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Las primarias se hacen interminables

Los demócratas están muy preocupados por la división que causan en el partido

ISABEL PIQUER

Pero ¿cuándo van a terminar las primarias? El Partido Demócrata empieza a preocuparse seriamente. Las fechas van pasando y todo sigue igual. Ni el supermartes ni Texas y Ohio han conseguido desempatar a Hillary Clinton y Barack Obama, enzarzados en una histórica batalla por la nominación.

Ésta es la primera vez en ocho años que los demócratas tienen una posibilidad real de llegar a la Casa Blanca y están más divididos que nunca. Tan divididos que podrían llegar sin candidato claro a la convención de agosto, el peor de los guiones posibles.

Harold Meyerson, un columnista de The Washington Post, comparaba ayer las primarias con la película de Buñuel, El Ángel Exterminador, en la que los convidados a una cena descubren que una razón inexplicable les impide salir del lugar. Al transcurrir los días, la cortesía inicial se transforma en instinto de supervivencia y los invitados empiezan a perder las formas.

Las últimas victorias de Clinton han conseguido frenar la marea Obama pero no se han traducido en una clara diferencia en delegados, debido al sistema proporcional.

La senadora ha acortado distancias tan sólo en 5 o 15 delegados, calculaban ayer los medios a la espera de los resultados definitivos. Clinton ha logrado sobre todo dos cosas: sembrar dudas sobre la inevitabilidad de su rival y evitar que una tanda de superdelegados (responsables del partido que pueden votar a quien quieran) se pronuncien a favor de Obama.

Peligro de fractura

Los superdelegados se han convertido en la clave. Matemáticamente nadie podrá ganar sin su apoyo. Pero estos 796 superdelegados no quieren asumir la responsabilidad de desempatar unas elecciones que han alcanzado récords de participación entre los simpatizantes. Podría causar tremendas fracturas en el partido.

Acosados por ambas campañas, muchos han desconectado sus teléfonos, a la espera de la decisión de las urnas... que podría no llegar. 

Y luego están Michigan y Florida. Los dos estados fueron castigados por el partido por adelantar la fecha de sus primarias.

Las celebraron el pasado enero, sin campaña ni candidatos, y ganó Clinton, aunque los resultados no cuenten. En total representan 366 delegados.

Sus gobernadores han pedido que se vuelvan a celebrar los comicios o que se encuentre una solución negociada para permitirles asistir a la convención de agosto. Pero Howard Dean, el presidente del Comité Nacional Demócrata, no quiere gastar el dinero que pensaba usar en las elecciones de noviembre, en repetir unas primarias. Mientras, Clinton y Obama, han regresado a sus cuarteles, para darse un respiro y pensar en su próxima cita: Pensilvania el 22 de abril.

No tienen candidato todavía, pero tienen encuestas favorables. Según un sondeo de la cadena ABC, tanto Obama como Clinton derrotarían al republicano John McCain en las elecciones presidenciales.
Obama le ganaría por 12 puntos de diferencia (52 a 40) y Clinton por seis (50 a 44). La guerra de Irak, apoyada por los republicanos, y la edad de McCain, 71 años, son los dos factores que benefician a los demócratas.  

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