Este artículo se publicó hace 11 años.
El Pentágono, el mayor empleador del mundo, tiembla ante un largo cierre
En plena crisis por la falta de acuerdo entre demócratas y republicanos sobre los presupuestos, Obama logra autorizar el pago para los 1,4 millones de soldados
Jairo Mejía (EFE)
"Parece un edificio fantasma", comenta un oficial dentro del Pentágono, uno de los complejos de oficinas más grandes jamás construido y que tras tres días de parálisis está excepcionalmente tranquilo en los kilométricos pasillos de esta ciudad-fortaleza. Millones de personas en todo el planeta dependen directa o indirectamente del presupuesto del Pentágono, el mayor empleador del mundo y una de las agencias que más teme un prolongado cierre administrativo por la falta de asignación de fondos.
De los fondos del Departamento de Defensa dependen 1,4 millones de soldados, 800.000 empleados civiles en nómina y los alrededor de 2 millones que reciben beneficios, como veteranos u oficiales retirados. A ello habría que sumar unos 700.000 empleados de subcontratas del Pentágono, que en ocasiones trabajan hombro con hombro con sus colegas de Defensa, lo que elevaría el número de personas vinculadas directa o indirectamente a los fondos de Defensa a los 4,9 millones.
"Si te soy sincero, leyendo los posos de mi café, todo apunta a que esto será un cierre largo", explica un oficial de la Marina, nada más terminar de escuchar al presidente, Barack Obama, hablar sobre la cada vez más grave situación. La posibilidad de un cierre de más de una semana parece cada vez más clara por la falta de acuerdos entre demócratas y republicanos sobre el presupuesto, algo que aún podría empeorar con la llegada de un nuevo debate que promete durar días: la necesidad de elevar el techo de endeudamiento del país para no suspender pagos en dos semanas.
Cerca de 5 millones de personas están vinculadas directa o indirectamente al Pentágono
Ante la perspectiva de un largo cierre, o shutdown en inglés, la palabra en boca de todos en Washington, Obama ha autorizado el pago para los 1,4 millones de soldados, mientras que unos 400.000 empleados civiles del Pentágono llevan tres días en casa con sus sueldos suspendidos al no ser considerados personal esencial. Eso ha afectado a los despachos del Pentágono, pero también al pago de primas a militares o la disponibilidad de cazas para las misiones de vigilancia de los cielos en Estados Unidos.
Además, la mayoría de los 465.000 efectivos de la Guardia Nacional, que recibían compensaciones económicas por entrenar los fines de semana o por responder a emergencias en momentos como la actual temporada de huracanes, dejarán de hacer maniobras, ya que toda actividad relacionada con entrenamientos militares ha sido suspendida.
En un movimiento poco común el Departamento de Defensa desbloqueó 5.500 millones de dólares en fondos a contratistas en las horas previas al cierre de la Administración, algo que fuentes del Pentágono indican que no es tan extraño debido a que ese tipo de operaciones están ya aprobadas y se aceleran al cierre del ejercicio fiscal, que finalizó el 30 de septiembre.
Bill Urban, un portavoz de Defensa, indicó que la mayoría de contratos con empresas privadas "no se están viendo afectados, porque ya estaban presupuestados y, siempre que sean necesarios nuevos contratos, el secretario de Defensa (Chuck Hagel) tiene la posibilidad de autorizarlos" si se consideran de necesidad vital. También explicó que por el momento el Pentágono está evitando el retraso del pago de beneficios a veteranos y militares retirados, aunque eso podría cambiar, según el Departamento de Asuntos de Veteranos, si la parálisis administrativa dura más de dos semanas.
Los más afectados son los empleados civiles asalariados del Departamento de Defensa
Por el momento, los más afectados son los empleados civiles asalariados del Departamento de Defensa, el mayor empleador del mundo por delante del Ejército chino y la cadena de supermercados Walmart, aunque una parálisis de más de una semana podría tener graves consecuencias para muchas familias o negocios.
A buen seguro esta incertidumbre, que se suma a los recorte automáticos al presupuesto de Defensa la pasada primavera, no gusta a gigantes como Lockheed Martin, Boeing, Northrop Grumman o Booz Allen Hamilton, algunas de las empresas más beneficiadas por los 300.000 millones que gasta el Pentágono en contratos privados.
La parálisis de fondos, que están garantizados solo para asuntos de vida o muerte, emergencia y operaciones de guerra, podría extenderse por toda la red de la industria de defensa, de gran importancia para la economía de regiones como el área metropolitana de Washington, Norfolk (Virginia) o San Diego (California).
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