Este artículo se publicó hace 4 años.
Un 8M histórico en Chile desborda las calles y fortalece la revuelta social contra el Gobierno
La manifestación feminista registra un récord de participación a pesar de la polémica por la notoria diferencia entre las cifras oficiales y de la organización.
Meritxell Freixas
Santiago De Chile-
Era una fecha clave en el calendario de protestas de 2020. El 8M chileno tenía un doble desafío: superar el récord de participación del año pasado y llenar nuevamente a las calles para demostrar que el estallido social sigue vivo (desde el 18 de octubre) y que el movimiento feminista ha sido uno de sus grandes protagonistas. Sin duda alguna, se lograron ambos.
Miles de mujeres desbordaron este domingo las calles de Santiago en la que ha sido la marcha feminista más multitudinaria convocada en el país. Eso, pese a que el baile de cifras entre organizadoras ─que cifran las asistentes en 2 millones─ y policía ─que dice que fueron 150.000─ abrió una polémica que hasta ahora nadie ha aclarado oficialmente. Más allá de los números, las imágenes hablaban por sí solas y evidenciaron un éxito de convocatoria incuestionable, en la que una marea verde y morada tiñó casi simultáneamente los cuatro kilómetros de recorrido por la Alameda, avenida principal de la capital.
Antes de las 12 del mediodía, hora prevista para comenzar a caminar, la Plaza Italia ─epicentro de las protestas sociales y rebautizada por la gente como Plaza Dignidad─ ya estaba repleta de mujeres preparadas para marchar bajo un sol abrasador. Ahí están Javiera y Amparo, dos niñas de 11 años que viven su primer 8M. Las acompañan sus madres, Lucía y Fabiola, de 44 y 48 años. "Es injusto que sólo por ser mujeres tengamos que pasar dolores, no tengamos los mismos derechos que los hombres y que no nos valoren por ser de distinto género", suelta Amparo, mientras sujeta un cartel que ella misma ha dibujado y que deja al aire otro mensaje: "No por mí, sino por todas".
Detrás de ellas y buscando la preciada sombra de la plaza, un grupo de voluntarias de la llamada Brigada B de salud se predisponen a atender a las personas que requieran una emergencia médica en el contexto de la movilización. Así lo vienen haciendo desde octubre. Entre la multitud también se abren paso las "mamás capucha", mujeres que cada viernes de protesta llegan a la "zona cero" para repartir comida a los jóvenes que se enfrentan directamente con la policía desde la llamada "primera línea". Las "madres", con el rostro cubierto, pasean sus escudos pintados de rojo y negro con mensajes como "Amor en la lucha" o "Sin justicia no habrá paz". Las manifestantes las ovacionan, aplauden y les dedican agradecimientos.
El 8 de marzo en todo Chile llega fuertemente marcado por las protestas sociales de los últimos meses. La calle no sólo pide derechos para todas, el aborto libre y gratuito y el fin de todo tipo de violencia contra las mujeres, sino que denuncia las decisiones del Gobierno de Sebastián Piñera y la represión policial de los últimos meses. "La que no salta es paca [mujer policía]", gritan repetidamente las manifestantes delante de las carabineras que supervisan la protesta. La masa salta impetuosamente. Como ya ocurrió el año pasado, la seguridad de la manifestación está capitaneada por mujeres policías.
“No quiero que mi hija piense como mi mamá”
A paso ligero, un grupo de seis amigas camina hacia la Alameda. Están eufóricas, contagiadas del ambiente festivo y reivindicativo que se respira. Son estudiantes de Medicina, tienen 22 años y visten todas iguales: pañuelo verde al cuello y una camiseta blanca que se dibujaron a mano. Escribieron dos consignas ─"No es no" y "Te quiero fuerte"─ con claros significados: "Queremos decir que nuestro cuerpo no se vende, no se toca y no se mata y, a la vez, que queremos construir esto todas juntas y tener mucho poder", dice Catalina, una de ellas.
Madres, hijas, y abuelas comparten lemas y espacios. Es una cita muy intergeneracional. Elisabeth, de 45 años, acompaña a su hija que anda perdida entre la muchedumbre. "Es mi primer 8M, antes no había participado nunca porque tenía una venda en los ojos. Pero no quiero que mi hija piense como mi mamá, que tiene 90 y se ha pasado la vida pensando en su marido y en la casa". La marcha transcurre pacíficamente y con poca presencia de hombres, tal y como había pedido la organización. Cuando ellos se dejan ver más de la cuenta, algunas mujeres los incomodan y corean: "¡Que se vayan los pololos [novios]!". Otras lo simplifican y dedican un simple "¡Chao, chao!" a la cara de los muchachos.
Muchas de las manifestantes son parte de colectivos autoorganizados nacidos en los barrios u otros espacios artísticos, deportivos o políticos, a partir del estallido del 18 de octubre. La mayoría exhibe mensajes ─algunos verdaderamente creativos─ en pancartas o partes de su cuerpo: "Mi posición sexual favorita es yo arriba y abajo el patriarcado", "Amor entre mujeres, nuestra arma principal", "Yo elijo cómo me visto y con quién me desvisto", "Nunca más sin nosotras".
Pero si hay una melodía que este 8M ha resonado con fuerza nuevamente en Chile, allí mismo donde nació, es la canción de Las Tesis Un violador en tu camino. La performance, que se ha convertido casi en un himno mundial de denuncia para el movimiento feminista, se ha entonado en varios puntos de la manifestación y cientos de mujeres lo han bailado delante del Palacio de La Moneda. En ese punto también se han producido algunos incidentes aislados entre la Policía y varias manifestantes que quisieron traspasar las rejas de protección del edificio gubernamental. Los carros lanza aguas y gases han actuado para dispersarlas. La jornada ha terminado con 53 personas detenidas en Santiago, varias de ellas hombres que se sumaron a los enfrentamientos con los uniformados. En otras ciudades del país, como Valparaíso, la represión policial se ha alargado hasta la noche.
"Históricas"
En el marco de la conmemoración del 8M, el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) dio a conocer un balance de las violaciones de derechos humanos contra las mujeres durante el estallido social: las cifras alcanzan los 490 casos, entre adultas, jóvenes y niñas. De estos, un 57% corresponden a torturas y tratos degradantes y otro 26% fueron por tortura con violencia sexual. Por el silencio ante tales vulneraciones, el movimiento feminista ha liderado una dura crítica contra la ministra de la Mujer, Isabel Plá.
Las activistas también han exigido con fuerza que el Congreso diera luz verde a un proyecto de ley para garantizar la paridad en el proceso de redacción de la nueva Constitución, siempre que esa opción gane el plebiscito convocado para el mes de abril. La iniciativa se aprobó la semana pasada y convertirá a Chile en el primer país del mundo que garantizará la equidad entre hombres y mujeres en un órgano constituyente.
El movimiento feminista chileno ha sido uno de los revulsivos del estallido social. Hoy se lee el Día de la Mujer Trabajadora de 2019 como uno de los preludios de la actual ola de movilizaciones. El de 2020, que continúa este lunes con una convocatoria a huelga, se recordará con las 10 grandes letras que quedaron pintadas en blanco sobre el asfalto de la Plaza Dignidad: "Históricas".
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