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La OTAN y Rusia van hacia una confrontación total que solo Alemania intenta contener

Las dudas alemanas para enviar los tanques Leopard 2 a Ucrania ponen en evidencia las discrepancias entre los aliados, pero también la desconfianza de Berlín sobre una eventual derrota de Rusia, que sigue avanzando metro a metro.

Tanque Leopard
Un tanque Leopard 2 del Ejército polaco durante unos ejercicios en la zona de Poznan este lunes 23 de enero de 2023. Marcin Bielecki / EFE | EPA

El Gobierno alemán, el que mejor conoce en Europa la estrategia exterior de Rusia, teme una escalada de la guerra y represalias de Moscú con medidas asimétricas, si se sobrepasa la línea roja de la entrega de armamento pesado a Ucrania, en concreto si los tanques Leopard 2 germanos acaban enfrentándose a los carros de combate rusos en el escenario bélico ucraniano.

Tras los tanques alemanes, el Gobierno ucraniano ya ha demandado misiles de largo alcance estadounidenses y europeos con los que pueda atacar objetivos en el corazón de Rusia. La guerra evoluciona sin control hacia un enfrentamiento cada día más directo entre la OTAN y Rusia, en el que Bruselas pone las armas y Kiev los muertos en el campo de batalla, y los alemanes parecen ser los únicos que se dan cuenta de ello.

Este lunes, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, señaló que el enfrentamiento entre Rusia y Occidente en torno a Ucrania está ya más cerca de una "guerra real" que de una "guerra híbrida", debido al masivo envío de armamento al Gobierno de Volodímir Zelenski.

En Berlín también hay una precaución extrema ante el destino que puedan tener esas armas y su tecnología una vez que concluya el conflicto. Alemania, y lo ha demostrado desde que comenzó la guerra, repudia las acciones de Rusia, pero también desconfía de una Ucrania armada hasta los dientes si la guerra acaba en tablas o con una derrota rusa. Muchos en Alemania no se creen que la guerra haya transformado en una democracia plena al que ya era el segundo país más corrupto de Europa antes de que comenzara la invasión rusa.

Pero incluso durante la guerra, la captura por los rusos de determinados componentes armamentísticos de alta tecnología podría ser catastrófico para el equilibrio de armas europeo en un futuro. Ésta es una de las razones por las que Estados Unidos no envía sus tanques M1 Abrams, tan poderosos o más que los Leopard 2 alemanes. Washington pide a Alemania solidaridad y que entregue sus tanques, mientras el Pentágono guarda a buen recaudo los suyos.

Alemania permitirá que otros manden los Leopard

De momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán ha indicado que no se opondrá a que envíen los Leopard 2 otros países, como Polonia o Finlandia, que ya han indicado su intención de reexportar este carro de combate a Ucrania. Puesto que es Alemania el fabricante de estos tanques, se necesita del consentimiento de Berlín para hacer esas transferencias.

Pero Berlín se lava las manos ante una operación que sabe que puede salir muy mal. Son los pros y los contras de entregar los Leopard 2 a los ucranianos de los que hablaba el fin de semana pasado el nuevo ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius.

El jefe de la Defensa germana ha insistido en que hay "muchos aliados" (no dijo cuáles) que también tienen muchas dudas sobre el traspaso de un arma fundamental para la defensa europea. Hay 2.000 Leopard 2 funcionando en trece ejércitos europeos y el Gobierno de Kiev quisiera al menos una tercera parte de ese arsenal.

Si se cumplieran estas demandas, Europa quedaría sin la principal fuerza de combate de sus divisiones acorazadas, para regocijo de los rusos, que es de esperar que no manden anticuados T-34 contra los Leopard.

Scholz no cede ante Macron tampoco

El canciller alemán, Olaf Scholz, que se reunió este lunes con el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha manifestado siempre a favor de detener la invasión lanzada por Vladímir Putin en Ucrania. Pero no a cualquier precio, como reclaman las repúblicas Bálticas o Polonia, quienes conocen demasiado bien el poder militar ruso.

Estonia ha recordado que su país dedica un 1% de su PIB para ayudar a Ucrania y ha exigido que el resto de Europa haga lo mismo. Es decir, un 1% del PIB que se añadiría al 2% del Producto Interior Bruto comprometido por los Gobiernos europeos para disparar el presupuesto nacional de defensa de cada uno de los estados.

De momento, la UE acaba de prometer otros 500 millones de euros adicionales en ayuda armamentística. Y mientras, el sistema sanitario europeo cae a niveles desconocidos en lo que va del siglo XXI por la insuficiencia de inversiones públicas.

En su cumbre con Macron en París, el canciller Scholz evitó referirse este lunes a los Leopard, pero el presidente francés habló en su discurso de la necesidad de unidad ante Rusia y de defensa de Ucrania. "Desde el pasado 24 de febrero [cuando empezó la invasión], no nos hemos escondido ni dividido y seguiremos con nuestro apoyo indefectible a Ucrania, que seguirá en todas las áreas", aseveró Macron.

No habrá división, pero tampoco hay unidad, diga lo que diga el presidente francés ante la opinión pública, como lo demuestra la cautela de Alemania con los Leopard y las feroces críticas a esta posición de buena parte de los países aliados. Hablando de cautela, Macron fue uno de los pocos líderes europeos que en su momento se manifestaron contra el acorralamiento de Rusia, al igual que hicieron altos mandos militares alemanes que fueron apartados de sus puestos.

Su postura sigue estando vigente. Si los países europeos se implican aún más en la guerra con tanques pesados y misiles, se habrá dado un paso más hacia ese callejón sin salida en el que, al fondo y muy peligroso, se encuentra Putin.

Scholz teme la implicación total de Europa en la guerra

Scholz clamó en París contra "el imperialismo ruso", pero al tiempo hizo oídos sordos a las demandas, cada día más exigentes, del Gobierno de Kiev, muy crecido con el apoyo que los lobbies ucraniano y polaco le prestan en Estados Unidos. Scholz teme más a la implicación directa de la OTAN en la guerra y al daño que ya el alejamiento de Rusia, hasta la invasión un buen aliado económico de Alemania, está causando en su propio país.

Unas recientes encuestas publicadas la semana pasada indicaron que un 46% de los alemanes está a favor de enviar los Leopard. Pero en contra se manifiesta el 43% de la población, mientras un amplio 11% se muestra indeciso. Buena parte de los alemanes creía que las guerras habían terminado para su país en 1945, con la derrota de la Alemania de Adolf Hitler, y de pronto ahora escuchan a sus vecinos de la UE reclamándoles que envíen sus tanques en la misma dirección en que marcharon hacia la Unión Soviética en el fragor de la Segunda Guerra Mundial. En Alemania hay mucha memoria sobre lo que pueden significar ciertos pasos.

Los tanques, necesarios para una contraofensiva ucraniana

Una de las razones alegadas para pedir los tanques pesados alemanes es la supuesta contraofensiva que Ucrania prepara para la primavera y también para contrarrestar la ofensiva rusa de invierno que está tomando forma en la exigua parte de la región del Donbás que aún está contralada por soldados ucranianos.

La situación en torno a la localidad de Bakhmut, que se ha convertido en un símbolo de la resistencia ucraniana al avance ruso, es casi insostenible, con localidades de sus inmediaciones capturadas cada día por las fuerzas del Kremlin y del grupo mercenario ruso Wagner, que podrían llevar en cualquier momento a que las unidades del ejército de Ucrania queden en una pinza.

La inteligencia estadounidense recomienda ya de manera abierta el repliegue ucraniano hacia ciudades más fuertemente defendidas, como Sloviansk o Kramatorsk, pero tal paso, además del reconocimiento de la victoria rusa, significaría dejar una brecha en el frente que, si no se tapona en las próximas semanas, podría dar vía libre a la ofensiva rusa.

En estas circunstancias, es comprensible que los ucranianos demanden los tanques pesados occidentales. Rusia ha replegado a muchas de sus unidades lejos del alcance del sistema de misiles estadounidense HIMARS, que machacó sus posiciones en los últimos meses, y lo que se requiere es una potencia artillería móvil, rápida y acorazada para acercarse a los puestos enemigos y para romper la línea del frente. Los avances rusos también en Zaporiyia indican que la respuesta ucraniana debe ser muy flexible y veloz para ser eficaz. Eso quizá lo puedan lograr cientos de tanques con una potencia de fuego similar a la de la artillería de campaña estática.

Y también, claro está, necesitarán de los misiles de largo alcance, que será el próximo artefacto bélico occidental que reclamarán los ucranianos y que hasta el momento ha sido negado, pues llevaría la guerra al interior de Rusia. Y Moscú no consideraría responsables de esos ataques solo a al alto mando del presidente Volodímir Zelenski.

Lo ha reconocido este domingo el comandante en jefe del ejército noruego, Eirik Kristoffersen, en una entrevista televisada. Rusia habría perdido cerca de 180.000 soldados, entre muertos y heridos, y Ucrania cerca de 100.000 militares y 30.000 civiles.

Sin embargo, como ha subrayado Kristoffersen, pese a las monstruosas cifras de bajas, "Rusia es capaz aún de continuar durante un largo tiempo" la guerra, gracias a su capacidad de movilizar a cientos de miles de soldados y a su producción imparable de armamento.

Según Kristoffersen, lo que debería preocupar más a Occidente y a Ucrania, es que el ejército de Kiev pueda mantener a la aviación rusa lejos del campo de batalla. De ello, hasta ahora han sido responsables las fuertes defensas antiaéreas ucranianas, reforzadas por los sistemas antimisiles occidentales.

Para el general noruego, el tiempo juega en contra de Ucrania, tanto si los rusos van a lanzar su ofensiva o si son los ucranianos los que quieren poner en marcha su contraofensiva. "Los necesitan ya", aseguró Kristoffersen.

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