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El partido de Berlusconi ensucia el fin de campaña

La alcaldesa de Milán, del PdL, acusa a su rival de haber colaborado con las Brigadas Rojas. El primer ministro trata de recuperar su credibilidad

DANIEL DEL PINO

La campaña electoral más incendiaria en la historia de la Segunda República italiana se cerró este viernes. Al menos así la han definido los medios de comunicación, que no recordaban nada igual en los últimos 17 años. Aunque habría que aclarar que ha sido el primer ministro, Silvio Berlusconi, el que se ha encargado de crear una atmósfera casi apocalíptica que se contagió, sobre todo, a los otros candidatos de la derecha.

Il Cavaliere se juega muchísimo en estos comicios municipales y provinciales a los que llega siendo cabeza de lista por Milán, pero en los que no es candidato a nada. Necesita recuperar cierta credibilidad después del escándalo del caso Ruby, en el que está imputado por abuso de poder y prostitución de menores. Y sobre todo, frenar el avance de la izquierda, que por primera vez, podría arrebatarle el ayuntamiento milanés.

Los medios afines al primer ministro han reproducido la falsa acusación

Milán ha sido precisamente el principal foco de la polémica y un claro ejemplo del estado de nervios en el que está Berlusconi. La campaña empezó marcada por los constantes ataques de Il Cavaliere a la Fiscalía, que lleva sus cuatro procesos judiciales, y la aparición de cientos de carteles en los que se leía 'Fuera las Brigadas Rojas de las Fiscalías'. Se trató de una iniciativa lanzada por el miembro del Pueblo de la Libertad (PdL) Roberto Lassini, con el propósito de proteger al primer ministro. Pero el tono fue subiendo hasta llegar a su punto culminante el pasado jueves.

Letizia Moratti, actual alcaldesa de la ciudad con el partido de Berlusconi, acusó en un debate televisado a Giuliano Pisapia, candidato conjunto de las formaciones progresistas Partido Democrático (PD) e Izquierda Ecología y Libertad (SEL), de haber robado un coche en los años setenta que después fue utilizado por las Brigadas Rojas, la organización de extrema izquierda, para secuestrar a una persona y asesinarla.

Moratti mintió en directo, ya que el Tribunal Supremo absolvió a Pisapia de todos los cargos. Los medios de Berlusconi aprovecharon el tirón y el diario Libero hizo de su portada un cartel que decía: 'Fuera las Brigadas Rojas de las listas electorales'. El político aludido anunció que presentaría una querella contra la alcaldesa después de las elecciones.

Una derrota en el ayuntamiento de Milán sería un revés para la derecha

Las acusaciones de Moratti han sido consideradas como un gol en propia puerta hasta por la Liga Norte, socio de Berlusconi en el Gobierno nacional y que presenta candidatura conjunta en Milán con el PdL. La oposición, por su parte, ha gestionado la polémica de manera excepcional, vendiéndose como ejemplo de moderación.

En el acto de final de campaña en Milán, el líder del PD, Pierlugi Bersani, pronosticó que las elecciones en la capital lombarda se decidirán en segunda vuelta. Un escenario que sería muy desfavorable para las aspiraciones de Moratti, que, en ese caso, muy probablemente sería incapaz de recabar suficientes aliados como para llegar a gobernar, cediendo a la izquierda el templo por excelencia del berlusconismo.

'Il Cavaliere' ha cerrado campaña en Nápoles entre abucheos

Bersani pronosticó el mismo resultado en Nápoles, el otro punto fuerte de estas elecciones. Allí decidió cerrar la campaña Berlusconi, que, como era de esperar, fue abucheado por cerca de un centenar de personas a su llegada al mitin de apoyo al candidato a la alcaldía, Gianni Lettieri. 'Pensé que me recibiría una mujer guapísima', espetó recurriendo de nuevo a su tradicional machismo.

El milagro de la basura, que esperaba cumplir enviando a 170 soldados a limpiar los miles de toneladas de desperdicios que se acumulan en las calles de la ciudad, no se cumplió, pero sus promesas no defraudaron. 'En Nápoles se suspenderá el pago del impuesto de la basura hasta que no quede una sola bolsa en la ciudad', aseguró el primer ministro.

Al frente de la limpieza podría poner a su hombre talismán, Guido Bertolaso, imputado por el escándalo de la organización del G-8 en L'Aquila, días después del terremoto que hace dos años acabó con la vida de 300personas.

A continuación, Il Cavaliere confirmó el anuncio que había hecho el día anterior, asegurando que presentará 'un decreto que bloqueará la demolición de las construcciones ilegales en Campania [la región de Nápoles] hasta diciembre de este año'. La medida tiene poco futuro, puesto que la poderosa Liga Norte ya ha mostrado su oposición.

Y para terminar, Berlusconi desplegó sus armas habituales. Hubo una de fiscales: 'Una patología de nuestra democracia', aseveró. Una contra la oposición: 'Iervolino [la alcaldesa de Nápoles] está siempre cabreada porque se mira al espejo y se estropea la jornada', bromeó. Y hasta una contra los programas de televisión que no le son fieles y osan mostrarse críticos: 'He visto estos días Ballarò y Annozero y son un escándalo. En ningún país del mundo se admitiría que la televisión pública, pagada con el dinero de los ciudadanos, llegara a ese grado de parcialidad'.

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