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El Senado de Italia aclama a Monti y aprueba las reformas

'Il Cavaliere' aún no se ha rendido y quiere contraatacar con un Ejecutivo alternativo encabezado por su delfín Alfano

DANIEL DEL PINO

El Senado italiano aprobó ayer en tiempo récord los Presupuestos anticrisis de 2012 y cumplió con el primer paso para finiquitar el Gobierno de Silvio Berlusconi. El texto de la Ley de Estabilidad, que incluye parte de las reformas prometidas a Bruselas, pasa hoy al Parlamento y posiblemente recibirá el visto bueno esta misma tarde. El siguiente paso de la transición, como prometió Il Cavaliere, será la dimisión.

Pero, a partir de aquí, la hoja de ruta trazada por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, para nombrar primer ministro al frente de un Gobierno técnico al excomisario europeo y consejero de Goldman Sachs, Mario Monti, podría empezar a complicarse. Il Cavaliere, como era de esperar, no dará su brazo a torcer y ayer recuperó la idea de hacer una oferta alternativa con un Ejecutivo representado mayoritariamente por sus hombres de confianza y cerrar filas con la Liga Norte y algunas facciones del Pueblo de la Libertad que no aceptan bajo ningún concepto la imposición de Monti.

La Ley de Estabilidad se aprueba con 156 votos a favor y sólo 12 en contra

El órdago puede ser letal para Italia y sus 1,9 billones de deuda pública. Ayer, la Bolsa de Milán tuvo un día brillante y cerró con ganancias del 3,86%; el diferencial de los bonos italianos a diez años con los alemanes los más seguros del mercado bajó hasta los 456 puntos cuando el miércoles tocó los 574; y el rendimiento, o el interés, que paga Italia por sus bonos se redujo hasta el 6,45%. Todo por el efecto Monti, que, según los cálculos del Banco de Italia, ha hecho que el país se ahorre 3.200 millones de euros en apenas tres días.

Monti, nombrado senador vitalicio por Napolitano el miércoles, se ha convertido de la noche a la mañana en el salvador de la patria sin haber puesto aún un pie en Palacio Chigi (la sede del Gobierno). Sólo hay que ver la reacción del Senado ayer cuando entró en el aula por primera vez. El presidente, Renato Schifani, le dio la bienvenida: 'Es realmente un honor para nosotros tenerle aquí, profesor'. Palabras que fueron seguidas de una gran ovación de todos los partidos y un abrazo sentido de Emma Bonino, que compartió con él misión en la Comisión Europea.

No presenció, sin embargo, la votación de la Ley de Estabilidad, que se cerró con 156 votos favorables, 12 contrarios y una abstención. El Partido Democrático y el Terzo Polo (Futuro y Libertad, Unión de Centro y Alianza por la Italia) decidieron no votar para continuar con su censura al Ejecutivo saliente.

El Gobierno técnico aplicará los recortes a los que se han opuesto los partidos

La razón de la ausencia de Monti es que ya se comporta como si fuera el primer ministro y, después de los halagos, salió corriendo al Quirinale, la residencia de Napolitano, donde recogió 'unos documentos', según explicó en una nota la presidencia de la República para desmentir los rumores de una nueva reunión entre ambos como la que mantuvieron ya el jueves por la noche. Después, se encerró en su despacho en Roma y recibió al nuevo gobernador del Banco de Italia, Lorenzo Visco, con el que estuvo reunido una hora y media.

La normalidad con la que se produce la puesta en escena del desembarco de Monti tiene todas las características de ser un plan calculado desde hace mucho tiempo por Napolitano. Y además, el presidente, como se pudo ver ayer, parece no haber estado solo en su elección.

Por la mañana, telefoneó a su homólogo alemán, Christian Wulff, para asegurarle que 'en breve Italia pondrá en marcha una acción de Gobierno efectiva'. A mediodía, recibió la visita del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quien cerró una rueda de prensa diciendo que 'a Italia no le hacen falta elecciones, sino un nuevo Gobierno'. Y por la tarde, fue el presidente francés, Nicolas Sarkozy, el que le llamó, diciendo que confía en que 'Italia se dotará de un Gobierno capaz'.

Sarkozy se declara confiado en que 'Italia se dotará de un Gobierno capaz'

Pero, claro, alguien parece haber olvidado que Berlusconi sigue siendo el primer ministro y que él también tiene en juego muchas cosas (empresas y juicios) como para dar su brazo a torcer tan fácilmente. Il Cavaliere, en un golpe de efecto de los suyos, está preparando un Gobierno alternativo que pondría a su delfín Angelino Alfano como primer ministro y que dejaría a Monti como responsable de Economía. Las reuniones entre los exponentes del PdL se sucedieron frenéticamente durante todo el día en lo que puede ser un intento a la desesperada para reagrupar a su partido, en vías de descomposición, y quizá volver a ganarse a la Liga Norte, que prefiere las elecciones.

La oposición comenzó a preocuparse y a lanzar el mensaje de que no es el momento de andar con los típicos juegos berlusconianos. 'Ir al voto ahora es un lujo que no nos podemos permitir', dijo Gianfranco Fini, el presidente del Parlamento. 'Todos los partidos tenemos que dar un paso atrás', reclamó Massimo D'Alema, diputado del Partido Democrático.

El Gobierno Monti tiene algunos obstáculos importantes, más allá de lo que pase con el PdL. Si se convierte en un Ejecutivo con un equipo de corte político, corre el riesgo de nacer herido de muerte. Sobre todo por dos carteras concretas, la de Justicia y la de Industria, a las que Berlusconi no quiere renunciar por motivos obvios: tiene cuatro procesos judiciales abiertos y es el empresario más poderoso de Italia.

El Gobierno con más opciones ahora es uno llanamente técnico, con especialistas económicos en todas las áreas que en el menor espacio de tiempo sean capaces de reformar las entrañas del sistema y recuperar el crecimiento. Esta posibilidad se ha denominado 'Gobierno con ayuda externa' y cuenta con un grado de aceptación bastante alto porque evitaría a los partidos exponerse a los recortes que sin ningún tipo de dudas tendrá que aplicar. 'Monti tendrá toda la libertad del mundo para formar el Gobierno que él quiera', sentenció Pierferdinando Casini, líder de los democristianos.

El plan del economista es combinar un plan de ajustes con medidas que sirvan de alivio y pongan de su parte a la población. Se habla de intervenir reduciendo a la mitad los casi mil parlamentarios que hay hoy entre Senado y Parlamento, y de un impuesto a las grandes fortunas. La elección es complicada, pero hay algo que flota en el ambiente. El Gobierno de Berlusconi puede estar acabado, pero el berlusconismo es otra cosa. Y el Gobierno Monti manda al traste la transición que se merecen los italianos.

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