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Polonia dispara la tensión con Rusia con el envío de tropas ante la amenaza Wagner en Bielorrusia

La tensión entre Polonia y Rusia se ahonda con el plan polaco de desplegar 10.000 soldados en la frontera con Bielorrusia para atajar la presencia de fuerzas Wagner en este país.

Soldados polacos durante los preparativos antes del Desfile del Día del Ejército Nacional en la base militar en Varsovia,, el 10 de agosto.
Soldados polacos durante los preparativos antes del Desfile del Día del Ejército Nacional en la base militar de Varsovia, el 10 de agosto. Reuters

El plan de Polonia de reforzar con diez mil soldados su frontera con Bielorrusia ha hecho sonar todas las alarmas en Rusia. Varsovia ha anunciado este despliegue menos de un día después de que Moscú acusara a Polonia de pretender ocupar el oeste ucraniano y de preparar brigadas polaco-ucranianas para ese fin.

Polonia cree que el Kremlin impulsa el estacionamiento de unidades de mercenarios Wagner en Bielorrusia con la intención de desestabilizar a los países vecinos, miembros de la OTAN.

La guerra de Ucrania pronto cumplirá un año y medio, y sus ecos resuenan con fuerza en una de las fronteras más sensibles de la OTAN. Rusia hace movimientos en la sombra con el misterioso traslado de las fuerzas de choque Wagner casi hasta esas fronteras; Bielorrusia, que parece un invitado de piedra, no deja de echar leña al fuego entre Moscú y Bruselas, y Polonia, el más entusiasta defensor de Kiev, se prepara militarmente y parece aprovechar la actual coyuntura para consolidar su condición de potencia militar regional.

El anuncio de que Polonia reforzará su capacidad de disuasión ante Rusia y Bielorrusia lo hizo este jueves el ministro de Defensa polaco, Mariusz Blaszczak. "Cerca de diez mil soldados estarán en la frontera, de los cuales unos 4.000 apoyarán directamente a la Guardia Fronteriza y 6.000 quedarán en reserva", explicó el titular de Defensa en una entrevista radiofónica.

La primera razón que se adujo sobre estos movimientos de tropas era la de incrementar la seguridad fronteriza para contener nuevas oleadas de refugiados procedentes de África y Asia, que utilizan la porosa frontera desde Bielorrusia para dirigirse a Europa Central y Occidental a través de Polonia.

El Gobierno del dictador bielorruso, Alexander Lukashenko, ha usado desde 2021 la emigración ilegal y los flujos de refugiados como arma política contra la Unión Europea, que a su vez ha apoyado los movimientos políticos disidentes surgidos en los últimos años en Bielorrusa.

Tropas polacas para detener migrantes ilegales… y a los Wagner

El responsable de la Guardia Fronteriza polaca, Tomasz Praga, manifestó a principios de semana que cerca de 19.000 personas indocumentadas habían intentado cruzar la frontera polaca procedentes de Bielorrusia en lo que va de año, mientras que en 2022 fueron 16.000 los refugiados que trataron de atravesar ilegalmente esa delimitación. Los 2.000 guardias fronterizos polacos se las han visto y deseado para detener este flujo migratorio, en parte orquestado por el Gobierno de Minsk.

Sin embargo, el ministro de Defensa de Polonia, en esa alocución radiada, dejó ver que las razones reales de tan importante despliegue de tropas adiestradas para el combate más que para controlar las migraciones ilegales tenían motivos militares de disuasión. "Acercamos al ejército a la frontera con Bielorrusia para ahuyentar al agresor y que no se atreva a atacarnos", aseveró Blaszczak.

En un principio el contingente de refuerzo polaco para su frontera no superaba los dos mil hombres, pero la tensión creciente entre Polonia y Rusia, con Bielorrusia como brazo del Kremlin en su enfrentamiento, de momento dialéctico, con Varsovia, cambió las cosas.

Maniobras, helicópteros bielorrusos y mercenarios rusos

Esta semana, Bielorrusia lanzó unas maniobras militares en las inmediaciones de su frontera con Polonia, en un polígono de la región de Grodno, que no gustaron nada en Varsovia, dada la situación de guerra de la vecina Ucrania.

Hace unos días, tras un incidente con dos helicópteros de combate bielorrusos a los que el Gobierno polaco acusó de haber rebasado la frontera común, las autoridades polacas ya adelantaron la posibilidad de enviar más tropas a la frontera con Bielorrusia.

Pero la mayor causa de preocupación para los polacos es la presencia en Bielorrusia de un número indeterminado de contratistas militares de la empresa Wagner, combatientes muy curtidos en la guerra, en escenarios como el Sahel o Siria, y ahora Ucrania. Los Wagner protagonizaron la toma de Bakhmut e infligieron al ejército ucraniano la derrota más simbólica de la guerra, después de meses de encarnizados combates en esa ciudad minera de la región de Donetsk.

Estos mercenarios siguen las órdenes directas del magnate ruso Yevgueni Prigozhin y las indirectas del Kremlin. Con su jefe al frente, se amotinaron contra el Ministerio de Defensa en junio pasado y varios miles de ellos marcharon hacia Moscú. La intermediación nada casual de Lukashenko hizo que los soldados de fortuna dieran marcha atrás.

El extraño incidente, que no implicó castigo alguno para sus protagonistas, se saldó con el "exilio" forzado de buena parte de los Wagner a Bielorrusia, encabezados por Prigozhin, amigo personal del presidente ruso, Vladímir Putin. Una vez en Bielorrusia, donde se instalaron en campamentos preparados al efecto, empezaron a entrenar a fuerzas de combate bielorrusas y abrieron la incorporación a sus filas de nacionales del país anfitrión.

Los Wagner llegan a la vez que las bombas nucleares tácticas rusas

El traslado de los Wagner a Bielorrusia ha coincidido curiosamente con el despliegue en este país de armamento nuclear táctico ruso. Lukashenko no puede utilizar el botón rojo del lanzamiento de este tipo de bombas atómicas de potencia explosiva más reducida, pero su presencia en Bielorrusia conforma un poderoso medio de disuasión precisamente contra los países más antirrusos de la OTAN, es decir, Polonia y las repúblicas bálticas.

La preocupación por la presencia de fuerzas Wagner en Bielorrusia es máxima en Polonia, que ha denunciado el desplazamiento de un centenar de los mercenarios a las cercanías de la frontera. Hace unos días, el primer ministro, Mateusz Morawiecki, advirtió sobre la posibilidad de que comandos del Grupo Wagner intentaran traspasar la frontera con Polonia haciéndose pasar por refugiados.

Desde principios de agosto, los servicios de inteligencia occidentales han detectado el movimiento de unidades Wagner en el corredor de Suwalki, ese pasillo situado entre Polonia y Lituania que lleva al enclave ruso de Kaliningrado. La intención de estas acciones sería más causar el nerviosismo en la OTAN que preparar ningún tipo de situación en uno de los lugares más vigilados del planeta en estos momentos.

Para añadir grados a la tensión, la inteligencia británica ha indicado que los Wagner están ya sustituyendo a los militares rusos encargados de preparar a los soldados bielorrusos en unidades de combate muy especializadas.

Tras el intento de motín del 24 de junio, el presidente ruso reconoció que el Grupo Wagner había recibido del Kremlin miles de millones de dólares. Que ahora se ocupen de la seguridad de Bielorrusia, uno de los puntos más sensibles para la geopolítica rusa tras la invasión de Ucrania, no es de extrañar. Sí lo es la artificiosidad casi teatral con la que los Wagner han acabado en Bielorrusia.

Moscú mueve los hilos

"Todo lo que ocurre en Bielorrusia está coordinado con las acciones de Rusia", sentenció el ministro de Defensa polaco. La decisión de enviar semejante contingente de tropas polacas a la frontera con Bielorrusia se ha producido, además, después de que este miércoles el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, expresara la intención de Moscú de reforzar también sus fronteras occidentales ante la creciente militarización de la zona por parte de la OTAN y, en concreto, de Polonia.

Shoigú acusó a Varsovia de preparar unidades ucraniano-polacas para, llegado el momento, ocupar parte del oeste de Ucrania al amparo de todas las fuerzas de la OTAN emplazadas en la zona. "Si se tienen en cuenta las fuerzas armadas de los países del este de Europa, junto a las fronteras de la Unión Estatal (una asociación formada por Rusia y Bielorrusia) han sido emplazados cerca de 360.000 militares, 8.000 blindados, 6.000 piezas de artillerías y morteros, 650 aviones y helicópteros", aseveró Shoigú.

Desde que comenzó la guerra, agregó el ministro ruso, la presencia militar de la OTAN se ha ampliado en la zona en 30.000 soldados.

Las amenazas a la seguridad militar rusa

"En las direcciones estratégicas occidental y noroccidental, las amenazas a la seguridad militar de Rusia se han incrementado exponencialmente", explicó Shoigú. También acusó a Occidente de participar en una guerra "por delegación" contra Rusia, con decenas de miles de millones de euros y miles de toneladas de armamento de última generación destinados al ejército ucraniano.

Precisamente, y en medio de este creciente clima de tensión, Alemania, uno de los países que más se ha implicado con dinero y armas para ayudar al ejército ucraniano, ha anunciado sus planes de ampliar hasta fin de año el actual despliegue en Polonia de sus baterías de misiles Patriot.

Este paso, que refuerza el flanco oriental de la OTAN, es un claro aviso a Moscú y Minsk por sus movimientos de piezas en el tablero geoestratégico europeo. Entre los últimos e inquietantes pasos dados por el Gobierno bielorruso ha estado la intensificación de la cooperación militar con Irán.

La semana pasada el ministro de Defensa de Bielorrusia, Víctor Jrenin, visitó Teherán, donde firmó un memorando de entendimiento para la cooperación militar entre los dos países. Ya en mayo pasado, Ucrania acusó a Irán de planear la reconversión de varias fábricas de la ciudad bielorrusa de Gomel en plantas de producción de drones que serian destinados a la guerra.

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