Este artículo se publicó hace 11 años.
La policía turca vuelve a la carga en la plaza Taksim
Disuelve una concentración antigubernamental con agua a presión y gas lacrimógeno después de cerrar el parque Gezi tres horas después de su reapertura
La policía turca ha desalojado con cañones de agua a presión y con gases lacrimógenos la céntrica plaza Taksim en Estambul, poco después de abrir y clausurar de nuevo el cercano parque Gezi, epicentro de las protestas que desde finales de mayo sacuden Turquía.
Sobre las 16.00 GMT, los antidisturbios desalojaron la plaza, empujando a los reunidos hacia la adyacente calle Istiklal, arteria comercial de la ciudad, donde se produjeron los primeros enfrentamientos. Dos blindados de la policía lanzaron agua a presión, mientras que los antidisturbios dispararon grandes cantidades de botes de gas y balas de plástico. La tensión es máxima, con una fuerte presencia de la policía que ocupa todos los puntos estratégicos del barrio e impide el acceso a la plaza Taksim, manteniendo un doble cordón.
La intervención policial tuvo lugar sólo tres horas después de que el gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu, declarara solemnemente abierto al público el parque Gezi, acordonado por la policía durante las últimas tres semanas. "Este parque pertenece a los catorce millones de habitantes de Estambul, a los viejos, los niños, las embarazadas, los jóvenes", señaló el gobernador, representante del gubernamental Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). La policía no abrió el espacio a los ciudadanos hasta después de que se hubieran marchado las autoridades para volver a evacuarlo momentos después.
El gobernador prometió en su discurso impedir que cualquier grupo determinado se apropie del parque. Mutlu paseó por el parque, tomado por la policía desde hace tres semanas, ante decenas de cámaras de televisión, mientras que un centenar de ciudadanos, ávidos de recuperar el espacio verde, esperaban tras un cordón policial. "Los parques pertenecen al pueblo. Convertirlos en un área de manifestaciones es una tortura para la gente. No podemos tolerar que un grupo se considere el pueblo y diga que el parque le pertenece", advirtió el gobernador. Negó el rumor de que las autoridades instalarían tiendas para romper el ayuno en ramadán, pero confirmó que sí podrían colocarse mesas para este fin, en lo que la oposición ve como un intento de "ocupar" el parque con colectivos religiosos, afines al Gobierno.
Pero un grupo de manifestantes, que se lanzó al parque después de que se hubiera marchado el gobernador, temió que esta recuperación no sea tal, vistas las advertencias contra toda "manifestación". "Ya veréis: cuando lleguemos esta tarde para encontrarnos en el parque, el gobernador volverá a mandar a la policía a cargar contra nosotros, algo completamente ilegal", advirtió un portavoz de la red Solidaridad de Taksim ante un centenar de personas que entraron a Gezi, acabada la ceremonia.
Durante las últimas tres semanas los obreros municipales han acondicionado el parque, cubriendo con nuevas placas de césped y flores las zonas destruidas en mayo por las excavadoras que iniciaron el proyecto de reurbanización de la zona, impulsado por el Gobierno turco. Ese plan, declarado ilegal por un tribunal de Estambul, fue el detonante de una oleada de protestas que evolucionó en un movimiento multitudinario de contestación ciudadana contra lo que se entiende como una deriva autoritaria del Ejecutivo.
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