Este artículo se publicó hace 2 años.
Rusia prueba con éxito el 'Satán 2', su nuevo misil intercontinental
El ensayo ha tenido lugar en la región de Arcángel (noroeste de Rusia), en un contexto internacional tensionado por la Guerra de Ucrania, donde la escalada militar podría desencadenar un conflicto mundial en cualquier momento.
Madrid-Actualizado a
Rusia ha probado con éxito un nuevo misil balístico intercontinental este miércoles, el más potente a nivel mundial. La pieza, que será —una vez finalizadas las pruebas correspondientes— clave en el arsenal armamentístico de Moscú, tiene capacidad para alcanzar objetivos en toda Europa e incluso territorio de Estados Unidos.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha explicado que "confía" en que este nuevo misil haga pensar a quienes están intentando "amenazar" a Rusia y ha advertido de que el conocido coloquialmente como 'Satán 2' puede sortear todos los sistemas de defensa actuales: "No habrá una tecnología similar en mucho tiempo".
Por su parte, Estados Unidos ha pedido calma y ha informado de que era consciente del lanzamiento, pues las autoridades rusas lo habían notificado previamente y ha subrayado que no considera la prueba como una amenaza para el país ni sus aliados. "Rusia ya contaba, mucho antes de poseer este arma, con un enorme potencial destructor", han explicado desde el Pentágono.
Preocupa la escalada militar
El Ministerio de Defensa ruso ha informado que el 'Satán 2' se ha lanzado desde un cosmódromo en la región de Arcángel, en la zona noroeste de Rusia y ha completado con éxito todas sus fases. Una vez completados los ensayos, el proyectil superpesado pasará a formar parte de las Fuerzas de Misiles Estratégicos. De hecho, ya se estaría entrenando en Krasnoyarsk al primer regimiento responsable de su potencial uso.
La nueva pieza es capaz de destruir un área del tamaño de Texas y puede transportar hasta 15 ojivas nucleares
¿Qué busca Putin ensayando la capacidad del proyectil en medio de la invasión de Ucrania? El misil ha estado desarrollándose desde 2001, a raíz de que el presidente George W. Bush decidiera retirarse del Tratado de Antimisiles Balísticos pactado entre Estados Unidos y la Unión Soviética en 1972, abriendo las puertas al desencadenamiento completo de otra guerra de las galaxias.
A partir de entonces, las principales potencias han ido endureciendo progresivamente su capacidad armamentística bajo el pretexto de su propia protección y salvaguardia. Según Rusia, su nueva pieza es capaz de destruir un área del tamaño de Texas y puede transportar una carga útil de hasta 15 ojivas nucleares, donde cada una puede apuntar a una ubicación diferente, según Newsweek. Es decir, podría matar a millones de personas de un sólo uso.
Además, este misil balístico está diseñado para eludir los sistemas de defensa antimisiles con una breve fase de impulso inicial, que da a los sistemas de vigilancia enemigos un lapso muy corto para rastrearlo. Su radio de alcance se estima entre 17.000 y 18.000 kilómetros.
En medio de sanciones económicas, políticas, culturales y deportivas, el Gobierno ruso ha querido intimidar y advertir al sus adversarios de que la Guerra de Ucrania podría ser la antesala de un conflicto mucho mayor, lanzando un mensaje claro a la Unión Europea sobre su constante acercamiento a la OTAN.
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