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México, a la caza de narcos a un año de las elecciones

Caen tres capos en una semana, pero los expertos creen que es una 'batalla mediática'

MAJO SISCAR

El Gobierno mexicano detuvo ayer al supuesto responsable de la violencia en Acapulco, Moisés Montero, el Koreano, presunto capo del Cártel Independiente de Acapulco y sucesor de Edgar Valdez, la Barbie, otro sanguinario jefe de sicarios capturado el año pasado.

Autor intelectual, entre otros, del secuestro y asesinato de 20 turistas en 2010, Montero es el tercer capo intermedio capturado esta semana, junto a José Antonio Acosta, el Diego (brazo armado del cártel de Juárez y quien ordenó 1.500 asesinatos en Chihua-hua) y Nery Salgado Harrison, el Yupo (jefe de Los Caballeros Templarios en Apatzingán, Michoacán). 'Estamos asistiendo a un debilitamiento sistemático de todas las organizaciones criminales', afirmó el portavoz de Seguridad Pública, Alejandro Poiré.

'El Koreano', detenido ayer, ordenó el rapto y asesinato de 20 turistas en Acapulco

Paralelamente, la Fiscalía anunció la dimisión de 21 de los 32 procuradores públicos. Aunque no se ha explicado la medida, Poiré reiteró que para garantizar la seguridad nacional 'se requiere que los delincuentes sean llevados a la Justicia y se reconstruyan las autoridades locales'.

En México quedan impunes el 98% de los delitos. La Fiscalía reconoció que 'un mejor acceso a la Justicia sólo es posible mediante servidores públicos y procesos a la altura de los retos que enfrentamos'.

Sin embargo, para el experto en seguridad nacional José Luis Piñeyro se trata de una 'batalla mediática' que se acentúa por la cercanía de las elecciones presidenciales, previstas en 2012. Los últimos datos sobre pobreza y desempleo han aumentado durante este Gobierno.

'Se están cargando los dardos contra [el presidente] Calderón en sus tres promesas electorales: seguridad, empleo y fin de la pobreza, así que él trata de legitimar su estrategia contra el narco, aunque lo haga con una práctica fallida'. En su mandato, se han detenido unos 40 capos, pero el narcotráfico sigue cobrándose una treintena de vidas al día porque, dice Piñeyro, 'aunque se descabecen los cárteles, sus puestos son rápidamente ocupados por otra gente'.

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