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Italia, la tierra que más tiembla de Europa

El país transalpino es el territorio que más convive con los fenómenos sísmicos en todo el Viejo Continente. En los últimos días ha habido temblores en Florencia, Roma, Parma, Verona, Nápoles y L'Aquila. De Norte a Sur, Italia se ve afectada por la extensión de la costra terrestre que, a lo largo de los Apeninos, se separa unos 4 milímetros al año. Lo cual provoca una acumulación de energía que, regularmente, se desprende.

Vista de varias casas destruidas tras un seísmo en Amatrice, en el centro de Italia.- EFE

Un terremoto no es sólo un fenómeno geológico. Para quienes sobreviven, es el drama de una vida que, de golpe, se trunca. El barrio de toda la vida, destrozado. La localidad en la que uno ha crecido, destrozada. La propia comarca, aislada. Quienes sufren un terremoto, en cualquier lugar del mundo, lo primero que pierden es su casa. Y todos los recuerdos que en ella habitaban. Y los libros. Y la ropa que llevó tiempo escoger. Y los regalos recibidos durante años. ¿Qué será de aquella casa que costó toda una vida pagarla? ¿Dónde se podrá seguir viviendo? ¿Se puede continuar la vida en un poblado prefabricado cerca de las calles que te vieron crecer? ¿Hará algo el Estado? Éstas y otras preguntas son las que suelen hacerse, por desgracia, los transalpinos, muy a menudo.

Desde el Norte hasta el Sur, Italia es el país que más terremotos sufre en Europa. Lo confirman los temblores que tuvieron lugar esta última semana en Mugello (Toscana), Roma (Lazio), Parma (Emilia-Romaña), Verona (Véneto), Nápoles (Campania) o L'Aquila (Abruzzo). Por suerte, son de temblores de alcance menor y sin víctimas mortales, pero ponen de manifiesto la cotidianidad sísmica con la que vive Italia y que, en los peores casos, provocan muchos fallecidos y una enorme devastación. Como la vivida, por ejemplo, en los trágicos terremotos de L'Aquila (Abbruzzo) en 2009 y el de Amatrice (Lazio) en 2016, provocando tres centenares de muertos cada uno.

En los últimos días ha sido muy sonado el sismo que ha tenido lugar en la zona florentina de Mugello, en Toscana. El pasado lunes un terremoto de 4,5 grados de magnitud de la escala de Richter, a 9 kilómetros de profundidad, ha generado 36 temblores seguidos en plena madrugada, provocando el miedo de los habitantes, que finalmente salieron a la calle en medio de edificios daños. El epicentro tuvo lugar en la localidadades de Scarperia y San Piero, pero el terremoto también ha sido percibido en las ciudades de Florencia, Prato y Pistoia. En el mismo lugar, hace 100 años, un terremoto provocó más de 100 muertos.

Muchas personas han terminado durmiendo en los coches y otras, sin embargo, han hecho uso de otras instalaciones como la célebre pista de Moto GP de Mugello, lugar donde enseguida hubo centenares de camas a disposición para aquellas personas que no quisieran o no pudieran volver a sus viviendas tras los destrozos generados por el sismo. Alrededor de 600 personas, hace unos días, tuvieron que pasar la noche repartidos entre diferentes instalaciones provisionales. Actualmente, todavía hay 300 de ellas que siguen durmiendo fuera de su hogar habitual.

Los terremotos, en Italia, afectan también a sus infraestructuras. Esta semana la red ferroviaria italiana se ha visto bloqueada o ralentizada debido al sismo en la zona toscana de Mugello. Los trenes de alta velocidad transalpinos de la línea Roma-Milán y los regionales vinculados a la principal estación ferroviaria de Florencia, Santa Maria Novella, sufrieron numerosos retrasos debido a las comprobaciones que los expertos tuvieron que ejecutar para comprobar la idoneidad de las vías tras el sismo.

Un bombero pasa entre los escombros de los edificios hundidos en Amatrice tras el terremoto. - EFE

Un bombero pasa entre los escombros de los edificios hundidos en Amatrice tras el terremoto. - EFE

"Los terremotos de intensidad alrededor de los 4 y 5 grados de magnitud de la escala Richter son bastante frecuentes en Italia y pueden producirse una veintena durante un año a lo largo de toda la Península Italiana", explica Carlo Doglioni, presidente del Instituto Italiano de Geofísica y Vulcanología (INGV). "Éstos son sismos de menor intensidad, pero si tienen lugar daños materiales es porque los edificios no han sido construidos de forma adecuada".

En diferentes medios de comunicación del país, el presidente del INGV ha ilustrado con detalle las razones geológicas de dichos terremotos a lo largo de los Apeninos: "La zona se ve afectada por la extensión de la costra terrestre que, en Italia, se separa unos 4 milímetros al año. Esto lo que provoca es una acumulación de energía que, regularmente, se desprende. Cada cien años, por lo tanto, se registra un movimiento de 40 centímetros, así pues, un metro o un metro y medio cada dos o tres siglos". Y añade: "En el caso de este terremoto [de Mugello], está provocado por la extensión del Apenino Norte en dirección de la llanura Padana".

El presidente de la región de Toscana, Enrico Rossi, ha comentado estos días la gravedad política y social de lo que está ocurriendo: "Hace falta un plan muy importante para poner en situación de seguridad los Apeninos", explica. "No se trata de invertir 100.000 millones al año, con 1.000 millones podrían ser suficientes. Hay que tener presente la seguridad relativa al riesgo sísmico en las viviendas, ayudando a los privados y a la puesta en seguridad de todos los edificios públicos". Y añade: "Lucharé, como presidente, para que los Apeninos sean la prioridad con un plan de inversiones que dure muchos años. No se puede vivir con miedo, éste es un gran desafío, como el relativo a los cambios medioambientales".

Los fenómenos geológicos de los terremotos, últimamente, están interesando también a otras naciones cercanas al país con forma de bota. Hace tan sólo dos semanas, Albania sufrió un terremoto de magnitud de 6.5 grados que ha causado medio centenar de muertos y cientos de heridos. Aunque, geológicamente, no tienen nada que ver con el fenómeno sísmico italiano. Muchos países vecinos como Kosovo, Bosnia, Serbia y Croacia, entre otros, se prestaron enseguida para ofrecer ayuda al país balcánico. Es como si, de golpe, los nuevos escombros borraran antiguas guerras.

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