Este artículo se publicó hace 17 años.
El SPD alemán se desvincula de la herencia de Schröder
El partido se despedirá de la 'tercera vía' para adoptar el "socialismo democrático".
“La desigualdad de la distribución de ingresos ha aumentado en Alemania”. Esta cita no es de un político socialdemócrata, sino que la pronunció con solemnidad y expresión preocupada el presidente federal, Horst Köhler.
Sorprendió este mensaje del jefe de Estado, porque de hecho abundaron otros más propios de una manifestación sindical: “El ascenso de unos no puede significar la caída de otros”, proclamó por ejemplo.
Esta retórica domina ahora mismo el debate público en Alemania. Los alemanes están hartos de que se recorten las prestaciones sociales mientras los ejecutivos se forran con fondos de inversión de alto riesgo.
En una atmósfera semejante, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) tendría las mejores cartas para sacar provecho de la situación. Al fin y al cabo, la retórica de la justicia social es un patrimonio clásico socialdemócrata. Pero los camaradas no están para fiestas.
Ensombrecidos por la buena prensa de Angela Merkel, el SPD roza el 25% en intención de voto (frente al 40% de la CDU de la canciller). Además se muestran divididos ante la herencia de Gerhard Schröder, las reformas sociales conocidas como Agenda 2010. El actual presidente del SPD, Kurt Beck, acaba de desa-tar una tormenta entre los ex ministros de Schröder al cuestionar parte de estas reformas. Beck quiere, por ejemplo, que los desempleados de más de 45 años vuelvan a cobrar el paro durante más tiempo.
La agenda de Schröder sigue dividiendo al partido y tiene muy mala prensa. “Parte de la población la vio como una amenaza directa de su seguridad social”, señala el economista Oliver Nachtwey, estudioso de los modelos sociales europeos.
Las reformas no sólo provocaron protestas en las calles, sino también deserciones masivas en el SPD. Desde que llegó al Gobierno en 1998, el partido ha perdido nada menos que 200.000 afiliados.
La otra izquierda
Liderados por el ambicioso desertor Oskar Lafontaine, ex ministro de Schröder y ex presidente del SPD, algunos de ellos fundaron un partido alternativo en el oeste del país que se ha fusionado con los poscomunistas del este. La nueva formación se llama La Izquierda, y ronda el 10% en intención de voto.
El SPD no ha reaccionado de una forma clara al auge de esta nueva Izquierda con mayúscula. Figuras destacadas del partido en el este del país, como el primer ministro de Brandeburgo, Matthias Platzeck, y el alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, verían bien coaligarse con Lafontaine y Los Verdes para desalojar a la CDU del poder, pero son una minoría. “Pese a una canciller conservadora, Alemania experimenta un giro a la izquierda. Entonces, ¿por qué tendría que dejar el SPD de aspirar a forjar mayorías a la izquierda del centro?”, señaló Wowereit al diario Die Welt.
Los socialdemócratas aprobarán a final de este mes en un congreso en Hamburgo sus nuevos postulados oficiales después de ocho años de debate programático.
El partido se despedirá de la “tercera vía”, que proclamaban Schröder y Tony Blair, para adoptar el “socialismo democrático”. El ambiente que se respira en Alemania no le deja otra opción.
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