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"Siria es un país perdido"

La periodista Laura J. Varo presenta junto a otros 11 compañeros 'Siria: La Primavera Marchita', un libro que refleja la realidad más allá de la violencia de un país destrozado

Laura J. Varo en Makhmur, Irak. - FOTOGRAFÍA DE NILS HENRIK

Siria. ¿Qué hay más allá de los combates, de los atentados, las treguas inexistentes y las cifras de muertos? Bajo la premisa de dar respuesta a todas estas preguntas nace Siria: La Primavera Marchita (Libros.com), un libro que muestra la realidad tan complicada de la población de un país sumido en la violencia y en el olvido.

Aquí puedes leer un capítulo de la obra

Secuestros y asesinatos. Los periodistas cada vez tienen más difícil poder informar de un conflicto cada vez más complejo. Hay zonas de Siria que han caído en un silencio informativo absoluto. Por ello, este libro aún tiene mucho más valor, como el que han demostrado esta serie de profesionales para contar el sufrimiento de los que tienen que convivir con los combates, la inseguridad continua y la falta de ayuda.

El proyecto, coordinado por Antonio Pampliega, es un trabajo conjunto con otros 11 periodistas. Una de sus autoras es Laura J. Varo (Melilla, 1983). Vive en Beirut, desde donde atiende a Público por teléfono. Ha publicado desde Líbano, Chipre, Siria y Libia para diferentes medios.

La Siria de antes o la que podía haber surgido con la revolución ya no existe, lamenta. Denuncia que la expansión del Estado Islámico ha servido para "simplificar la narrativa de lo que está ocurriendo" con una comunidad internacional, "especialmente los países europeos y EEUU", que no se preocupa por hacer frente a la crisis humanitaria. 

¿Cómo surgió la idea de hacer este libro?

Portada 'Siria: La Primavera Marchita'

Me contactó Antonio Pampliega, coordinador del libro, que ya editó, también como coordinador, el libro anterior Siria. Más allá de Bab Al-Salam. Queríamos contar lo que ha pasado en Siria en los últimos dos años, cómo la revolución se ha estancado y cómo el país ha acabado en el actual panorama. De lo que fue una revolución con mucho ánimo y con muchas ganas a una guerra civil totalmente sucia y fratricida. Esa era la idea del libro: contar qué pasó con todos aquellos personajes que al principio parecían héroes, que luchaban contra el tirano, y que al final se han quedado encerrados en una ratonera.

El libro cuenta diferentes historias

Son diferentes historias desde también diferentes localizaciones. Este libro, en concreto, aporta dos cosas que, creo recordar, no tenía el anterior. Primero toca otros países, como Líbano, Jordania, Turquía, sobre todo por el tema de los refugiados, que probablemente se ha convertido en una de las mayores catástrofes del conflicto. Por otro lado también se acerca a lo que ocurre con la población que está en zona leal o que ha cambiado su simpatía respecto al régimen. Hay un trabajo bastante interesante de Natalia Sancha que ha estado cubriendo Siria no sólo desde Damasco, sino también desde Homs o Alepo y cuenta bastante bien el conflicto que hay también en esas zonas aún bajo control del régimen.

¿Se ha convertido el trabajo periodístico en algo imposible de hacer en Siria?

"Los medios estamos actuando como pura propaganda, tanto de un bando como del otro"

Imposible no porque todavía hay gente que entra y todavía hay gente que planea entrar, pero casi imposible, sí. Los riesgos que hay que asumir son enormes. Ya no hablamos sólo de riesgos físicos, es decir, de meterte de repente en un fuego cruzado o afrontar un derrumbe por un bombardeo, sino de una sensación de inseguridad constante. En 2013 la situación ya era muy complicada.

¿Siria está sumida en un silencio informativo?

Totalmente. Un silencio informativo total. Y en muchos sentidos. Los medios estamos actuando como pura propaganda, tanto de un bando como del otro. Ahora las zonas a las que más se puede acceder son las que controla el régimen y, por supuesto, estás bajo total control del régimen, que sólo te muestra lo que te quiere mostrar.

Luego también está la nueva narrativa que se ha iniciado con el Estado Islámico. No se puede comprobar qué ocurre en las zonas donde están presentes, cómo vive la población allí. Les estamos haciendo el juego porque lo único a lo que nos limitamos es difundir los vídeos, las imágenes y los fragmentos que esta gente publica en las redes sociales y en su televisión. Les estamos haciendo la campaña del terror absolutamente y eso está determinando también la política de la comunidad internacional hacia Siria y hacia Irak.

La realidad entonces de la población puede ser más grave de lo que se puede mostrar

"Cómo las poblaciones en estas áreas viven el conflicto es radicalmente distinto a cómo lo percibimos desde fuera, sobre todo con la campaña publicitaria que
se hace al Estado Islámico"

Más grave o menos, eso no lo sé, pero de lo que sí estoy segura es que es distinta. Cómo las poblaciones en estas áreas viven el conflicto es radicalmente distinto a cómo lo percibimos desde fuera, sobre todo con esta campaña publicitaria que se está haciendo al Estado Islámico.

Son muchas zonas. He podido hablar con refugiados que acaban de llegar de Raqqa, o con refugiados de Yarmuk. Me sorprendió mucho hablar con una chica de Raqqa que cuando le insistía en preguntar cómo vivía, si se sentía amenazada, ella simplemente decía que sí, que existía ese miedo porque lo escuchaba, porque la gente lo contaba, porque lo veía en internet, pero que ella simplemente no salía de casa, su padre iba a comprar y ya está. Entonces, ¿qué diferencia hay entre vivir así en Raqqa a vivir en la ciudad cuando lo único que preocupaba eran los bombardeos del régimen? Eso es, creo, lo que nos estamos perdiendo.

¿Cómo ha cambiado el país con la irrupción del Estado Islámico?

El Estado Islámico está haciendo barbaridades en Siria que antes, por lo menos, no se veían. Recuerdo cuando el líder de la Brigada Al Faruq salió comiéndose un corazón, que en realidad creo que era un trozo de pulmón. Ya se cortaban cabezas, pero no las veíamos. Hay fotos de 2013 y finales de 2012 de milicianos jugando al fútbol con cabezas y eso fue antes de que el Estado Islámico se convirtiera en el Estado Islámico que es ahora.

"Hay fotos de 2013 y finales de 2012 de milicianos jugando al fútbol con cabezas y eso
fue antes de que el Estado Islámico se convirtiera en el Estado Islámico que es ahora"

Lo que supone el Estado Islámico para Siria es, primero, no se puede acceder al país por el riesgo que supone, ya no solo para los periodistas, sino también para los cooperantes, es decir, la ayuda no llega. Y luego creo que ha sido muy perjudicial la forma en la que ha simplificado la narrativa de lo que está ocurriendo en Siria. El conflicto, igual que el de Irak, es muchísimo más complicado. Por desgracia este grupo se ha hecho fuerte, ha armado la que ha armado, y ahora ya tenemos un malo. Ya no nos tenemos que complicar más la vida intentando explicar lo que ocurre, cómo ocurre y por qué porque ya tenemos un malo contra el que ya podemos luchar todos.

¿Consideras que esa lucha contra el Estado Islámico le ha venido bien a Occidente para tener una excusa para dejar en un segundo plano la crisis siria y poder así mantener el statu quo en la región?

Le viene estupendo. Además ya no sólo para mantener el conflicto en segundo plano, sino para actuar de una forma determinada. Un ejemplo son los bombardeos de la coalición internacional, liderada por EEUU. Para intervenir en un conflicto, la comunidad internacional necesita una estrategia clara, como ocurrió en Libia, y que luego se comprobó que no era tan sencillo como simplemente entrar e intervenir y luego marcharse.

Con Siria ahora sólo importa luchar contra el Estado Islámico. El resto de preguntas se desvanecen cuando además la amenaza del EI existía desde hace mucho tiempo: si armar rebeldes o no, a cuáles, si metemos tropas, si damos dinero, cómo se lo damos… Ni siquiera preocupa intentar construir una oposición eficiente, no preocupa el conflicto civil, no preocupa el proceso de construcción del país. Ya podemos enviar aviones, bombardear el territorio del Estado Islámico y se soluciona, bien, y si no se soluciona, bueno, mientras se queden ahí dentro no pasa nada.

¿Qué hay detrás de esa intervención?

"A la comunidad internacional le interesa mantener la región perfectamente bajo control"

Lo que hay es, principalmente, inexperiencia, incertidumbre y miedo. Miedo después de que lo ha ocurrido en Libia. Que haya intereses no lo niego, y los que hay, para Europa y Europa, son sobre todo de seguridad, de defenderse de los combatientes que han viajado a Siria y que pueden regresar a sus países de origen. Luego está el interés de la comunidad internacional de mantener la región perfectamente bajo control. Se está viendo muy bien con Yemen y con el conflicto entre Arabia Saudí e Irán después del pacto nuclear.

¿Qué se puede, o mejor dicho, qué se debería hacer para proteger a la población?

Lo primero que habría que hacer es intentar buscar asilo decente a los tres millones de personas que hay fuera de Siria ahora mismo. Las ONG no pueden hacer frente a la enorme crisis humanitaria que se ha generado. Por ejemplo, Líbano es un país que se está colapsando porque el número de refugiados ya supone el 25% de su población total. Es una situación insostenible y, mientras, el resto de la comunidad internacional, especialmente los países europeos y EEUU, no están aportando su granito de arena. En España, por ejemplo, ya no se da visas a sirios.

Y sobre los que están dentro de Siria, supongo que seguir intentando hacer lo que hasta ahora, quien quiera aportar ayuda que llegue a acuerdo como pueda con todas las partes para poder acceder a esos lugares donde la población les necesita. La verdad, no sé qué más se puede hacer, no sé cómo se puede ayudar a un país que está en guerra si no es acabando la guerra.

¿Siria se ha convertido ya en un país perdido?

"Prácticamente todos los sirios con los que hablas asumen que de aquí a menos de 10 años Siria no va a empezar a funcionar"

Sí. La Siria que existía antes y la Siria que podía existir cuando empezó la revolución ya se ha perdido. En contraposición con lo que te decían hace un par de años o hace un año, cuando todavía tenían esperanzas de volver a casa y de empezar a reconstruir su país, ahora prácticamente todos los sirios con los que hablas asumen que de aquí a menos de 10 años Siria no va a empezar a funcionar.

¿Por qué la gente debería comprar el libro?

Creo que la gente debería leer más profundamente, con más tacto, sobre lo que está ocurriendo. Creo que el libro da la oportunidad de saber o de medir el pulso de lo que ha ocurrido en estos dos últimos años en Siria y de escuchar a los que están allí. Es un libro que al leerlo, si conoces un poco de lo que ha ocurrido en Siria, te frustra, como están frustrados sus personajes. Ves perfectamente cómo todo se fue deteriorando. Es importante que la gente se preocupe por ello para poder tomar decisiones. No puedes tomar decisiones viendo Sálvame o votando a Belén Esteban.

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