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El peronismo se aferra a la esperanza de llegar a una difícil segunda vuelta en Argentina

El candidato del peronismo, Sergio Massa, se disputa la Casa Rosada con el ultra Javier Milei y la 'macrista' Patricia Bullrich. Las elecciones a la Presidencia, en primera vuelta, son este domingo, 22 de octubre.

El candidato presidencial por el partido Unión por la Patria, Sergio Massa, y el candidato a gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, durante el cierre de campaña en Buenos Aires, a 17/10/2023.
El candidato presidencial por el partido Unión por la Patria, Sergio Massa, y el candidato a gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, durante el cierre de campaña en Buenos Aires, a 17/10/2023. Juan Mambromata / AFP.

Argentina está detenida, a la espera del impacto. Las campañas electorales están cerradas para las elecciones de este domingo 22 de octubre. En ellas, se elegirán la presidencia, 130 representantes de la Cámara de Diputados y 24 del Senado, el jefe de Gobierno de la capital y de tres provincias, entre ellas la de Buenos Aires —determinante—, así como sus respectivos intendentes. El resultado dibujará un nuevo mapa político en un país donde casi todos piden un cambio.

El foco está puesto en la disputa por la Casa Rosada entre las tres candidaturas principales: el populista ultra Javier Milei, la macrista Patricia Bullrich y el peronista Sergio Massa. Ese fue el orden de llegada en las primarias del 13 de agosto, con menos de dos puntos entre el primero y el tercero, un escenario atípico para Argentina, acostumbrada a dos grandes bloques políticos.

El foco está puesto en la disputa por la Casa Rosada entre Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa

Las apuestas son tan diversas como inciertas, y en esa incertidumbre está detenido el país. En particular, los mercados, así como el dólar paralelo o blue (el que circula en el mercado negro), convertido en un crónico factor de campaña y en el dolor de cabeza de las economías domésticas.

Las implicaciones de un resultado u otro son un cruce de caminos: Milei ha anunciado una dolarización en un país sin dólares, sobre lo que ha llegado a decir en televisión que prefiere que "estalle la economía", y Bullrich se ha referido a una incierta "libre elección de moneda".

Massa, al frente de Unión por la Patria (UP), aparece en ese mapa como el candidato de la moderación, la razón en medio del vendaval. Tiene obstáculos evidentes en su contra: es el ministro de Economía de una Argentina con una inflación del 138,3% interanual y de un 25,3% desde las primarias de agosto. Además es el rostro del Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández, ambos ausentes durante la campaña por razones diferentes. El peso de estos cuatro años cae sobre los hombros de Massa, así como las golpeadas esperanzas del peronismo.

Medidas y dinero

Massa devaluó un 22% la moneda al día siguiente de las primarias. Justificó esta medida por una imposición del Fondo Monetario Internacional (FMI), a lo que se sumó una nueva caída económica general que afectó a su perspectiva electoral.

Luego, llegó una batería de medidas económicas que le permitieron recuperar iniciativa: la eliminación del impuesto a la ganancia, que benefició a cerca de 800.000 trabajadores, y la devolución del IVA de productos de la cesta básica a sectores medios y bajos.

"Las medidas fueron fundamentales para que esta segunda parte de la campaña tuviera otro ánimo desde lo emocional, pero también una connotación material concreta no solo vinculada a las promesas de mejoras de la situación de los trabajadores, sino para concretar esas promesas", explica Julia Strada, directora del Centro de Economía Política Argentina y candidata a diputada por UP.

Las medidas llevaron a actos políticos con sindicatos  y a un peronismo unido alrededor de Massa

"Los ingresos de los trabajadores mejoraron un 20%. Los jubilados y jubiladas, que tuvieron recomposición por ANSES y PAMI —instituciones estatales—, han tenido una mejora de hasta el 100% del ingreso. Claro que la inflación sigue siendo el problema, y hay que bajarla, pero fue fundamental la compensación de ingresos", agrega la experta.

Las medidas se tradujeron en actos políticos con sindicatos y movimientos sociales, y en un peronismo unido alrededor de Massa con un mayor respaldo popular: "El apoyo a Massa mejoró desde el momento en que anunció medidas concretas para mejorar el poder adquisitivo, y así se convirtió en un candidato muy solvente para el conjunto de UP", sostiene Strada.

Campaña en tiempos de frustración

Argentina termina ocho años de gobiernos marcados por la frustración: primero con Mauricio Macri y luego con Fernández. Se palpa en la calle, en las conversaciones, el agotamiento por efectos de la inflación, convertida en batallas diarias de supermercado y facturas, con el dólar en ascenso y la calidad de vida en descenso desde los sectores populares hasta las capas medias, espacios sociales delimitados por fronteras cada vez más difusas.

"Llevamos mucho tiempo con gobiernos que no han podido recomponer el ingreso"

La economista y diputada agrega: "Hay enojo, desazón y frustración porque llevamos mucho tiempo con Macri y con este gobierno, que no ha tenido las posibilidades de recomponer el ingreso. Los trabajadores no están mejor. En algunos casos logran mejorar un poco, pero no logran estar sustancialmente mejor, y eso es un malestar generalizado".

Eso convive con una conciencia de que Milei y Bullrich no son los candidatos más adecuados. "Encuentro a la gente con un elevado nivel de conciencia social respecto al daño que pueden producir, y en algunos sectores la duda, el interrogante. No creo que los argentinos crean que con ellos les va a ir mejor", dice.

Massa y el heterogéneo peronismo que lo acompaña apelan a la razón y al miedo, a la destrucción que traerían Milei y Bullrich. Se levantan las banderas de la salud y la educación pública, la moneda nacional, las Malvinas, el medio ambiente o las empresas estatales. Conceptos muchas veces agrietados por la propia realidad, y enfrentados a una campaña como la de Milei, que apela a desatar toda esa frustración en un movimiento incendiario con la promesa de dolarización.

La casta

Massa ha tenido un recorrido político cambiante. Pragmático y adaptativo, su cualidad para mantenerse a flote en la política modificando sus posiciones según los momentos lo ha identificado a la vista de muchos con el sentido más tradicional de la política, o con lo que Milei construyó como adversario: la casta.

El candidato del peronismo necesita aminorar los escándalos

"Massa quería meter presa a Cristina y ahora es paz y amor. Sus antecedentes no ayudan para que la gente le crea, lo ven como un mentiroso, además de todo lo que pasó con Martín Insaurralde. Todos los quilombos que están saliendo a la luz le baja todo, la gente se está cagando de hambre y el tipo está paseando en yate", dice Sebastián Almeyda, un joven paraguayo del distrito de La Matanza, que pelea por una parcela en una toma de tierras.

El candidato del peronismo necesita revertir esa percepción y aminorar los escándalos, como el del político Insaurralde, que viajó en yate en el Mediterráneo en plena campaña. Problemas que se le suman a los económicos, y a la necesidad de mostrar la capacidad de ejercer poder, después de los años de un presidente que no logró ese difícil ejercicio en Argentina.

Quedan horas para que abran las urnas y puedan concurrir a ellas los más de 35 millones de electores habilitados. La noche del domingo dirá si existirá una victoria en primera vuelta o un balotaje (segunda vuelta) el 19 de noviembre, un resultado que tendrá impacto directo el mismo lunes en los mercados, la cotización del dólar y la encrucijada en la que se encuentra el país.

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