Este artículo se publicó hace 2 años.
Las otras amistades de Feijóo: de Marcial Dorado a los compañeros de universidad que contratan con su hermana
El presidente del PP, cuyos gobiernos multiplicaron las adjudicaciones con Eulen, inició su carrera política como número dos de la consellería que compraba a las empresas del narco el gasóleo para la calefacción de los hospitales gallegos
A Coruña-
El mito de que la carrera política de Alberto Núñez Feijóo se basa en haber sabido estar siempre en el momento y en el lugar adecuados se viene abajo cuando se recuerdan las fotos en el yate de Marcial Dorado. Unas imágenes que no fueron fruto de la bisoñez de un funcionario ingenuo al que pillan en un renuncio involuntario, aunque ese sea el argumento que Feijóo y su entorno han conseguido instalar en la opinión pública con ayuda de los medios gallegos a los que la Xunta financia con cantidades millonarias.
En realidad, el hecho de que el presidente del PP y aún presidente de Galicia mantuviera durante años una íntima amistad con uno de los más reconocibles narcotraficantes del país, fue el resultado de las relaciones que ambos mantuvieron gracias a la posición de Feijóo en los gobiernos de Manuel Fraga, de los que Dorado obtuvo numerosas ayudas, subvenciones y adjudicaciones de contratos públicos.
Feijóo, nacido en 1961 en Ourense, estudió derecho en Santiago y aprobó en 1985 la oposición de entrada en el cuerpo de letrados de la Xunta. En 1991, ya con carné del PP, inició su carrera política al ser nombrado secretario general técnico en la Consellería de Agricultura, que dirigía José Manuel Romay Beccaría. Cuando unos meses más tarde Fraga remodeló su Gobierno y nombró a Romay conselleiro de Sanidade, éste se llevó también a Feijóo como secretario general y número dos de ese departamento.
Ahí empiezan las relaciones comerciales que llevaron al presidente del PP a establecer su estrecha amistad con Dorado y sus encuentros, viajes y paseos en yate durante los veranos en las rías gallegas. Dorado era propietario de varias empresas de gasolineras con las que surtía a los pesqueros, planeadoras y camiones con los que transportaba la droga, y que también le permitían lavar el dinero negro procedente de esas operaciones. En aquella época, la consellería de la que Feijóo era el número dos contrató con las empresas de Dorado el suministro del gasóleo para los hospitales de la Xunta y la gasolina para sus ambulancias, que aún no habían sido privatizadas.
Feijóo y Dorado se conocieron por mediación de Manuel Cruz, chófer de Romay y testaferro de varias de las empresas del narco. En Ferrol le llamaban Manuel Cruz Gamada por sus vinculaciones con la ultraderecha en un grupo al que en la ciudad denominaban los años setenta y ochenta "los cadeneros", porque usaban cadenas de bicicleta en las palizas que propinaban a progres y sindicalistas. A ese círculo estaba vinculado Arsenio Fernández de Mesa, que era el delegado del Gobierno de Aznar en Galicia cuando la policía judicial registró el chalé de Dorado y descubrió su álbum de fotos con Feijóo.
Fue Fernández de Mesa, hombre de confianza de Romay y a quien Aznar convertiría más tarde en director general de la Guardia Civil, quien alertó a Feijóo de la existencia de esas fotografías. Pero la vinculación ferrolana no se termina en Manuel Cruz y Fernández de Mesa.
Según publicó en su día El País, otro hombre de confianza de Romay y amigo de Feijóo, el ex alcalde popular de Ferrol y ex presidente provincial del PP de A Coruña, Juan Juncal, ejerció de apoderado de Cruz para la compra de otra de las empresas de Dorado que ya estaba siendo investigada por blanqueo por la Audiencia Nacional. Juncal ha negado que supiera que Cruz estuviera relacionado con Dorado. El primero nunca pudo aclararlo, porque murió en agosto de 1999 en un accidente de tráfico que La Voz de Galicia calificó años después de "extraño".
Feijóo también ha negado siempre que conociera las actividades ilegales de Cruz y Marcial Dorado. La última vez fue en el año 2018, en una entrevista en el programa Salvados de La Sexta. Jordi Évole le recordó que cuando compartían viajes en yate y su consellería contrataba con las gasolineras del narco, éste ya había aparecido en infinidad de portadas e informaciones vinculado a operaciones judiciales y policiales contra el contrabando y el tráfico de drogas: más de sesenta noticias en La Voz de Galicia, veinte en ABC, dicienueve en La Vanguardia, dieciocho en El País...
Cuando este último medio publicó las famosas fotos en el 2013, la entonces portavoz de Alternativa Galega de Esquerdas en el Parlamento de Galicia, Yolanda Díaz, preguntó a la Xunta por aquellos expedientes de ayudas y los contratos con las gasolineras de Dorado. El Gobierno de Feijóo respondió a la hoy vicepresidenta del Gobierno que los documentos habían sido destruidos tras quedar inutilizados por una inundación en el lugar donde los habían archivado. El lugar que al parecer sufrió la inundación era un almacén de un instituto de Formación Profesional en Coia, en Vigo, a más de noventa kilómetros de la sede de la Xunta.
"Aún recuerdo el frío que pasábamos en el hospital porque la empresa de Marcial Dorado que distribuía el combustible no nos lo llevaba", recuerda una profesional sanitaria que trabajó durante años en los grandes hospitales de Ferrol y A Coruña.
Feijóo ha estado muy vinculado siempre al sector sanitario, no sólo por su cargo de secretario general de la consellería de Sanidade de Romay y porque cuando Aznar hizo a ministro a su mentor en 1996, éste lo ascendió a secretario general de Gestión y Cooperación Sanitaria del Gobierno central. También porque su prima Eloína Núñez Masid, casi de su misma edad (Feijóo nació en septiembre de 1961 y ella en 1962, también en Ourense), estudió Medicina en Santiago en los mismos años en los que él se sacaba la carrera de Derecho.
Una de las primeras decisiones de Feijóo cuando llegó a la presidencia de la Xunta en el 2009 fue nombrar a Eloína, que ya había sido concejala del PP en Ourense, gerente del área sanitaria de esa provincia, y en el 2017, de la de Santiago.
Varios de los responsables de las consellerías de Sanidade de Feijóo y del Servicio Galego de Saúde (Sergas), como los gerentes de otras áreas sanitarias gallegas y de los hospitales y centros de salud que las integran, forman parte de esa misma generación que estudió Medicina en la Facultad de Santiago de Compostela. Muchos de ellos estaban también políticamente vinculados a Romay.
Hoy la Xunta ya no contrata con Marcial Dorado, pero el Sergas sí es el principal cliente público en Galicia del Grupo Eulen, la empresa que dirige en la comunidad Micaela Núñez Feijóo, hermana de Alberto y prima de Eloína.
De la generación de Núñez Masid es José Antonio Vilanova Fraga, nacido en A Laracha (A Coruña) en 1961 y licenciado en Medicina en Santiago. Nombrado gerente del área sanitaria coruñesa en abril del 2013, menos de un año después adjudicó a Eulen el mayor contrato que se ha llevado hasta la fecha, cerca de 9,7 millones entre la contrata inicial, prórrogas y modificaciones.
También pertenece a esa generación el sucesor de Vilanova, Luis Verde Remeseiro, nacido en Vila de Cruces (Pontevedra) en 1960, licenciado en Medicina en Santiago en 1984 y criado políticamente al amparo de Romay. Tras ser concejal del PP en el municipio coruñés de Abegondo, en los noventa fue accediendo a diversos cargos en la consellería de la que Feijóo era número dos y a los patronatos de las fundaciones de varios hospitales públicos.
Cuando llegó al poder en el 2009, Feijóo lo nombró gerente del área sanitaria de Ferrol. Apenas un mes y medio después, Verde contrató con Eulen la limpieza del hospital Naval de la ciudad por 210.000 euros. En el 2012 lo ascendió a gerente del área de Santiago, desde la que volvió a firmar otra adjudicación de 380.000 euros. En el 2017, Feijóo nombró a Verde a gerente de A Coruña, y a su prima, de la de Compostela.
Un caso similar es el del doctor Javier Ventosa Rial, licenciado en Santiago en 1985, nombrado gerente de Atención Primaria en Santiago nada más llegar Feijóo al poder y quien pocos meses después adjudicó a Eulen un contrato de más de 150.000 euros.
Otro ejemplo llamativo es el de José Ramón Gómez Fernández (Teo, Pontevedra, 1959), quien se licenció en Medicina en Santiago en 1983. Nombrado gerente del área sanitaria de Pontevedra en febrero del 2017, en abril de ese mismo año adjudicó a Eulen un contrato de 1,36 millones, en el 2019 otro de 1,48 millones, y en el 2021 otro de 1,54 millones. En total, 4,4 millones de euros.
Formalmente, los nombramiento de esos altos cargos sanitarios en los primeros años de Gobierno de Feijóo correspondieron a su primera conselleira de Sanidade, Pilar Farjas (Samper de Calanda, Teruel, 1960). No fue compañera de carrera de Núñez Masid ni pudo coincidir con Feijóo en en sus tiempos universitarios porque estudió en Zaragoza. Pero empezó a trabajar de médico en A Coruña, también creció políticamente al amparo de la consellería de Romay y del ministerio de Sanidad de Ana Pastor y, ya con Feijóo al frente del PP gallego, fue concejala de A Coruña y diputada provincial.
La sucesora de Farjas fue Rocío Mosquera (Gomesende, Ourense, 1956), también licenciada en Medicina en Santiago, gestora en diversos puestos en la Consellería de Sanidade de Romay en los tiempos de Fraga y nombrada por Feijóo gerente del Sergas a su llegada a la presidencia en el 2009. Mosquera fue la impulsora de una purga en la sanidad gallega, mediante la que Feijóo se deshizo de varios jefes de servicio de distintos hospitales, mediante oposiciones amañadas para entregar esos puestos a galenos afines, y que luego fueron anuladas por la justicia.
Uno de los casos más sonados fue el de la que adjudicó la jefatura del servicio de Cirugía General del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago a Manuel Bustamante, esposo de Mosquera, cuando ésta era gerente del Sergas. El represaliado fue el doctor Evaristo Varo, que había denunciado la negativa del Sergas a financiar el medicamento que precisaban sus pacientes contra la hepatitis C. Muchos de ellos murieron.
El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia anuló en el 2014 aquella oposición, que declaró manipulada para dar la plaza al marido de Mosquera. Feijóo la cesó en el 2015, pero a los dos años la nombró gerente de Galaria, la empresa pública creada por la Xunta para privatizar los servicios de tecnología sanitaria. Feijóo anunció su nombramiento un mes antes de que el Diario Oficial de Galicia (DOG) publicara la supuesta convocatoria para cubrir un puesto remunerado con cerca de 70.000 euros anuales.
Público ha contactado con dos ex altos cargos de los hospitales gallegos, que han confirmado que era habitual que los gerentes recibieran indicaciones de la Administración sanitaria para que adjudicaran contratos con las empresas del Grupo Eulen, incluso que la hermana del presidente les contactara en persona para hacer valer su influencia en determinados concursos.
"Se han repartido prebendas entre ellos y han consolidado un círculo con mucho poder", asegura una de esas fuentes, quien asegura que a algún gerente de hospital le costó el puesto no haber entregado un concurso a la empresa para la que trabaja Micaela Núñez Feijóo.
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