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Obama aprovecha el éxito militar para visitar la Zona Cero

La operación comando que dio muerte a Bin Laden impulsa la popularidad del presidente al 56% en las encuestas cuando más necesita ese apoyo

ISABEL PIQUER

Barack Obama visitará mañana la Zona Cero por prima vez como presidente, un gesto altamente simbólico con el que esperar cerrar el capítulo mas traumático de la historia reciente de EEUU, cimentar el capital político que le ha supuesto la noticia de la muerte de Bin Laden y asumir el legado emocional y militar de los atentados del 11-S.

Un capital que de momento se ha traducido en un repunte de los sondeos. Una encuesta de The Washigton Post daba ayer a Obama nueve puntos más que el pasado abril, 56% de opiniones favorables, el número más alto desde 2009. Incluso el electorado republicano reconocía en un 61% que el presidente podía adjudicarse el mérito de la operación. La CNN registraba un resultado algo más modesto, 52% a favor, comparados con el 48% de hace un mes, prueba de que la lucha antiterrorista ya no figuraba entre las prioridades de la opinión pública estadounidense, mucho más preocupada por salir de la crisis.

Antes de sacar partido de la victoria y escribir el epitafio del hombre más buscado de la última década, la Casa Blanca seguía sopesando ayer la decisión de hacer públicas las fotos del cadáver, los vídeos del ataque filmados desde las cámaras miniatura de los cascos del comando y las imágenes del sepelio del líder de Al Qaeda en el océano.

La Casa Blanca duda sobre si debe mostrar imágenes del líder de Al Qaeda muerto

'Debemos tomar en cuenta las reacciones que pueda despertar la difusión de material adicional y debemos tener mucho cuidado', dijo el asesor presidencial para la lucha antiterrorista, John Brennan, 'Queremos compartir toda la información que podamos para que EEUU y el mundo puedan entender lo que ocurrió', pero 'no queremos perjudicar el éxito de esta operación ni de otras que podamos llevar a cabo en un futuro'.

Las fotos por lo visto son muy gráficas, 'atroces', especificó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, una de las razones por las que el Gobierno dudaba en hacerlas públicas. Washington temía incendiar los ánimos de los fieles de Al Qaeda y estropear su logro, pero también quería eliminar posibles rumores sobre la veracidad de la operación y acallar cualquier mito sobre la supervivencia de Bin Laden.

Las imágenes confirman que el líder terrorista murió de un tiro en la frente, encima del ojo izquierdo, un disparo que le destruyó parte de la cara. Un Bin Laden desfigurado podría arruinar la frágil popularidad del presidente. Según los medios estadounidenses, las pruebas gráficas se dividían en tres categorías: fotos del recinto y de sus ocupantes, e imágenes del cadáver y de la breve ceremonia marítima a bordo del portaviones USS Carl Vincent.

El jueves, en Nueva York, el presidente se entrevistará con miembros de los familiares de las casi tres mil víctimas del 11-S. Obama visitó la Zona Cero como candidato presidencial en 2008 pero celebró en Washington los dos recientes aniversarios de los atentados, reflejo de un cierto desinterés de los estadounidenses por esas celebraciones ante la gravedad de la crisis económica.

Washington teme incendiar los ánimos porque las fotos son 'atroces'

El año pasado, los actos se vieron enturbiados por la polémica sobre la construcción de un centro islámico a unas cuantas manzanas del agujero, ahora lleno de grúas, centro que Obama respaldó en su momento, confirmando para el sector más duro de la opinión conservadora, para los del Tea Party, que su presidente en secreto debía ser musulmán.

Obama sale de estos acontecimientos reforzado política y personalmente. Los comentaristas políticos, que le acusaban de ser pusilánime en política exterior, han reconocido que el inquilino de la Casa Blanca ha mostrado un temple de acero. Los dramáticos acontecimientos entre bastidores no deslucieron la sonrisa presidencial durante la cena de los corresponsales de la Casa Blanca, el pasado sábado, ni el tiempo que dedicó a denunciar las 'tonterías' de la polémica sobre su partida de nacimiento. The Washington Post subrayaba que el domingo, cuando la operación estaba a punto de empezar al otro lado del planeta, el presidente se fue a jugar al golf, 'aunque se limitó a nueve hoyos'.

Pero la renovada tensión con Pakistán, imprescindible en la lucha contra los talibanes, puede empañar el éxito de la operación comando. El propio director de la CIA, Leon Panetta, confirmó ayer que no se avisó de antemano al Gobierno paquistaní porque 'podría haber alertado' a Bin Laden; una grave acusación de que Islamabad amparaba al líder del Al Qaeda.

Obama ha resultado ser un commander in chief mucho más duro

La noticia de la muerte de Bin Laden ocurre en un momento en el que la lucha antiterrorista ha pasado a segunda plano y la guerra en Afganistán es cada vez más impopular. Según subrayaba la encuesta de The Washington Post, sólo 50% de los estadounidenses veían en la muerte del líder de Al Qaeda un cambio real en la lucha contra los talibanes.

Los neoyorquinos y los estadounidenses en general han pasado página desde hace tiempo, cansados de la paranoia que despertaron los ataques y que George Bush explotó para justificar un constante estado de alerta. Después de diez años, han aprendido a vivir con el terrorismo.

Obama ha resultado ser un commander in chief mucho más duro de lo que pensaban los estadounidenses y los analistas, pero sus logros de momento no parecen trasladarse a las arenas movedizas de la economía. Su victoria militar podría dar sin embargo al presidente una cierta autoridad bélica cuando vuelva a pedir a sus conciudadanos que unan sus fuerzas contra la recesión, como lo hicieron hace diez años después de los atentados.

El comando especial llamó a Bin Laden “Gerónimo” por razones históricas. El verdadero Gerónimo (1823-1909) fue un gran jefe apache que luchó contra la colonización del Oeste americano después de que fuera asesinada su familia. Sin embargo, Gerónimo tiene en realidad pocos puntos en común con Bin Laden: ambos se escondieron en unas cuevas, pero el apache se entregó a las fuerzas estadounidenses y acabó convirtiéndose al cristianismo. Fue encarcelado tres años en un lugar que hoy se ha convertido en un museo que recuerda esta figura de la historia de EEUU.

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