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La Justicia finlandesa exculpa a Sanna Marin por sus fiestas privadas

El Canciller de Justicia de Finlandia ha determinado que no existe ningún indicio de que la primera ministra incumpliera su deber oficial por acudir a esas fiestas.

La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, durante la reunión del Consejo Nórdico en la Casa del Parlamento de Helsinki, Finlandia, el 01 de noviembre de 2022.
La primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, durante la reunión del Consejo Nórdico en la Casa del Parlamento de Helsinki, Finlandia, el 01 de noviembre de 2022. Kimmo Brandt / EFE

La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, ha sido exculpada de las acusaciones de negligencia vertidas contra ella por participar este verano en varias fiestas privadas, cuyas imágenes causaron una fuerte polémica en las redes sociales

El Canciller de Justicia de Finlandia, Tuomas Pöysti, responsable de supervisar la legalidad de las acciones del Gobierno y el presidente de la República, ha determinado que no existe ningún indicio de que Marin incumpliera su deber oficial por acudir a esas fiestas.

"No tengo motivos para sospechar que la primera ministra Marin haya actuado de forma incorrecta en su capacidad oficial como ministra o que haya hecho dejación de sus funciones", aseveró Pöysti tras analizar varias denuncias presentadas por ciudadanos.

En ellas se acusaba a Marin, entre otras cosas, de no estar en condiciones de ejercer su cargo por haber consumido gran cantidad de alcohol, sin haber cedido sus funciones previamente a otro ministro durante los fines de semana en que estuvo de fiesta.

El Canciller de Justicia refutó esa acusación alegando que las denuncias no especificaban qué labor oficial no se pudo realizar o qué función concreta se vio comprometida debido al comportamiento de la primera ministra.

En las denuncias presentadas también se culpaba a Marin de no haberse comportado de manera acorde con la dignidad debida en un Jefe del Gobierno, mostrando una actitud que deterioró la reputación internacional de Finlandia.

Sin embargo, el Canciller recordó que la obligación de los funcionarios de mantener una buena conducta no se aplica a los ministros, quienes son directamente supervisados –y en su caso, depuestos– por el Eduskunta (Parlamento).

"No corresponde al Canciller de Justicia, como autoridad suprema en cuestiones de legalidad, evaluar la moralidad de la conducta de un ministro o las cuestiones relativas a su credibilidad política o la confianza de que goza", señaló Pöysti en su dictamen.

El machismo frente a la felicidad de una primera ministra

La polémica alcanzó tales cotas que Marin se vio obligada a someterse a un test de drogas tras hacerse público el vídeo de marras. La política dio negativo en el test pero su imagen quedó dañada tras cientos de comentarios que pretendía desacreditarla para ejercer su cargo.

Estos comentarios, machistas y de doble rasero, no surgieron en oleada contra otros líderes que utilizaron el baile incluso como reclamo político, como Abel Caballero, por ejemplo. O Mariano Rajoy, que se hizo viral en 2018 bailando Raphael en una boda por su comicidad. O, incluso, Boris Jonhson.

"Nos pasa a todas"

Las imágenes generaron todo tipo de comentarios, desde acusaciones de consumo de drogas hasta mensajes de apoyo por esta violación de su intimidad. Ante esta situación, otras mujeres finlandesas decidieron compartir sus vídeos más embarazosos estando de fiesta para solidarizarse con su primera ministra.

"Solidaridad con Sanna. Nos pasa a todas. Un vídeo mío, muy secreto y estúpido, estando borracha con mis amigos. Filtrado por mí misma", decía uno de los mensajes.

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