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Noruega, denominación de origen para un jamón serrano

NACHO SEVILLA

Gran parte del jamón serrano que se vende en Noruega recorre más de 10.000 Km antes de llegar a las tiendas. Tres veces la distancia entre España y Noruega. Una combinación de excepciones a las normas aduaneras hace que sea más rentable que un jamón haga el viaje de España a Noruega crudo, vuelva a España para ser curado y de nuevo al país escandinavo para su venta. Por otro lado, una empresa cárnica noruega está curando jamones al modo español, el año que viene llegará a los supermercados el primer jamón serrano producido íntegramente en Noruega.

Noruega es el país europeo donde es más cara la comida, según eurostat, la cesta de la compra cuesta un 86 por ciento más que la media europea, y eso que no incluye el alcohol que cuesta casi el triple. Los salarios también son más altos, pero en la era del libre comercio los precios sólo pueden mantenerse a esos niveles, un 50 por ciento más caros que en la vecina Suecia, gracias al proteccionismo agrícola noruego. Noruega no pertenece a la UE, pero sí al Espacio Económico Europeo: básicamente el comercio con Europa está liberalizado, pero los productos agrícolas son una excepción, sujeta a negociación de cuotas y aranceles especiales destinados a mantener la competitividad de sus productos agrícolas y ganaderos en el mercado local. Los granjeros cuentan con un importante poder político: su partido formaba parte del anterior gobierno y consiguió subir los aranceles al queso europeo un 277 por ciento en 2013.

Los noruegos tienen costumbre de consumir comida viajada, gran parte de la fruta y verdura que consumen no se puede producir en su clima. El aquavit (aguardiente) más preciado es el que ha viajado en barco hasta cruzar el ecuador y vuelta. Y todo el que puede va a Suecia a cargar el coche en los enormes supermercados que pueblan la frontera, incluso hay viajes organizados a los centros comerciales en ferry que permiten además, a los que no tienen que conducir, beber alcohol sin pagar impuestos en el barco de vuelta.

El jamón crudo español viaja hasta Oslo, le ponen un sello para ser carne noruega, vuelve a España para ser curado y de vuelta a Escandinavia para su ventaPero ha causado bastante revuelo una investigación de la televisión pública NRK que ha desvelado las excéntricas prácticas de la industria agroalimentaria noruega debido a los altos aranceles y sus excepciones: carne de pollo y de cerdo noruega que va a Dinamarca para volver como filetes empanados y salami; leche noruega que va a Alemania y vuelve como queso para untar; incluso queso que va a Dinamarca para ser cortado y empaquetado. Todo esto lo permite una exención de aranceles para materia prima noruega procesada en el extranjero. Fue diseñada para animar a la industria agroalimentaria a probar nuevos métodos de producción sin el coste en maquinaria y mano de obra que conllevaría en Noruega. Pero años después se ha comprobado que no está sirviendo para la innovación, el sistema se convierte en habitual y la producción no vuelve al país. Además estas prácticas incrementan notablemente la emisión de CO2 a la atmósfera en forma de humo de camiones que van y vienen.

Pero el caso más llamativo es el del jamón serrano español (con el ibérico no se puede hacer ya que la denominación de origen obliga a que sea procesado íntegramente en origen), y el de Parma italiano. A la exención de aranceles para la comida procesada en el extranjero con materia prima noruega se une una disposición especial en el Acuerdo sobre el Espacio Económico Europeo permite la importación de jamones españoles completos, con hueso, libre de aranceles. El resultado es surrealista además de bastante contaminante: el jamón crudo español recorre más de 3.000 Km en un camión, en Oslo le ponen un sello y ya es carne noruega, hace el viaje de vuelta para ser curado y loncheado en España, y vuelta a Escandinavia para ser vendido. Viaja, y genera emisiones de CO2, tres veces más de lo necesario. Pero sale más barato que pagar impuestos, entre 8€ (con hueso) y 18€ (sin hueso) por Kilo importado, y es perfectamente legal.

Ecologistas, agricultores y políticos se han escandalizado mientras las empresas que se dedican a pasear comida de ida y vuelta han recalcado que es legal y bueno para los productores de materias primas noruegos, aunque reconocen que no para el medio ambiente. La Ministra de Agricultura, Sylvi Listhaug, ha declarado que pondrá 'fin a este sistema del jamón. Tomaré la iniciativa en las negociaciones con la UE'. Los productores de jamón local han bautizado al extranjero como eksosskinke, algo así como jamón de tubo de escape, para recalcar el coste ecológico que conlleva su absurdo sistema de producción.

El jamón ahumado y curado local no ha podido competir con el importado de España o Italia. Noruega fue en 2012 el octavo importador de jamón curado español del mundo, según datos de la agencia tributaria citados por el Consorcio del Jamón Serrano Español: más de 500 toneladas, lejos de las 7.000 que importa Alemania. Pero Noruega es el segundo país que más jamón serrano importa por persona detrás sólo de Portugal. La importación de jamón español se ha multiplicado por cuatro en una década.

Y el jamón es la estrella de los numerosos restaurantes de tapas que se han venido abriendo en Oslo en los últimos años. Tapas es ya una palabra noruega, y aunque la aplican a cualquier ración de embutido o queso, no necesariamente de origen español, conocen su origen y los restaurantes de tapas suelen tener nombre hispano.

Siguiendo la evolución del gusto local una empresa cárnica noruega, Fatland, prepara ya su producción de jamón serrano que se cura en unas instalaciones que reproducen las condiciones climatológicas de España. Y sin necesidad de viajes inútiles, 'aquí con una bicicleta llegas de la fábrica a todos los puntos de origen de la carne', bromea el director Terje Wester.

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