Este artículo se publicó hace 2 años.
Si soy víctima de sumisión química por un pinchazo, ¿qué debo hacer?
Miguel Lorente, médico forense, recomienda en primer lugar mantenerse junto al grupo de amigas, llamar a la policía y acudir lo antes posible a un centro hospitalario de referencia.
Marisa Kohan / Video: Alfredo Langa
Madrid-Actualizado a
A lo largo de los últimos días se han sucedido los casos de mujeres que han denunciado haber sido víctimas de "un pinchazo" con jeringuillas en ataques por sumisión química. Ocurrieron varios casos durante la celebración de los Sanfermines y en otros lugares de la geografía española, diversas mujeres han manifestado haber sufrido ataques similares. Es el caso de Catalunya, donde los Mossos d'Esquadra investigan seis denuncias de este tipo de agresiones con pinchazos, aparentemente sin violaciones posteriores. En todos los casos las mujeres eran jóvenes y los hechos se produjeron en discotecas y lugares de ocio nocturno.
Según el relato de diversas jóvenes, estando en lugares de ocio han sentido una punción aguda en alguna extremidad tras lo cual sienten un adormecimiento en distintas partes del cuerpo y mareos o desvanecimiento. Aún se siguen investigando muchos de estos hechos y los expertos han comenzado a analizar la situación para entender si se trata de una nueva forma de actuación para robar y, sobre todo, para ejercer la violencia sexual.
La sumisión química no es un tema nuevo, pero en las últimas semanas las noticias y denuncias sobre nuevas formas de actuación se han incrementado.
Para saber cómo actuar en casos de sospecha de sumisión química y por el método del pinchazo, hemos conversado con Miguel Lorente, médico forense y exdelegado del Gobierno contra la violencia de género.
¿Qué se debe hacer si crees que te han pinchado?
Hay tres hechos importantes a tener en cuenta en la agresión con pinchazos. En primer lugar hay que darle prioridad a la salud. Por un lado porque existe una lesión y no sabemos si la aguja utilizada tiene una dimensión mayor o menor, por tanto el pinchazo puede producir una hemorragia que no sería mortal, pero sí tendría consecuencias más graves de lo que podría parecer. También puede afectar a un nervio y generar complicaciones. Otro aspecto a tener en cuenta es que nos puede contagiar alguna enfermedad de forma casual o incluso que se haya buscado el pinchazo para provocarnos una enfermedad o un daño mayor. También está la intoxicación en sí, que significa introducir una sustancia en otra persona para manipularla o incluso intoxicarla con el objetivo de hacerle daño. En todos los casos es necesaria la toma de muestras de sangre y orina tanto para facilitar la investigación como el diagnóstico.
¿Qué le recomendaría a una mujer que crea que ha sido víctima de sumisión química?
Lo primero velaría por su salud y llamaría a un centro de referencia para este tipo de violencias, hacérselo saber a los dueños del local y al mismo tiempo llamar a la Policía. No es incompatible hacer estas cosas a la vez. Es decir, acudir al hospital y al mismo tiempo que haya personas que puedan dar detalles a la Policía sobre lo ocurrido. En el lugar de los hechos los agentes pueden averiguar las circunstancias de la agresión y ver si han quedado indicios o la jeringuilla o instrumento con que hicieron el pinchazo. No tiene por qué contarlo la propia víctima y es imprescindible asegurar el estado de salud de la de la misma.
¿Y en caso haber sido víctima de una agresión sexual?
Hay que tener en cuenta dos elementos: el estado de salud y la investigación criminal. En agresiones de este tipo a veces las víctimas no saben si quieren o no denunciar, porque los factores que rodean el caso lo dificultan. El 92% de las mujeres agredidas sexualmente no denuncian por las dudas que se pueda plantear sobre su credibilidad y por la culpabilización que se suele hacer a la víctima sobre la violencia sufrida. Es una posición cultural que pesa. A veces es difícil, sobre todo en la sumisión química, donde la dificultad para recordar lo ocurrido queda más en el aire y muchas veces deciden no denunciar de forma inmediata. Lo mejor es que si es consciente de lo ocurrido, evite dificultar la investigación con un cambio de ropa interior, lavarse o desechar la ropa interior. Eso haría que se pierdan indicios para llevar a cabo la averiguación de lo ocurrido y de la persona que lo ha llevado a cabo.
¿Existe un plazo para detectar si ha sido drogada?
No hay plazos rígidos. Siempre se dice que lo antes posible por dos motivos. Por los indicios físicos y de restos biológicos que hayan podido quedar por parte del agresor en el cuerpo de la víctima, desde pelos, restos de saliva, semen… que pueden perdurar un tiempo entre 24 a 72 horas. Si no se ducha o se lava, lo que pueda eliminar esos restos, éstos pueden permanecer más tiempo. También es importante guardar la ropa interior por si hay restos.
Otro factor que limita el tiempo es el análisis para detectar la sustancia. Aquí depende de la dosis y la vía que se ha usado para inocularlo. Es decir, un pinchazo, vía oral… Se recomienda realizar pruebas antes de las 24 horas porque son productos que se metabolizan muy rápidamente y desaparecen pronto de sangre y orina. No obstante, también pueden ser investigados en pelo y cabello y hay un margen más amplio de tiempo. En el caso del cabello, se toman muestras un mes más tarde para asegurar que el metabolismo ha llevado la sustancia al pelo. Lo importante que hay que saber, es que hay otros elementos, que los indicios y las pruebas a veces no son lo más importante. Hay que mirar el estado de la mujer, porque muchas veces los propios agresores reconocen la relación, pero dicen que ha sido consentida. Y no podemos presionar o cuestionar a la víctima. Tenemos que ver si existe un trauma, un shock capaz de haber sido provocado por una agresión y producir esta consecuencia psicológica. En estos delitos hay que abrir mucho la mirada.
¿Suben los casos de sumisión química?
Sí. Se está produciendo un aumento. Estamos viendo un incremento de las agresiones por sumisión y además un aumento de este tipo concreto a través de pinchazos.
Lo habitual es que las agresiones sexuales las realicen personas conocidas. Un 60% se producen entre personas del entorno de la mujer agredida. Esto, que es lo habitual, choca con la percepción social que tenemos de cómo se produce una agresión, que es por un desconocido que asalta a una mujer a la que no conoce. Esos estereotipos, aparte de perversos, juegan un papel importante a la hora de valorar en la investigación. Porque tienen un gran impacto a la hora de valorar si el testimonio de la víctima se considera creíble o no. Muchos agresores juegan con la confianza de la chica, diciendo que las van a llevar a casa y la víctima piensa que es poco probable que te agredan sexualmente, cuando es lo más probable.
¿Qué debería hacer la víctima? ¿Permanecer entre amigas?
Si hay una situación en la que una joven se encuentre mal por la bebida que ha consumido de forma voluntaria o que tenga dificultad para controlar lo que está sucediendo. O que sin haber tomado tanto de repente se encuentra mal, debería contarlo y permanecer con amigas de su confianza. Que sus compañeras sean conscientes de que se puede producir una violencia sexual y hacernos ver a los hombres el tipo de masculinidad que tenemos y que tendríamos que hacérnoslo mirar.
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