Este artículo se publicó hace 4 años.
PiñeraEl Gobierno chileno se resiste a implementar medidas drásticas para frenar el coronavirus
El virus pone en riesgo la celebración del plebiscito para una nueva Constitución en abril.
Meritxell Freixas
Santiago De Chile-
El coronavirus también se ha instalado en Chile. Este lunes y solo en un día la cifra de contagios se duplicó hasta 156 casos. Un nuevo escenario que llevó al ministro de Salud, Jaime Mañalich, a anunciar que el país sudamericano entró en la cuarta fase de la propagación de la epidemia: "Es la etapa en la que se produce circulación viral y dispersión comunitaria. Estamos preparados para enfrentarla", dijo antes de dar a conocer una serie de nuevas medidas.
Chile registró el primer caso el 3 de marzo. Desde entonces el goteo de casos ha sido ininterrumpido, pero fue la semana pasada cuando empezó a aumentar de forma considerable. El fin de semana la preocupación de los expertos y profesionales de la salud era evidente, sobre todo ante la falta de medidas por parte gobierno o la lentitud a la hora de proponerlas. "¿Realmente se cree que cerrar los centros de educación que dan comida, protección, seguridad a la mayoría de los niños y enviarlos solos [a] sus hogares es una medida razonable?", tuiteó el ministro de Salud pocas horas antes de que, finalmente, el Gobierno ordenara la medida. La decisión acabó concretándose después de una reunión entre el Ejecutivo y varios alcaldes y de la presión de la gente en redes sociales, donde Mañalich recibió una lluvia de críticas y fue acusado de poner en riesgo a niños, niñas y adolescentes.
Ante las recomendaciones de la OMS y de la experiencia de países "amigos", en referencia a los vecinos argentinos y peruanos, este lunes el presidente Sebastián Piñera anunció el cierre de todas las fronteras. El jefe de Estado también dijo que se destinará un fondo de 220.000 millones de pesos (más de 230 millones de euros) para financiar las medidas contra el virus e hizo un llamado a evitar cualquier desplazamiento "que no sea estrictamente fundamental". Sin embargo, aún no planteó respuestas más drásticas, como el confinamiento de las zonas más afectadas, tal y como piden los científicos y expertos. "Las medidas son insuficientes y estamos tratando de empujar al Gobierno para que determine ya el lockdown [encierro] y evitar el crecimiento exponencial de la curva, que está siendo muy claro", explica el profesor Miguel O’Ryan, especialista en enfermedades infecciosas pediátricas de la Universidad de Chile. Según él, es tiempo de aplicar un aislamiento "controlado, semejante a lo que se hace en España" porque –dice– "si avanzamos hacia allá, en dos días más nos acercaríamos al modelo coreano". En cambio, "si nos demoramos o no somos sólidos en eso, hay riesgo de acercarse al modelo italiano", añade.
40.000 casos para abril
La sensación en Chile es de poca claridad respecto al manejo de la crisis. Ha habido indicaciones contradictorias entre la autoridad de Salud y los expertos y aún no hay directrices claras sobre cómo se proceder los próximos días. La gente acude a sus puestos de trabajo, pocos se quedan en casa, y el transporte público funciona sin restricciones.
"Parte importante de la tarea de hoy es que la gente tome consciencia de la seriedad de la situación. Todavía hay mucha gente deambulando en las calles para el nivel que debiese ser. Estamos siendo muy insistentes en que las personas se queden en casa y emulen lo que se hace en España", apunta O’Ryan.
A primera hora de la mañana del lunes se dispararon todas las alarmas al viralizarse imágenes de los consultorios médicos llenos gente, mucha de edad avanzada, haciendo largas filas para vacunarse contra el virus de la influenza, el primer día de la campaña de vacunación. Muchas aglomeraciones y nadie manteniendo la distancia social recomendada. Lo mismo se vio en los supermercados durante el fin de semana, repletos de personas que temían quedarse con la nevera vacía y sin productos para desinfectar. "Quiero asegurar a todos nuestros compatriotas que la cadena de abastecimiento y de producción están funcionando con plena normalidad; llamo a la calma y no hay ninguna necesidad de sobre abastecerse", dijo Piñera en referencia a este episodio.
El ministro de Salud dio por buenos los cálculos de algunos expertos que estiman que se llegará a abril con más de 40.000 casos de coronavirus. Mañalich aseguró que el Ministerio incluso se está "preparando para una cifra mayor". Chile ya es el segundo país con más contagios de Sudamérica y el primero en número de infectados por habitante. Desde la Red de Investigadoras Covid-19, la doctora en Ciencias Vania Figueroa asegura que "al incrementar el número de personas infectadas que requieran hospitalización el sistema de salud del país colapsará, porque cuenta con, aproximadamente, 2,2 camas por cada 1.000 habitantes". Según la OCDE, en España la cifra llega a tres. La experta destaca, también, que las mujeres constituyen la "primera línea de lucha" contra el COVID-19, porque las labores de cuidado recaen mayoritariamente en ellas y, además, son mayoría en los equipos de salud y de asistencia social.
El plebiscito en riesgo
El virus impone un cambio en los ritmos de vida, estar en casa y bajar el frenesí de actividades del día a día. Todo lo contrario de lo que proyectaban –al menos hasta hoy– los movimientos sociales y los miles de personas que durante cinco meses han salido a protestar en las calles y plazas del país.
La epidemia ha sacudido al país en pleno proceso de cambios políticos y sociales –los más importante desde la recuperación de la democracia– y pone en juego el plebiscito previsto para el 26 de abril en el que la ciudadanía tiene que decidir si quiere cambiar o no la Constitución que les rige.
Este lunes, presidentes y representantes de los partidos del Gobierno y de la oposición se abrieron a cambiar la fecha. Lo hicieron después de observar la baja participación que se registró en los comicios municipales de Francia, donde se votó en plena emergencia sanitaria, y de escuchar las recomendaciones del Colegio Médico de Chile.
La decisión es compleja porque más allá de los efectos prácticos y logísticos propios de la campaña, que tenía que empezar dentro de 10 días, implica también consecuencias a nivel político. Hasta ahora las encuestas mostraban una amplia ventaja de la opción "apruebo" [una nueva Constitución] por sobre del "rechazo", pero la postergación deja margen para la desmovilización de la ciudadanía y más tiempo para la derecha de convencer a los indecisos.
La decisión sigue abierta y debe tomarse en los próximos días. Si se aplaza, habrá que decidir si se corre la fecha sólo un par de meses o si se deja para octubre, aprovechando la convocatoria de elecciones municipales. De ser así, el proceso constituyente chileno se alargaría hasta 2023.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.