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Las profundas diferencias entre Pekín y Bruselas sobre Rusia ensombrecen la visita de Pedro Sánchez a China

El jefe del Gobierno español enarbola en Pekín la bandera de la mediación para restañar los lazos económicos dañados por la pandemia y tratar de acercar a Europa y China, enfrentadas por Rusia y la guerra de Ucrania.

Sánchez en China
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, intervierne en el foro de Boao. Pu Xiaoxu / EFE/EPA/XINHUA

La Unión Europea desconfía de la capacidad de mediación de China sobre la guerra de Ucrania, por su neutralismo "prorruso", pero Pekín tampoco se fía de una UE que ha apostado por la vía militar para resolver el conflicto ucraniano, con su imparable suministro de armas a Kiev, a la par que cierra filas en esta crisis con el principal contrincante del gigante asiático, Estados Unidos.

En este complicado panorama se encuentra Sánchez en China, que además conmemora con su visita el medio siglo de relaciones diplomáticas entre España y la República Popular. Desde luego, las autoridades europeas no le están poniendo fácil al mandatario español sus intentos de mediación en Pekín.

Si bien la diplomacia bilateral sino-hispana no tiene muchos problemas para obtener sus frutos, dado el respeto que existe hacia España en China desde el punto de vista económico y cultural, la Europa de los halcones no acaba de gustar en Pekín y menos aún cuando el Gobierno de Xi Jinping ve claramente las maniobras de Washington y Londres tras la política de seguridad europea.

El remojón de Von der Leyen a la cordialidad de Sánchez

Este jueves, cuando Sánchez se encontraba en la isla china de Hainan asistiendo a la reunión del Foro económico de Boao, la presidenta de la UE, Ursula Von der Leyen, lanzaba una advertencia al Gobierno chino que ha sonado como una amenaza: "La forma en que China continúe interactuando con la guerra de Putin será un factor determinante para el futuro de las relaciones entre la UE y China", ha dicho la presidenta de la CE.

Von der Leyen ha ido más allá y se ha manifestado muy crítica con la reciente visita de Xi Jinping a Moscú, donde el líder chino dejó claro que Pekín no renunciará a su relación estratégica con Rusia en los ámbitos económico y de seguridad por muchas presiones que ejerzan Estados Unidos y sus acólitos europeos.

"Lejos de amedrentarse por la invasión atroz e ilegal de Ucrania, el presidente Xi mantiene su amistad sin límites con la Rusia de Putin", ha acusado la presidenta de la Comisión Europea.

Von der Leyen se ha referido al plan de paz de doce puntos presentado por Pekín el pasado mes de febrero y que de momento es la única propuesta de un país tercero para intentar abrir un proceso de negociaciones. "Cualquier plan de paz que consolide de hecho las anexiones de Rusia simplemente no es viable. Tenemos que ser francos en este punto", ha señalado Von der Leyen.

La presidenta de la Comisión no deja un hueco para la duda. Bruselas, que se ha alineado con Ucrania en esta guerra y ha convertido el conflicto entre las dos repúblicas ex soviéticas en una crisis internacional en la que parece que está en juego la propia supervivencia europea, reclama una derrota de Moscú en el campo de batalla que es muy difícil que se produzca, en último caso porque Rusia es una de las dos mayores potencias nucleares del planeta.

Como también es muy difícil que se concrete la retirada total del ejército ruso de los territorios ilegalmente ocupados en Ucrania, especialmente de la península de Crimea, anexionada en 2014 sin que la propia UE convirtiera entonces esta acción también ilegal en casus belli.

China pide el fin de la guerra, pero sin acorralar a Rusia

China es mucho más pragmática y pide a las partes que primero se sienten a negociar y que en torno a la mesa de diálogo se comiencen a buscar soluciones totales o parciales. La clave para el Gobierno chino es que no se gangrene una guerra que está causando decenas de miles de muertos y que está dañando de manera irremediable a la economía mundial.

Pekín pide el respeto a la soberanía e integridad territorial de los países, pero también rechaza las sanciones como medio de presión y reclama que se atiendan las "legítimas preocupaciones de seguridad de todas las partes", en directa referencia a una Rusia que considera amenazadores los avances de la OTAN hacia Ucrania y la intención de Estados Unidos de acelerar su adhesión en la Alianza, una de las razones esgrimidas por Moscú para lanzar su invasión "preventiva".

Ahora la UE exige a China que reconsidere los fundamentos de su política exterior, que deje a Rusia en un segundo plano y que siga las directrices que marca el principal adversario de Pekín en la región del Asia Pacífico, Estados Unidos. Un contrincante que además ha logrado llevar al brazo armado de Europa, la OTAN, al escenario asiático, tal y como recoge el nuevo concepto de seguridad de la Alianza aprobado en junio pasado en la cumbre de Madrid.

Madrid y Bruselas, poli bueno y poli malo ante Pekín

Las advertencias de Bruselas a China parecen echar un jarro de agua fría sobre la apuesta de mediación en la guerra de Ucrania que ha hecho este jueves en el foro de Boao el presidente del Gobierno español. Mientras la Comisión Europea reprochaba a China por sus relaciones con Rusia, Sánchez ofrecía el papel de España como socio "responsable, constructivo y fiable" para avanzar hacia la paz en Ucrania, apostando por el diálogo y la cooperación multilateral a la hora de solucionar conflictos.

Sánchez ha echado mano de las relaciones económicas como el espacio más adecuado –sin proteccionismo y por medio de la cooperación empresarial- para dirimir también las diferencias políticas entre la UE y China, y ha pedido más apertura a Pekín, tras los casi tres años de aislamiento por los que optó el gigante asiático debido a la pandemia de Covid.

Pero mientras el jefe del Gobierno español ofrecía su mano a los chinos en Hainan, las autoridades europeas se mostraba menos conciliadoras en Bruselas y desautorizaban cualquier gesto de excesiva calidez con Pekín.

La misma Von der Leyen ha dado a entender que China, un país que recibe el 9% de las exportaciones de bienes de la UE y es origen de más del 20% de sus importaciones, debe amoldarse a los modos europeos, pues hay ámbitos en los que la estrategia económica china supone un "riesgo" para la economía y seguridad nacional de la Unión, ha asegurado.

Bruselas echa en cara a China que aspira a un "cambio sistemático del orden internacional"

El Gobierno de Xi Jinping, según le ha echado en cara la presidenta de la CE, aspira a un "cambio sistemático del orden internacional, con China en el centro". Un orden, agregó, "en el que los derechos individuales están subordinados a la soberanía nacional y donde la seguridad y la economía adquieren preeminencia sobre los derechos políticos y civiles".

Von der Leyen, en su filípica contra China, que ha oscurecido desde los despachos de Bruselas el esfuerzo de Sánchez sobre el terreno, ha señalado el riesgo que supone la estrategia de Pekín para la economía y la seguridad nacional de la UE, "particularmente en el contexto de la explícita fusión china de sus sectores militar y comercial".

Estas palabras aludían a los acuerdos logrados durante la visita realizada la semana pasada por Xi a Moscú, donde se ratificaron nuevos planes de cooperación bilateral para consolidar los sistemas de gasoductos desde Siberia hacia China o la promoción del yuan chino como moneda de pago cada vez más extendida en la economía global, algo que la UE sigue con una profunda inquietud.

Xi y su homólogo ruso, Vladímir Putin, también consideraron el sector militar como una de las cúspides de su "amistad sin límites".

Por eso no debería extrañar a nadie que, mientras la UE lanza sus diatribas contra las amistades peligrosas de China, Pekín, lejos de claudicar ante las "recomendaciones" europeas para que se mantenga alejada de Rusia, ha anunciado este jueves que incrementará esa cooperación militar.

China responde estrechando sus lazos militares con Rusia

"Las fuerzas armadas chinas están dispuestas a trabajar con las rusas para seguir fortaleciendo su comunicación y su coordinación estratégicas", ha aseverado el portavoz del Ejército Popular de Liberación Tan Kefei, citado por el Ministerio de Defensa chino.

Tan ha explicado que el ejército chino está dispuesto a "organizar regularmente patrullas marítimas y aéreas conjuntas", y "reforzar los intercambios y la cooperación" con las fuerzas rusas.

Este anuncio ha puesto la guinda política a las maniobras navales realizadas entre China, Rusia e Irán (los componentes del nuevo "eje del mal" de Estados Unidos y, por delegación, de la Unión Europea) los pasados 15 a 19 de marzo en el Golfo de Omán.

Josep Borrell es uno de los políticos más agresivos de la UE respecto a Rusia

No obstante, la ofensiva diplomática europea en China solo acaba de empezar. El próximo 5 de abril Ursula Von der Leyen y el presidente francés, Emmanuel Macron, visitarán Pekín. Y el 13 de abril, arribará el alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, Josep Borrell.

El jefe de la diplomacia europea es uno de los políticos más agresivos de la UE respecto a Rusia, defensor a ultranza de la entrega de armamento a Kiev y de hacer claudicar a Moscú en el campo de batalla. De él partió la iniciativa de donar a Ucrania los arsenales de munición de artillería europeos, la adquisición de nuevos stocks de estos proyectiles y la creación de un fondo europeo para la compra de más granadas destinadas a los cañones entregados al ejército ucraniano.

Borrell ha advertido en diferentes ocasiones a China de que un eventual suministro de armamento letal a Rusia que pudiera ser empleado en Ucrania significaría un punto de no retorno y el traspaso de una línea roja en las relaciones entre Pekín y Bruselas. No obstante, el diplomático español ha mostrado su satisfacción por el hecho de que, por el momento, China no haya realizado tales entregas.

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