Este artículo se publicó hace 4 años.
La visita de nazis alemanes y austriacos acaba de conformar un polvorín en Lesbos
Trifulcas, tensión policial y agresiones a ONG y migrantes en su llegada a la isla griega.
Margarita Elías
Lesbos (Grecia)-Actualizado a
La frontera grecoturca, y ahora Lesbos, parece ser atractiva para las organizaciones neonazis después de que Turquía declarara la apertura de sus fronteras. Tan atractiva que varios de sus líderes y más famosos colaboradores han visitado esta isla del Egeo en los últimos días.
Después de que algunos de ellos hubieran pasado por la zona del Evros, la frontera terrestre, el pasado miércoles 5 de junio, Mario Müller y Martin Sellner de Identitaere-Bewegun (IB), Jonathan Stumpf –candidato del partido nazi NPD en Mannheim– y Oliver Flesch (youtuber y bloggero de extrema derecha) aterrizaron en Mytilini, donde les esperaban varios miembros de grupos fascistas locales.
Eric Graziani, nazi italogermano, ha comunicado su llegada a la isla en los próximos días y algunas organizaciones neonazis de Francia y Alemania han anunciado el inminente desplazamiento de más de 100 miembros a Lesbos. A pesar de todo, no está claro cuánto de estos anuncios es real, y cuánto forma parte de una estrategia mediática de propaganda.
El objetivo de la visita de los nazis germanos de la isla no está claro. Hasta el momento han intentado aparecer en lugares estratégicos para mostrar en redes su participación en algunas acciones y sus vínculos con los grupos fascistas locales. La respuesta del movimiento antifascista de la isla ha sido clara. La mañana del jueves Mario Müller, Jonathan Stumpf y una tercera persona fueron atacados en la calle principal de Mytilini. Stumpf fue trasladado al hospital con una herida en la cabeza. Después del ataque, los locales siguieron gritándoles "Nazis go home!". Al día siguiente abandonaron la isla.
Por su parte, Oliver Flesch y Stephan Bauer fueron identificados y perseguidos en la manifestación antifascista del sábado, aunque lograron escapar. El mismo Oliver Flesch publicaba en Facebook un mensaje en el que aseguraba que habían sido "encerrados por unos 20 a 25 antifascistas. Nuestro agradecimiento a la Policía griega que nos sacó de ahí". Oliver Flesch relataba que un coche de Policía de paisano y un grupo de antidisturbios los protegieron de los grupos antifascistas en la manifestación y los sacó de la zona. Por la tarde volvieron a ser vistos entre las personas que se agruparon cuando los bomberos apagaban el incendio de la ONG One Happy Family, aunque se fueron al ser reconocidos.
Las consecuencias del incendio
Con un notable incremento de violencia hacia las personas migrantes en las fronteras, la visita de lideres neonazis a Lesbos tensiona una situación ya de por sí explosiva. Los grupos fascistas de la isla, con amplio apoyo local, están en auge, tienen un fuerte control del territorio y cuentan con el favor de la autoridades. En las últimas semanas han conseguido paralizar la construcción de un nuevo campo de refugiados, expulsaron a más de 100 antidisturbios que se habían desplazado desde Atenas y ejecutaron ataques contra miembros de ONG.
Hasta ahora, los ataques de los grupos fascistas locales, con el apoyo de una parte significativa de la población local, no se han dirigido específicamente contra las comunidades migrantes, a pesar de que el pasado domingo varios grupos de vecinos intentaron bloquear el desembarco de dos pateras. Para impedir que una de ellas arribara, varias familias acudieron al puerto –niños incluidos–, mientras que para torpedear a otra, ya de madrugada, acudió un grupo de enmascarados con palos.
La tensión derivada de las últimas semanas de conflicto en Lesbos resulta un escenario muy atractivo para su agenda política. La inestabilidad y caos actual en la frontera grecoturca ofrece las condiciones necesarias a posibles ataques directos a las comunidades migrantes que están atrapadas en la isla. La protección explícita que ofrece la Policía griega a los grupos fascistas locales e internacionales, así como la total desprotección a las comunidades migrantes, facilitaría la impunidad de estos ataques.
Se han reportado maniobras peligrosas de guardacostas griegos, con el objetivo de hacer volcar las pateras
La violencia perpetrada por civiles y la aparición de líderes neonazis no debe opacar la vulneración de los derechos fundamentales de las personas migrantes. Como ha reportado Watch the Med, entre el 1 y el 3 de marzo Alarm Phone fue contactado por 14 pateras con problemas en el Mar Egeo. Solo tres de estos barcos consiguieron llegar a la costa griega. Estos barcos has sido atacados en repetidas ocasiones por hombres enmascarados que quitaban o rompían los motores, dejándolos a la deriva o devolviéndolos a aguas turcas. La participación de Frontex en estas operaciones ha sido denunciada por la Danish Broadcasting Corporation. Además, miembros de Frontex de Dinamarca se negaron devolver a Turquía a 33 personas que habían sido recogidas en aguas griegas en el contexto de la Operación Poseidón. También se han reportado maniobras peligrosas de guardacostas griegos, con el objetivo de hacer volcar las pateras.
Después de que las autoridades griegas anunciaran que se suspendía la ley de asilo, las personas que consiguieron llegar a Grecia, alrededor de medio millar, han sido retenidas en las instalaciones portuarias sin ningún tipo de infraestructuras para alojarlos. No se ha permitido el acceso a organizaciones legales ni médicas durante el periodo de arresto. El Gobierno ha anunciado su traslado a un campo militar en el continente y su posterior deportación a los países de origen. Todo esto ha impedido, por ahora, más ataques a pateras. Lesbos es, a día de hoy, uno de los escenarios principales en la guerra de las instituciones europeas contra las personas migrantes, fruto de las políticas migratorias que han alimentado el racismo y el fascismo.
Los acontecimientos de los últimos meses tanto en la frontera grecoturca como en la Frontera Sur del Estado español muestran claramente una nueva etapa en la que la vulneración de derechos fundamentales y la caída del derecho de asilo como obligación internacional parecen tomar una nueva dimensión. La emergencia de grupos fascistas, su control del territorio y la coordinación internacional, facilita la aplicación de este nuevo statu quo.
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