Este artículo se publicó hace 12 años.
Krugman insiste en que la salida de Grecia del euro es irremediable
Para salvar a Italia y España, el Nobel propone una intervención ilimitada del BCE
Paul Krugman ataca de nuevo. La semana pasada ya auguró en un artículo en The New York Times que España tendrá su corralito y que la salida de Grecia del euro es "inminente". Este domingo, en una entrevista en el semanario alemán Der Spiegel, insiste en la misma idea. Pese a que los líderes europeos, y hasta Barack Obama, se conjuren para que el país heleno no abandone la moneda única, el premio Nobel de Economía de 2008 cree que el camino, a estas alturas, es irremediable, irreversible. Ninguna de las soluciones que se propone, argumenta, es una barrera auténtica. "Detesto decirlo, porque es como gritar '¡fuego!' en un teatro lleno. Pero no hay alternativa. Todas las soluciones que se discuten no sirven para remediar el desastre", opina Krugman durante la charla, recogida por Efe.
¿Y qué pasará entonces? La salida de Grecia de la eurozona tendrá como consecuencia una fuga de capital en los países de la periferia del euro y una retirada masiva de depósitos, un corralito, pero el Banco Central Europeo (BCE) tiene la posibilidad de hacer frente a la situación con inyecciones de liquidez, apostilla.
Para Krugman, políticamente los casos de Italia y España son "más fáciles que el de Grecia porque sus problemas no surgieron de la irresponsabilidad absoluta". "Se podría argumentar diciendo que hemos echado a los malos pero tenemos que salvar a los buenos", añade el economista. Sin embargo, para controlar la situación en ambos países se requiere, a decir de Krugman, de una intervención ilimitada del BCE.
La vía "zombi" de Merkel"La política de ajustes está claro que no lleva a ninguna parte", dice
Krugman ataca duramente el menú único de ajustes y austeridad pregonado por el Gobierno alemán de Angela Merkel y reitera su acusación de que la canciller hace una "política zombi". A este respecto pone como ejemplo: "La naturaleza de los zombis es que siguen caminando y tropezándose sin importar cuántas veces los hayas matado. Lo mismo ocurre con la política de ahorro y ajustes. Por lo menos desde hace dos años está claro que no lleva a ninguna parte y sin embargo se sigue predicando y presentando como un modelo de éxito". Sin embargo, Krugman tampoco considera viable para países como España o Italia una política keynesiana de impulso a la coyuntura porque, estima, no se podría financiar. "Decisiones auténticas sólo pueden tomarse en Fráncfort [sede del BCE] o en Berlín", aduce.
Según el economista estadounidense, el Ejecutivo alemán no debería permitirle al BCE "exagerar" en su lucha contra la inflación y, además, el BCE debería reducir los tipos de interés y prestar ilimitadamente dinero a los bancos y a los gobiernos. Berlín, mientras tanto, debe evitar caer en la "locura del ahorro" para no aumentar la presión. Krugman, sin embargo, se muestra escéptico a que esas ideas se lleven a la práctica.
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