Opinión
China, las criptomonedas, los BRICS y las monedas digitales
Por Pedro Barragán
Economista y asesor de la Fundación Cátedra China
¿Por qué China ha cambiado su relación con las criptomonedas? ¿Por qué ha pasado de ser el epicentro del auge cripto global a convertirse en su opositor más decidido?
En la última década, China ha pasado de ser el líder en minería y comercio de criptomonedas a poner en marcha una prohibición total de casi todas las actividades vinculadas a estos activos digitales. Esta transformación no ha sido ideológica, sino el resultado del análisis y de una estrategia económica, tecnológica y regulatoria clara, basada en los intereses estructurales de los inversores y de la sociedad.
Profundizando en las criptomonedas
Las criptomonedas son activos digitales creados para funcionar como medios de intercambio sin necesidad de intermediarios como bancos o gobiernos. Funcionan en redes descentralizadas conocidas como blockchain, que viene a ser como un libro de contabilidad digital distribuido con la información organizada en bloques enlazados entre sí mediante mecanismos criptográficos y donde las transacciones se registran de forma pública. Aunque prometen autonomía financiera, inclusión digital y nuevas formas de inversión, lo cierto es que su valor, su estabilidad y su utilidad real solo se apoyan en la especulación financiera.
A diferencia del dinero tradicional, las criptomonedas no están respaldadas ni física ni institucionalmente. Su valor depende de la capacidad de revalorización percibida por los inversores, la confianza del mercado y la especulación. Algunas, como Ethereum, han ofrecido alguna función concreta, pero la gran mayoría fluctúan por rumores, modas y expectativas. No generan ingresos ni dividendos, y su precio sube o baja tan solo por lo que otros estén dispuestos a pagar.
La volatilidad es extrema: monedas como Bitcoin han perdido, en algunos momentos, más del 70 % en pocos meses, y otras han colapsado por completo. No hay garantías legales: si alguien pierde sus fondos por un error o estafa, no puede recuperarlos. Además, el sistema es técnicamente complejo y poco accesible para usuarios comunes.
Casos como Terra (LUNA), FTT o BitConnect muestran cómo algunas criptomonedas pueden desplomarse y arruinar a miles de inversores. Muchos tokens virales han terminado sin valor, atrapando a los inversores sin salida.
El verdadero riesgo de las criptomonedas no es técnico, sino que el mercado cripto es en realidad una gran burbuja especulativa. Este mercado promete una nueva revolución, pero su lógica se parece más a un casino que a una inversión, que además carece de fundamentos reales.
La situación de las criptomonedas en China
El Gobierno chino considera que las criptomonedas como Bitcoin y Ethereum no cumplen las funciones básicas del dinero. No tienen curso legal, no son emitidas por una autoridad monetaria y, por lo tanto, no tienen legitimidad para circular como medio de pago. Desde 2013, el Banco Popular de China (PBC) viene marcando distancias: primero advirtió sobre los riesgos, luego prohibió a las instituciones financieras operar con cripto y, finalmente, en 2021, declaró ilegales todas las transacciones y actividades relacionadas, incluidas la minería y el intercambio entre particulares.
En un comunicado conjunto emitido en septiembre de 2021 por diez agencias gubernamentales, incluida la Corte Suprema y el Ministerio de Seguridad Pública, se afirmó que "las actividades comerciales relacionadas con monedas virtuales son actividades financieras ilegales y están estrictamente prohibidas". En el mismo documento, se sostiene que las criptomonedas "ponen en peligro los activos de las personas y perturban el orden económico y financiero".
Hay varias razones detrás de esta postura. La primera es la estabilidad financiera. Las criptomonedas, al ser altamente volátiles y no reguladas, pueden causar pérdidas masivas a inversores minoristas y generar burbujas especulativas que afecten a la economía real. Además, al operar fuera del sistema bancario, dificultan la aplicación de las políticas monetarias.
La segunda razón tiene que ver con la prevención de delitos financieros. Las autoridades chinas han señalado que los criptoactivos son usados como vehículo para lavado de dinero, estafas, financiación ilícita y evasión de capitales. La trazabilidad parcial de algunas criptomonedas y la posibilidad de operar de forma anónima a través de redes internacionales complican la supervisión y el cumplimiento de normas de seguridad económica.
Un tercer elemento central es el impacto ambiental. China fue durante años el principal centro de minería de Bitcoin, debido a su energía barata y abundante. Pero este proceso consume grandes cantidades de electricidad y, en línea con los objetivos de neutralidad de carbono que el Gobierno ha adoptado para 2030 y 2060, la minería cripto ha sido catalogada como una actividad de "alto consumo energético y bajo aporte económico", y ha sido eliminada del mapa.
La posición de China no es la de una aversión a la innovación digital, innovación digital en la que es pionera a nivel mundial, sino que se trata de una decisión estratégica: eliminar lo que considera pura especulación e inestabilidad. Su mantenimiento supone un gran riesgo para poder desarrollar un sistema financiero digital propio, funcional y no disruptivo tanto para el inversor individual como para la economía global.
Las criptomonedas en Estados Unidos
La situación de las criptomonedas en EE.UU. combina una fuerte expansión junto a una falta de regulación clara y a una acumulación de conflictos institucionales. Aunque no están prohibidas y el país ha impulsado su desarrollo, la ausencia de un marco legal unificado genera riesgos para los consumidores y el sistema financiero. Distintas agencias —SEC, CFTC, IRS, FinCEN y autoridades estatales— aplican criterios diferentes, creando incertidumbre jurídica.
Esta fragmentación ha provocado disputas legales con grandes empresas como Ripple, Coinbase y Binance, ya que no hay una definición legal precisa de criptomoneda. Esto frena la innovación y provoca que algunas empresas se vayan a países con reglas más claras. La falta de normas consistentes ha permitido las estafas, los proyectos opacos y los colapsos como FTX, sin protecciones similares a las de los mercados tradicionales y donde miles de inversores han sufrido pérdidas millonarias. También preocupa su uso en delitos como lavado de dinero, terrorismo o ransomware (chantaje por internet), especialmente en redes y plataformas descentralizadas fuera de supervisión.
Las criptomonedas versus las monedas digitales
Frente a las criptomonedas, las monedas digitales de banco central (CBDC) son versiones digitales del dinero oficial, emitidas y reguladas por el Estado, buscando combinar la eficiencia tecnológica con el control monetario.
China lidera con el yuan digital (e-CNY) la implantación de las monedas digitales en el mundo. Desarrollado por el Banco Popular de China (PBC) desde 2014 y probado desde 2020 en decenas de ciudades y miles de comercios, el yuan digital moderniza el sistema financiero, facilita pagos incluso sin internet y puede incluir a personas sin acceso bancario. Ofrece trazabilidad, eficiencia y menor costo en transacciones, además de servir en crisis. Basta con tener un teléfono móvil para recibir, enviar o guardar dinero, sin necesidad de abrir una cuenta bancaria tradicional.
También aporta una finalidad geopolítica: internacionalizar el yuan y reducir, en las transacciones externas, la dependencia de infraestructuras financieras dominadas por EE. UU., como SWIFT. Aunque el yuan digital todavía se usa principalmente a nivel doméstico, China ha iniciado ya pruebas en transacciones transfronterizas y colaboraciones con otros bancos centrales.
Los BRICS+, las monedas digitales y la desdolarización
Los BRICS+ (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica y nuevos miembros como Egipto, Etiopía, Irán, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia, además de todos los países asociados) están impulsando el uso de monedas digitales de banco central (CBDC) para reducir la dependencia del dólar y avanzar en la desdolarización. El dólar sigue dominando los pagos, las reservas y el comercio global, dándole a EE. UU. una influencia y una capacidad de sancionar que utiliza contra el Sur Global. Las CBDC ofrecen a los BRICS+ la opción de un sistema financiero multipolar.
Además de China, Rusia también está desarrollando el rublo digital para sortear sanciones y comerciar con aliados; e India, Brasil y Sudáfrica están avanzando en fases piloto. Los BRICS+ representan más de la mitad de la población (el 54,48 %) y el 42,79 % del PIB mundial, superando al G7 (el 9,64 % de la población y el 29,10 % del PIB mundial). Las CBDC permitirán los pagos directos entre monedas nacionales, con menor costo y mayor autonomía, e incluso se está planteando una moneda digital conjunta de los BRICS+. Ya existen acuerdos de comercio a nivel internacional en yuanes digitales y en rublos digitales, señal de que el cambio gradual ya ha comenzado.
Los BRICS+ ven en las monedas digitales una herramienta para reforzar su autonomía económica, reducir puntos débiles frente a sanciones y avanzar hacia un orden financiero internacional más justo y equilibrado. La tecnología digital no elimina al dólar, pero puede debilitar su hegemonía al ofrecer alternativas reales, funcionales y soberanas.
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