno, un ejecutivo que reúne todos los requisitos para causar pánico.

Los israelíes no tienen ningún problema a la hora de subirse a las barbas de un Borrell que en el fondo no representa a nadie porque los auténticos mandatarios europeos, es decir Angela Merkel y Emmanuel Macron, son quienes impiden que Bruselas tenga una política exterior unida y razonable, además de debilitar el espíritu europeo en todos los frentes, y muy particularmente en Oriente Próximo, en beneficio de Israel y sus aliados y en contra de los intereses europeos.

Sintiendo que la Unión Europea está prácticamente muerta, Israel se cree con el derecho a actuar así con Borrell. No hace lo mismo con los mandatarios de las otras potencias. Se cuidará mucho de toserles a China y a Rusia. De hecho, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, criticó como Borrell la inminente anexión de Cisjordania, pero los israelíes no hicieron ningún comentario.

Esta situación continuará mientras Merkel y Macron se laven las manos ante todo lo que sucede en Oriente Próximo. La realidad que se observa cotidianamente es que la Unión Europea, con su actitud, no solo no resuelve problemas sino que los crea, siempre en detrimento de sus intereses. Con esta mar de fondo, es natural que Israel se ría a carcajadas de lo que pueda decir o callar Bruselas.

El ministerio de Exteriores israelí se permitió continuar la burla en los siguientes términos: "Israel y la UE comparten historia, valores, intereses, oportunidades y las dos partes se enfrentan a amenazas. Es lamentable que otra vez, la seguridad de Israel, un socio clave de la UE, y las amenazas a las que se enfrenta Israel, no se mencionen en absoluto y no se les dé la centralidad que deberían tener en el mensaje".

Y el comunicado terminaba diciendo con insolencia que "esta diplomacia del megáfono no sustituye al diálogo diplomático íntimo, y no hará avanzar el papel que quiere cumplir la UE". Conviene insistir en que Israel solo saca este tipo de mensajes con los europeos debido al nefasto comportamiento de Merkel y Macron, a quienes se les debe atribuir en buena medida que Israel haga lo que quiera cuando quiera. No es ninguna novedad, lleva lustros haciéndolo mientras los europeos emiten comunicados que carecen del menor asomo de credibilidad.

El mismo comunicado de Borrell, como todos los que salen de Bruselas, puede servir de muestra de hasta dónde llega el cinismo europeo, pues alude al "pilar fundamental del orden basado en las normas internacionales", un pilar citado por los europeos diariamente y del que Israel se burla absolutamente cada día, sin que Merkel y Macron adopten ninguna de las numerosas medidas que están a su alcance para evitarlo.

Como la prensa hebrea se encargó de subrayar, el comunicado de Bruselas se emitió en nombre de Borrell y no de los 27 estados miembros de la Unión, ya que es evidente que en Europa no hay consenso sobre esta cuestión y los dos mandatarios mencionados parecen desenvolverse a gusto con esa situación.

El martes pasado, como otros países europeos, Alemania divulgó por su parte un comunicado conjunto con los palestinos que vuelve a recoger todos los tópicos característicos de los comunicados europeos. Habla de la "grave preocupación" de Berlín ante la inminente anexión de Cisjordania que el primer ministro Benjamín Netanyahu ha dicho que se iniciará pronto, a partir del 1 de julio.

Dice el comunicado germano-palestino que las dos partes "ven con gran preocupación el acuerdo entre los partidos de la coalición (israelí) para avanzar en los planes para la anexión de territorios palestinos ocupados estipulados en el acuerdo de coalición israelí firmado el 20 de abril".

Y continúa: "La anexión de cualquier parte de territorios palestinos ocupados, incluida Jerusalén este, constituye una clara violación de la ley internacional y socava gravemente las oportunidades de la solución de los dos estados en un acuerdo sobre el estatus final" del conflicto. Es decir, más palabras huecas que los europeos repiten desde hace décadas sin adoptar ninguna medida para cambiar la trágica realidad.

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