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El equipo de Feijóo Miguel Tellado, el bulldog de Feijóo

El nuevo secretario de Organización Territorial del PP, quien inició su carrera política en los ámbitos nacionalistas de la Universidad hasta ocupar hoy la secretaría general del partido en Galicia, es el mejor representante de ese trumpismo que encarna Isabel Díaz Ayuso y un especialista en bajar al barro para atacar a sus rivales políticos 

4/4/2022 Miguel Tellado / Ilustración Xulia Pisón-Luzes
Xulia Pisón

En tres de las cuatro provincias gallegas (el Ourense de los Baltar es el auténtico sitio distinto), el aplastante dominio interno de Alberto Núñez Feijóo en el PPdeG hace complicado que se escuche alguna otra voz que no sea la suya. Es cierto que los vicepresidentes de la Xunta o los cargos del partido cuentan con su cuota fija en los medios públicos, pero normalmente la irrelevancia política de lo que dicen Alfonso Rueda, vicepresidente primero, o Francisco Conde, vicepresidente segundo, hace que quede olvidado antes de que lleguen las alabanzas al siguiente conselleiro.

Quizás por eso el presidente gallego (o quién sea que tome estas decisiones) entendió que para bajar al barro no le valía ninguno de ambos. Tampoco Pedro Puy, portavoz parlamentario, dotado de una ironía difícil de encuadrar en 140 caracteres.

Hacía falta alguien capaz de encargarse de las cosas que nadie quería hacer. Alguien que engarzase con el espíritu de la campaña que tumbó el bipartito, aquella en la que se insinuaba que Anxo Quintana, del BNG, era un maltratador (¿imaginamos lo que supondría eso hoy en día?), se tachaba a Touriño de Sultán de Monte Pío y Baltar padre justificaba que Pachi Vázquez, ex líder del PSdeG, estuviera "obsesionado" con él porque debía ser "maricón". No conviene olvidar que, si para recuperar la Xunta valió todo, para mantenerla (si algún día corre verdadero peligro de perderse) no va a ser menos. Y ahí, con la navaja afilada y mando en plaza, estará Miguel Tellado.

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Escuchando hoy a Tellado (Ferrol, 1974) cuesta creer que sus inicios en la militancia, mientras estudiaba Ciencias Políticas en la Universidade de Santiago de Compostela, los diera en el MEU, aquella escisión de los Comités Abertos de Facultade en la que también estaba Xaime Subiela, actual asesor de otra ferrolana ilustre, la vicepresidenta Yolanda Díaz. Pecados de juventud que olvidó en su retorno a Ferrolterra, pese a foguearse como periodista en Radio Fene, cuando ese Ayuntamiento aún era un feudo histórico del BNG. De los medios locales pasó enseguida a ser jefe de prensa del alcalde de Ferrol por el PP, Juan Juncal. Un recorrido que recuerda, a menor escala, lo de Miguel Ángel Rodríguez y José María Aznar. Uno imagina que MAR (con mayúsculas) tiene que ser uno de sus ídolos, no solo por sus trayectorias similares, sino porque Tellado quizás sea el mejor embajador en Galicia de ese trumpismo encarnado por Isabel Díaz Ayuso desde que Rodríguez es su asesor de cabecera.

Después de un breve paso por la Diputación, fue jefe de gabinete de Beatriz Mato en Benestar (en aquella consellería con una cúpula que, internamente, distinguía entre tullidos y tontos para separar a los discapacitados físicos de los psíquicos) y vuelta a Ferrol, esta vez con Rey Varela, antes de llegar al Parlamento para iniciar una carrera meteórica como bulldog del Gobierno. De MAR a Rafael Hernando en un abrir y cerrar de ojos.

En apenas dos años era ya el portavoz de un PPdeG que llevaba 103 días mudo tras la renuncia de su predecesora, Paula Prado, imputada en la Pokémon sin consecuencias (hoy es complicado ver cuál de los dos pone más esfuerzo en aplaudir las intervenciones de su líder en la cámara). Y menos de dos años después, lo aupaban a la secretaría general. Un cargo sin poder territorial en un partido claramente presidencialista. El mensaje: tienes toda la banda derecha del campo para ti; no hagas prisioneros. «A morder», decían los titulares cuando lo nombraron.

Desde entonces, sus polémicas son incontables. Aquel momento con Beiras fuera de sí golpeándole en el escaño hasta que lo expulsaron de la Cámara fue uno de sus primeros hits (hoy, sin embargo, dice echar de menos la moderación del leonado líder cuando ve cuáles son los socios estatales de Ana Pontón). Con alma de tertuliano de la caverna, en su discurso no falta ninguno de los mantras clásicos: ETA, Venezuela, Cataluña… y Pedro Sánchez como causa última de todos los males. La Delegación del Gobierno llegó a bloquearlo en Twitter por sus «descalificaciones».

Aunque su rival favorito sigue siendo el BNG. «Calzonazos» o «vendidos» son solo algunas de las perlas que les dedicó últimamente. Quizás se ensañe de esa manera porque son la principal fuerza de la oposición, pero también es posible que ese pasado en el nacionalismo siga escociendo. Y por eso muerde con más ansia.

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