Muerte y destrucción en Al Shifa, la estrategia criminal de Israel en Gaza que no perdona ni los hospitales
La retirada israelí del hospital de Al Shifa deja escenas desoladoras, con centenares de muertos, y la constatación de que Israel es capaz de todo para someter a Gaza.
Madrid-Actualizado a
El ejército israelí se retiró este lunes del hospital de Al Shifa, en Gaza, donde desplegó durante dos semanas de asedio y operaciones de asalto una muestra más de la estrategia de destrucción en ese territorio palestino, plasmada en crímenes de guerra y continuadas violaciones del derecho internacional humanitario y la convención de Ginebra.
Las instalaciones de Al Shifa han quedado devastadas por la acción de las tropas israelíes, que arrasaron todos los recovecos y subterráneos del hospital a la caza de los guerrilleros de Hamás. Su parte bélico habla de 200 milicianos muertos en Al Shifa y su entorno de laberínticos túneles, además de 900 detenidos. La cifra de civiles muertos podría doblar ese número en el hospital y las zonas circundantes, según el Ministerio de Salud gazatí. El número de desaparecidos ni siquiera es citado por ninguna de las fuentes.
El director de Al Shifa, Marwan Abu Saada, indicó que, dado el nivel de destrucción, este complejo hospitalario, el mayor de Gaza, ha quedado inutilizado y está fuera de servicio. Era la segunda gran incursión contra Al Shifa, pero en esta ocasión los soldados israelíes se emplearon a fondo para arrasar el hospital y acabar con la vida de los milicianos de Hamás que podrían estar escondidos, pero también de muchos de los desplazados que allí se encontraban y no tenían dónde ir.
Antes del asalto final, miles de personas (6.500, según el ejército israelí) se habían refugiado en las instalaciones de Al Shifa, unas de las pocas que disponían de agua y electricidad en el norte de la Franja.
La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, la UNRWA, indicó este lunes que dos de cada tres de los hospitales que funcionaban en Gaza antes de la invasión no están ya operativos. Sin embargo, lo ocurrido en Al Shifa va más allá de lo imaginable.
Ahora, el interior del Al Shifa es un reflejo multiplicado del infierno que vive la Franja desde el pasado 7 de octubre. En esta fecha, la matanza de 1.200 personas en Israel en el curso de una incursión masiva de milicianos de Hamás desató la venganza israelí sobre Gaza. En estos casi seis meses de bombardeos e invasión terrestre, Israel ha matado cerca de 33.000 personas en Gaza y herido a más de 75.000.
Más de 400 palestinos asesinados en Al Shifa
Cuando los israelíes dejaron el hospital en la madrugada de este lunes, decenas de cadáveres ametrallados, despedazados por las bombas y calcinados, muchos en estado de descomposición y otros con evidencias de haber sido ejecutados a sangre fría, se hacinaban en las estancias de Al Shifa. Utilizado por Israel como ejemplo de su capacidad "antiterrorista", este recinto pasará a los anales de la historia militar como una muestra del salvajismo desatado por soldados contra un edificio de uso civil y repleto de civiles.
Es difícil cuantificar el número de muertos en Al Shifa, pues las fuerzas israelíes sacaron un buen número de cuerpos y los enterraron en las inmediaciones. Además, hay muchas personas muertas en las viviendas cercanas, escenario también de este asedio. No menos de 400 civiles fueron asesinados durante el asalto israelí de estas semanas al hospital, según indicó el jefe de la Oficina de Medios de la Franja de Gaza, Ismail al Thawabta.
Al Shifa ya no es un hospital, sino un cementerio
El funcionario gazatí describió lo ocurrido como un "crimen contra la humanidad": los soldados israelíes "arrasaron los patios, enterraron decenas de cuerpos de mártires entre los escombros y convirtieron el lugar en un cementerio".
Tras producirse en noviembre la invasión de Gaza, Al Shifa ya devino en uno de los focos de la contienda, con anteriores operaciones de los comandos israelíes, además de los bombardeos de la aviación. Israel nunca pudo ofrecer evidencias de que realmente el hospital era un nido de terroristas y uno de los cuarteles generales de Hamás y la Yihad Islámicas, sus excusas para atacarlo.
Esta acusación fue negada una y otra vez por los médicos que trabajaban en el complejo sanitario, lo que no impidió que hace dos semanas se diera la orden final de asalto de Al Shifa.
Israel, un "estado criminal" que viola el derecho internacional
En una entrevista con el canal independiente Al Jazeera, el periodista australiano Antony Loewenstein, que lleva dos décadas escribiendo sobre el conflicto entre israelíes y palestinos, subrayó que la mayor parte de los muertos en el ataque a Al Shifa corresponden a civiles refugiados en sus instalaciones desde que comenzó la guerra hace casi medio año.
"Aunque los israelíes han atacado por doquier los hospitales, muchos civiles no tienen otro lugar adónde ir", explicó Loewenstein. "Muchos palestinos necesitan atención médica urgente y los hospitales son el lugar al que ir, si es que hay algún lugar seguro en Gaza", afirmó el experto.
Finalmente, después de que Israel dejara de hostigar hace unos meses Al Shifa, el hospital se convirtió en una trampa. "Existía la esperanza de que siguiera siendo un lugar seguro, pero claramente no lo era", aseveró el periodista.
"El bombardeo y el ataque a áreas periféricas de estos hospitales no son solo violaciones del derecho internacional. Son acciones de un Estado criminal, no de una supuesta democracia que sigue recibiendo el apoyo de las elites occidentales aún hoy día", explicó el autor del libro El laboratorio palestino.
La deshumanización de los palestinos
La estrategia del Gobierno de Benjamin Netanyahu en estos momentos en Gaza solo refleja "una cultura (militar) que permite esas matanzas inhumanas" y que está vigente desde hace décadas. Una cultura militar que "deshumaniza a los palestinos" e impide castigar a los militares que los matan sin piedad alguna, como evidencian los atroces vídeos colgados por soldados israelíes en Instagram o TikTok y que muestran cómo asesinan a civiles a sangre fría incluso cuando portaban una bandera blanca, refirió Loewenstein a Al Jazeera.
Precisamente, este canal de televisión catarí, que está informando con toda su crudeza sobre la guerra de Israel en Gaza, se ha convertido en el blanco de la censura y represión informativa israelí. El Gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció este lunes que ordenará, con un proyecto de ley, la suspensión en Israel de las transmisiones de Al Jazeera, medio al que acusa de connivencia con Hamás.
Lo más inquietante de esta ley es que da a Netanyahu la capacidad para cerrar temporalmente cualquier medio de comunicación extranjero que considere que esté dañando la seguridad nacional israelí con sus informaciones.
Inmune a las denuncias internacionales y a las protestas internas
Netanyahu, que acaba de ser operado de una hernia, está bajo el doble fuego de las críticas internacionales por las despiadadas acciones del ejército israelí en Gaza y de las protestas internas, dada su aparente desidia para liberar a los rehenes que permanecen en la Franja secuestrados por Hamás y que están a merced de las mismas bombas que masacran a los palestinos.
En la incursión terrorista que el pasado mes de octubre realizó Hamás en territorio israelí, además del asesinato de esas 1.200 personas, la milicia islamista tomó cerca de 240 rehenes. 100 de ellos fueron liberados en la tregua de siete días de noviembre pasado y el resto siguen en poder de Hamás o han muerto en los bombardeos israelíes.
Muchos de ellos podrían permanecer cautivos en la ciudad de Rafah, la última urbe palestina en pie en Gaza, que podría ser asaltada por las tropas israelíes en cualquier momento, lo que pondría en peligro mortal a los secuestrados.
Cien mil israelíes reclaman la dimisión de Netanyahu
Este domingo, cerca de 100.000 israelíes reclamaron en las calles de Jerusalén la liberación de estos rehenes, la convocatoria de elecciones anticipadas y la dimisión de Netanyahu, cuya permanencia en el poder depende ya solo de la guerra y del apoyo de la coalición gubernamental integrada por extremistas religiosos y ultranacionalistas judíos.
Netanyahu respondió a las protestas y dijo que la convocatoria de elecciones paralizaría las negociaciones en marcha para liberar a los rehenes y en las que participan mediadores de Egipto, Catar y Estados Unidos. Sin embargo, ha sido Netanyahu quien ha boicoteado la mayor parte de las veces esas negociaciones, anteponiendo la guerra como único medio para acabar con Hamás, aun a costa de la supervivencia de la población de Gaza.
La hipocresía de Washington
Estados Unidos, el principal aliado de Israel en el mundo, permitió que la semana pasada se aprobara una resolución en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas reclamando un alto el fuego. Washington se abstuvo en la votación y no emitió su derecho a veto.
Pero, aunque esta acción supuso una llamada de atención a Netanyahu por parte de la Casa Blanca, el primer ministro israelí no ordenó parar las operaciones ni el genocidio, como lo ha denominado la propia ONU, que su ejército está cometiendo en Gaza.
EEUU no solo no ha restado su apoyo a Israel por continuar su guerra de aniquilación en ese territorio palestino, sino que ha aumentado su aprovisionamiento con armas, sobre todo bombas capaces de volatilizar manzanas de viviendas enteras y aviones de combate que está utilizando Israel en Gaza.
"Sin una intervención internacional, hasta que Estados Unidos y Alemania, los dos mayores comerciantes de armas que están proporcionando armamento a Israel, paren de hacer esto, hasta entonces, esta guerra va a continuar", lamentó Loewenstein.
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